Correo
Plazuela Yungay y remodelación
Escuché a muchas personas decir "esto ya no tiene nombre". No señora, no señor: esto tiene nombre y apellido y se llama negligencia y aprovechamiento. Negligencia de la autoridad competente, léase quien tiene que hacer recepción de la obra y quienes aprobaron un proyecto que no reunía los requisitos de funcionalidad y estética, que son los principios básicos por los cuales se orienta la opinión pública, los usuarios finales de una obra que apunta al bienestar de la comunidad. Aprovechamiento de los recursos públicos a través de empresarios que se conocen todos los tomos del "Cateo de la Laucha" para abaratar costos, pasar dineros por debajo de la mesa, declararse en quiebra o solicitar el aumento de presupuestos (aludiendo a las consecuencias de la pandemia por supuesto) y un largo etcétera que ya todos conocemos.
Últimamente nos hemos tenido que acostumbrar a "disfrutar" de verdaderas obras de arte al mal gusto en nuestra ciudad, en la cual se han dilapidado cientos de millones de pesos (si llegan a dar escalofríos, sobre todo al recordar la pista de hielo del Parque Chuyaca). Lo más cansador resulta que una autoridad responsabiliza a otra y nadie asume al final. Y queda esa sensación de estafa social.
Ricardo Cea
Elecciones y transparencia
Enfrentados al próximo evento eleccionario del 4 de septiembre, sin embargo hoy hay grandes dudas si contará con la debida transparencia y fidelidad, se plantea la conveniencia de invitar a algún organismo veedor internacional, lo que evidentemente sería muy tranquilizador.
José Manuel Caerols
Personas en situación de calle
Hablar de personas en situación de calle comprende lecturas críticas en torno a la multicausalidad y multidimensionalidad, lo que incide en la construcción social del complejo fenómeno que afecta a un número importante de personas en Chile. El frío y la lluvia invernal invitan a reflexionar y actuar, reconociendo las prácticas sociales desplegadas en aras de avanzar en dignidad y superación, como también, pensar en los desafíos éticos que implica su erradicación.
Bajo este convulsionado escenario en que habitamos las ciudades, signado por lo que develó la pandemia en materia de desigualdad socioeconómica, carestía, hambre, pobreza y vulneración de derechos fundamentales, las cifras del segundo catastro nacional de personas en situación de calle de 2011 llegaron a 12.255 individuos.
La Fundación Gente de la Calle, según información recogida del Registro Social de Hogares anexo calle, refiere que para el año 2020, 15.501 personas se encontrarían en situación de calle. Esta información ha sido cuestionada por distintas organizaciones de la sociedad civil, tanto por la cifra como también por la utilización del registro social como instrumento para conocer la magnitud y complejidad del fenómeno.
Si bien el Ministerio de Desarrollo Social y Familia dispone de una oferta diversa de programas que permiten actuar con las personas afectadas, como el Plan Protege Calle, la Red Calle Niños, el Programa Calle, los Centros Temporales para la Superación, el Fono Calle y Noche Digna, existen organizaciones de la sociedad que apuestan por avanzar en la construcción de políticas públicas desde el enfoque de derechos que contribuyan a su erradicación.
Lo expuesto interpela a las autoridades, a los ciudadanos, a los actuales y futuros profesionales, constituyéndose en un desafío ético-político, en pensar reflexiva y críticamente el diseño e implementación de políticas públicas abordando la multidimensionalidad del fenómeno, siendo un derecho a garantizar la vivienda digna como alternativa de superación y erradicación.
Yerko Toledo, académico de la carrera de Trabajo Social UDLA
La cocina: triunfo del Rechazo
En la firma del acuerdo por la paz, del año 2020, que dio inicio al proceso constituyente, muchos de los actuales aliados del Presidente Boric señalaban que "no se prestaban para este tipo de acuerdos" y que esto solo era la "demostración de la política de la cocina", que señalaban como un actuar que va en contra de los intereses "del pueblo".
Meses después, muchos de ellos se juntan para arreglar un texto que iba camino a la derrota electoral. Aún no sabemos qué va a pasar, pero lo cierto es que nadie arregla algo que siente es triunfador, que tiene alta valoración o que, por lo menos, tiene potencial. La cocina nunca estuvo muerta y si la necesito, es buena.
La pregunta del ciudadano de a pie, usualmente el elector, debe ser por qué este gobierno y sus aliados pretende solucionar un problema a 3 semanas del plebiscito, siendo que tuvieron varios meses para ponerse de acuerdo.
Más allá de la profundidad o no de los cambios acordados por el Ejecutivo y su conglomerado, resulta llamativo otro factor: comprometerse a cambios sin tener los votos y el respaldo político asegurados. Es arriesgado, por lo menos. Huele a desesperación.
Antes del plebiscito, el rechazo tuvo su primer triunfo. Que la elección se juegue en su cancha, la de las reformas. Ese será el eje de los próximos días.
Charles De Gaulle decía que "la política es algo demasiado serio como para confiárselo a los políticos". El problema del gobierno, el 5 de septiembre, si pierde el Apruebo, será demasiado grande, pero a alguien había que confiárselo.
Javier Pérez Barrientos, máster en Comunicación Política
Recesión a la vista
El problema es que si, en promedio, las expectativas de los agentes económicos apuntan hacia una recesión en 2023, lo más probable es que efectivamente termine habiendo una. Esto es una suerte de profecía autocumplida.
Si se espera una recesión, los agentes económicos actuarán en consonancia a esa expectativa, invirtiendo menos y gastando menos. El resultado más probable entonces será una caída en el Producto Interno Bruto (PIB).
¿Se puede hacer algo? Intentar combatir las expectativas pesimistas con políticas que las apuntalen. Para ello, el rol que pueda cumplir el ministro de Hacienda es clave. Un papel activo, con medidas pro crecimiento y dibujando un escenario optimista sobre la base de fundamentos sólidos, podría hacer cambiar los ánimos pesimistas, generando las condiciones para un crecimiento -o una caída no tan abrupta- de la actividad económica.
Rodrigo Montero, académico de la Universidad Autónoma