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La majestuosidad de la naturaleza, la historia de su diseño, lo imponente de su pileta son parte de los atractivos que transforman a la plaza de Armas de Osorno en una de las 10 más hermosas del país.

Una belleza patrimonial y arquitectónica que aún logra sobresalir en medio de la fealdad y descuido de edificios y locales emplazados en su entorno. Inmuebles con paredes rayadas, ventanas tapizadas con planchas de zinc, las ruinas de un edificio que hace 3 años fue consumido por el fuego, son parte del mal aspecto que paulatinamente rodea al espacio público más importante de la comuna.

El colorido de las flores en primavera y de las hojas en otoño son perfectamente acompañadas con construcciones históricas como la catedral San Mateo o los edificios Consistorial de la Municipalidad, de la Sago, del ex Gran Hotel, del ex Banco Osorno-La Unión, entre otros.

La cara opuesta, la desidia de propietarios públicos y privados que no han tenido ningún respeto por los osorninos y los visitantes, a quienes ofenden visualmente cada vez que miran sus inmuebles carentes de toda mantención.