Vivienda y previsión
La crisis habitacional, según expertos, es la peor de los últimos 30 años, con un déficit directo de 641.000 viviendas, a lo que debemos añadir cerca de 400.000 en situación de fragilidad habitacional, o que están en dificultad para el pago del arriendo, por lo cual el déficit habitacional supera el millón de familias.
Una forma directa de hacer frente a esta gran crisis habitacional, es articular de buena manera los ahorros previsionales en pro de la vivienda propia, y dos son los principales mecanismos. En primer lugar, fortalecer la capitalización individual de tal manera de volver al financiamiento a bajas tasas y a plazos de 30 años, lo cual hace más accesible el sueño de la casa propia, sobre todo para la clase media. En segundo lugar, que toda la cotización adicional que se está discutiendo, tenga la posibilidad de liquidez para ser usada como pie habitacional, lo cual a la vez incentivaría la cotización formal y por el total de los ingresos.
La vivienda y la previsión deben ir de la mano y así evitar que futuros pensionados no tengan su vivienda propia. Eduardo Jerez Sanhueza
Cambio de paradigma
A la luz de los categóricos resultados del plebiscito, era absolutamente razonable y esperable que el Gobierno diera una señal de moderación en su agenda. Y así lo hizo cuando hace algunos días presentó las indicaciones a la Reforma Tributaria, que si bien van en un sentido correcto, están lejos de ser suficientes.
Más allá de comentar normas o indicaciones específicas, la reflexión de fondo que debiesen hacer las autoridades es: ¿necesitamos realmente una reforma tributaria enfocada en la recaudación?, ¿o acaso no será mejor una reforma tributaria cuyo foco sea derechamente fomentar la inversión y el crecimiento económico?.
La pregunta cobra validez después de la votación del pasado 4 de septiembre e implica un cambio de paradigma, fundado en que el país fue claro en decir que quiere cambios sociales, pero antes, que necesitan que se les garantice la estabilidad social, la seguridad en las calles y el progreso económico, en momentos en que la desaceleración y la inflación están causando estragos en la vida cotidiana de las personas, quienes tienen problemas incluso para llevar comida a sus casas por los excesivos precios y el poco poder adquisitivo.
¿Cuál podría ser la primera señal? Sin duda, replantear la desintegración del sistema es clave, pues vuelve a complejizar un área que ha sufrido varias modificaciones durante los últimos años, así como reformular de verdad el impuesto al patrimonio e impedir una fuga de capitales, especialmente si consideramos que el Banco Central ya proyectó una posible recesión económica para 2023.
Erick Kessler
Monarquía británica y poder
Incansablemente en los medios de comunicación se habla del rol simbólico de las monarquías y su escaso poder político. Sin embargo, la monarquía británica tiene dos ámbitos de poder, por un lado, todo lo que corresponde a la representación ceremonial de un jefe de Estado, y por otro, algunas atribuciones más grises que se expresan al momento de influir en la construcción de ciertas leyes.
Elisabeth II durante su reinado logró con cierta maestría la transición de Reino Unido de un imperio global a una potencia de segundo orden. La creación de la Commonwealth of Nations, institución que agrupa a las antiguas colonias del fenecido British Empire, le permitió a la corona acrecentar su importancia en el ámbito de las relaciones internacionales.
La monarquía británica al unísono que las de Bélgica, Holanda, Noruega y Suecia, se presenta como un hilo unificador de las naciones y los países en los cuales detenta la jefatura de Estado. Por eso los divorcios de algunos de los miembros de la Casa de Windsor fue un asunto de Estado, ya que influía en la persona que heredaría la corona. En este contexto quizás la magia de esta familia consiste en transformar su vida personal en un asunto de interés nacional.
Otro ámbito del ejercicio del poder de la Casa de Windsor es su influencia a la hora de redactar cierta legislación. The Queen's Consent (Consentimiento de la Reina), es una convención del Parlamento de Reino Unido bajo la cual se solicita el consentimiento de la corona en cada proyecto de ley que emane de los debates parlamentarios en que se afecte las propias prerrogativas o intereses de la familia real (bienes personales, herencias y competencias legales). También existe el "consentimiento del Príncipe" que es una doctrina similar para el Príncipe de Gales.
Los monarcas ingleses cuentan con un poder que se ejerce en las penumbras de los debates parlamentarios, escapando de cualquier mirada escudriñadora de las instituciones políticas o de los medios de comunicación. Sumado a lo anterior, las reuniones semanales con el primer ministro, la extensa red de familiares que trabajan en el Estado y en las empresas privadas, le dan un poder de lobby que ya lo quisiera cualquiera compañía privada.
La monarquía británica ha sobrevivido a guerras, revoluciones y gobiernos de diferentes colores políticos, conservando la jefatura de Estado en el Reino Unido y en algunas excolonias. Algunos medios de comunicación colaboran en proyectar una imagen pública de la familia real, los cuales informan sobre las intrigas en Buckingham. En definitiva, los Windsor han construido su poder en publicar su vida cotidiana en la esfera pública, dejando espacios grises sobre un rol político que supuestamente no tienen.
Marcelo Valenzuela, investigador Facultad de Comunicaciones y Artes, Universidad de Las Américas
"Lógica del enemigo"
La misma lógica que plantea el distinguido lector Adolfo Paúl Latorre, quien sugiere que el 38% que votó Apruebo (casi cinco millones de ciudadanos) quería "destruir Chile", es la que se siguió para excluir del debate constitucional al 22% que no quería cambiar la Constitución del '80. Es necesario superar esta lógica del enemigo y concebir la democracia como un proceso deliberativo y no simplemente agregativo.
Después del 4 de septiembre ha quedado claro que no basta con sumar los votos para representar correctamente la voluntad popular.
Lorenzo Miranda Morales
Boric y la prensaBoric molesto con las preguntas incómodas, ¿en qué quedó su valoración del rol del periodismo?.
Eduardo Alarcón