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Osorno para no olvidar: El río De las Damas y su pasado lleno de esplendor

El cauce fue de especial relevancia en la repoblación de la ciudad en 1796 y, luego, desde mediados del siglo XIX, para el desarrollo económico e industrial. Su belleza natural inspiró a poetas decimonónicos y también al periodismo local.
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A partir de la refundación de la ciudad de Osorno en 1796, obra donde cabe una decisiva participación al entonces gobernador de Chile, Ambrosio O'Higgins, el río De Las Damas nuevamente comenzaría a prestar significativos beneficios a los repobladores.

En 1794, el piloto de la Real Armada Española José de Torres fue encomendado por el Gobernador a realizar mediciones de la distancia entre Maullín y Osorno. El soldado hispano describe de la siguiente manera al río De Las Damas: "Se halla a la parte norte de la ciudad y nace de un hualve o pequeño arroyo al pie de la cordillera, entra en el de las Canoas (actual Rahue) como a 500 varas al noreste del fuerte de San Luis de Osorno (actual Fuerte Reina Luisa); es de poco caudal en el verano, vadeándose a pie, pero no así en el invierno, pues habiéndose fabricado próximo a su desagüe un puente de cuatro varas de alto y tres de ancho, en una avenida se lo llevó saliendo de madre más de 200 varas".

Esa descripción geográfica nos revela que es un río de régimen pluvial, con altas crecidas en invierno a consecuencia de las intensas precipitaciones y bajas en su caudal, al precipitar menos en los meses boreales, incidencia relevante para explicar algunas de las causas de su actual contaminación.

Al igual como en los primeros años de la fundación de Osorno (1558-1604), en el periodo de la refundación el río De Las Damas cumplió innegables servicios a la población junto al río Rahue: "…le proporcionan abundantes y buenas aguas, los que no pueden producir ningún mal olor sobre ella (se refiere a la ciudad de Osorno) porque la superficie del terreno es bastante elevado sobre el nivel de estos ríos". 2

En cuanto a paseos públicos, "el puente del río De Las Damas queda a la entrada de la ciudad por la parte del oeste. Su extensión es de 160 varas de largo, sobre la caja de dicho río y un bajo inmediato, y cuatro de ancho, construido de madera; también hay afuera de este puente un llano limpio de seis cuadras de extensión donde se celebran carreras de caballos".

En esos años, una de las mayores atracciones eran las carreras de caballos, que convocaban a una gran muchedumbre de la ciudad y zonas rurales, instalándose las animadas y alegres ramadas alrededor de la cancha.

Pilar del auge industrial

Sin duda, la mayor utilización del río fue desde la perspectiva económica, especialmente en las últimas décadas del siglo XIX, convirtiéndose en uno de los pilares fundamentales en el desarrollo industrial de Osorno.

En sus márgenes se instalaron una serie de industrias vinculadas a los rubros de la curtiembre, destilería, charqueo, alcoholes y molineras, en su mayoría propiedad de los recién llegados inmigrantes alemanes.

Sus aguas sirvieron para generar energía hidráulica, se extrajeron peces para su consumo y también como medio de transporte para el traslado de grandes troncos, desarrollándose una incipiente actividad maderera.

Su preponderancia en las diversas actividades humanas se manifestaba, por ejemplo, en que la segunda arteria comercial más importante de aquellos años se denominaba De Las Damas, hoy conocida como la calle Manuel Baquedano.

En el periodismo y poesía

Además, uno de los periódicos que circulaban en Osorno recibía el nombre de El Damas. Su primera editorial señalaba lo siguiente: "Un nuevo ser abre por primera vez los ojos a la luz de la vida en el mundo de las letras. Aparece como iluminado por un benéfico rayo de sol, acariciando por el soplo de perfumada brisa i nacido lánguidamente por la sagrada corriente de un río. Su bautizo procede, pues, que haya nacido arrullado por el murmullo del 'Damas' que como silencioso i dócil lamiendo los pies de la ciudad i alimentado los establecimientos industriales fabricados en sus orillas". 3

A fines del siglo XIX, los espejos de agua del río De las Damas, engalanados de hermosos parajes naturales, eran motivo de inspiración para los amantes de la poesía. Es así como invitaba a los émulos de grandes poetas hispanoamericanos a crear prosas en sus márgenes.

El 19 de marzo de 1882, el periódico "El Damas" público una poesía con el seudónimo de Afemo titulada "A orillas del Damas":

Yo tengo un lugar querido,

donde voi a consolarme cuando estoi entristecido.

I allí oculto y escondido, cuando lloro he de cantar.

Allí el sol de la mañana penetra en la enramada.

I con sus tintes de grana,

matiza la flor galana. En su tallo balanceada.

Allí la brisa serena jugueteando con las flores.

I meciendo a la azucena. Aquel espacio lo llena

de perfumosos olores.

Allí el pájaro que canta, escondido entre el follaje,

al cielo su voz levanta. I cansado su garganta,

riza o puja su plumaje.

Allí lamiendo las ramas y limpiando las raíces.

Vestida de ovas y lunas.

Se arrastra dócil el Damas. Por su sobre guijarros grises.

I sigue manso y sereno. Después que pasa un recodo.

Como temiendo el terreno que fuera estrellar su seno.

Contra ribera de lodo.

Se desvanece blanca espuma. I acelera su corriente; forma oleaje de repente. Como rizada pluma.

I es allí donde suspiro. Donde lloro y donde canto.

Pero al fin allí respiro. Porque todo lo miro.

Me consuelan con mi llanto.

I de ese lugar querido. Salgo alegre en la mañana. Como un pájaro del nido. I del color que he sentido. Mi vida se hace liviana.

Afemo, Osorno 1882.