Adultos mayores y redes de apoyo
"Para su bienestar físico, sicológico y social, el individuo requiere su integración en redes sociales comunitarias".
La proporción de personas mayores está aumentando rápidamente en todo el mundo. Según se calcula, entre 2015 y 2050 casi se duplicará, pasando de 12 a 22%. En números absolutos, el aumento previsto es de 900 millones a 2.000 millones de personas mayores de 60 años.
Dicho envejecimiento no se limita al declive de las estructuras y funciones corporales y a las secuelas en el funcionamiento y la participación social, también involucra procesos patológicos previos, experiencia y factores sociales en las etapas avanzadas de la vida.
Entendiendo que las personas conviven dentro de una comunidad, es relevante considerar las redes con las que se relaciona, comprendiendo que éstas corresponden a relaciones colaborativas a través de las cuales se intercambian recursos e información (Aranda y Pando, 2013; Montes de Oca, 2003).
Las redes de apoyo constituyen la base sobre la que se dan las ayudas que las personas requieren; se estructuran y toman sentido los roles sociales; contribuyen al sentimiento de pertenencia y generan la integración social. En edades avanzadas evita el aislamiento (Pillemer et al, 2000) e inciden y cobran importancia en la calidad de vida de las personas mayores.
Entre las redes sociales de apoyo para adultos mayores se distinguen las redes familiares, las redes de no familiares (amigos, vecinos, compañeros de trabajo, conocidos, etc.), las redes comunitarias y aquellas vinculadas con instancias gubernamentales. La diferencia entre las redes familiares y no familiares está dada por los niveles de proximidad, confianza e intimidad, intensidad de la relación y reciprocidad entre pares.
Las redes de apoyo tienen un importante significado para la calidad de vida de los adultos mayores no solamente en la mejoría en el plano de apoyo material e instrumental, sino también por el impacto en lo emocional. Todas las personas están inmersas en múltiples redes sociales a lo largo de su vida. Sin embargo, pertenecer a una red social no significa que el apoyo sea constante.
Para su bienestar físico, sicológico y social, el individuo requiere su integración en redes sociales comunitarias, redes que contienen y canalizan la afectividad y en las que se vuelca la capacidad de solidaridad y responsabilidad hacia el otro, redes que confieren identidad y sentido.
Paola Pérez Guala, jefa de carrera Enfermería Universidad Santo Tomás (UST) Osorno