Impuesto a los combustibles
Un grupo de parlamentarios ha solicitado al Gobierno que se elimine de manera transitoria o permanente este tributo. El virus sincicial causa enfermedades respiratorias que pueden significar la hospitalización, especialmente de los niños menores de dos años.
Hay preocupación en los consumidores por las continuas alzas en los precios de la gasolina. La de esta semana fue de $20,5 por litro y analistas han dicho que de no mediar una acción el Gobierno, las bencinas pronto llegarán a $1.500, lo que no sólo impacta en el bolsillo de las personas, sino que también tiene efectos en la inflación. Por ello es que parlamentarios han llamado al Ejecutivo a generar medidas que permitan bajar el precio de las bencinas a través de una modificación del impuesto específico a los combustibles.
El ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Giorgio Jackson, ha indicado que se estudia la fórmula de que los consumidores individuales, que tienen su auto y se mueven para trabajar o para llevar a sus hijos al colegio y que tienen un consumo bajo de gasolina, puedan tener una devolución de este impuesto específico. Rebajar o eliminar este tributo es una idea que se ha planteado con fuerza en los últimos meses, debido a los altos precios que han alcanzado las gasolinas. Incluso hay proyectos que han presentado parlamentarios y que se encuentran detenidos en el Congreso. En abril, la sala de la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de resolución que pidió al Presidente Gabriel Boric eliminar de manera permanente o transitoria el impuesto específico. Entonces, se estimó que eliminar este tributo permitiría una rebaja de más de $400 en el precio de la gasolina a los consumidores.
En los últimos meses las gasolinas no han dado tregua y esto se ha traducido en sistemáticos aumentos en los precios. Aun con los cambios realizados ahora al Mecanismo de Estabilización del Precio de los Combustibles (Mepco), los precios suben fuerte.
Hay quienes dicen que el impuesto específico ya cumplió con su objetivo. Es más, como las carreteras son concesionadas y las construyen consorcios privados, se condena al automovilista a una doble carga: a pagar peajes a los privados que hicieron las obras y, además, a pagar el citado tributo de beneficio fiscal, lo que es carente de toda lógica.
El impuesto específico deteriora la condición de desempleo y caída de los ingresos de las familias, a la vez que se transforma en un generador de mayor inflación. Es un problema que requiere una solución definitiva y no de paliativos momentáneos.