Hombre hizo macabra confesión: dijo que mató en su esposa y la enterró en una pesebrera
CLUB DE CAMPO. El trabajador habría asesinado a su mujer en 1998, desde cuando estaba desaparecida. La PDI desenterró osamentas, ropa y un cuchillo que habría sido utilizado en el crimen. Empleados del lugar están impactados con el hallazgo.
Impactados se encuentran los trabajadores del Club de Campo de Osorno, tras el hallazgo de un cuerpo enterrado en una pesebrera del área de polo del recinto deportivo ubicado en la ruta 215 a Puyehue.
El hecho quedó al descubierto con la macabra confesión que hizo el ex trabajador esporádico Carlos Silva, de 65 años, quien le dijo a una de sus hijas que mató a su esposa Marisol Abello Mancilla en 1998, cuando ella tenía 31 años, y la enterró en el recinto ecuestre. La mujer estaba extraviada desde entonces.
Ambos estaban casados desde 1983, relación de la cual nacieron Marisol (38 años), Ruth (28 años) y José (26 años).
Hallazgo
Carlos Silva actualmente está aquejado por diversas afecciones y, sorpresivamente, reveló que asesinó a su esposa, terminando así con una gran mentira que mantuvo en secreto por 24 años. Engañó a sus hijos, a su familia y también su entorno laboral.
"Todo era mentira. Trabajo hace 37 años aquí y siempre le creí su historia. Es algo muy fuerte e impactante lo que hizo. Ella era una linda joven y tenía a sus hijos pequeños. Yo siempre pensaba que aunque sea muy mala madre, siempre volvería a buscar a sus hijos y eso me llamó la atención, porque nunca pasó. Y claro, ella estaba muerta aquí en la pesebrera", comentó Ricardo Arismendi, trabajador del Club de Campo de Osorno.
El cuerpo fue desenterrado la jornada del lunes por personal de la Policía de Investigaciones (PDI) de Osorno y Puerto Montt, quienes excavaron en la tercera de ocho pesebreras, ubicada a 200 metros del camino viejo a Puyehue.
"Como club lamentamos este hecho ocurrido hace 24 años. Hemos puesto todo de nuestra parte para el trabajo de la policía y el desarrollo de las diligencias que permitan aclarar este crimen que termina con el hallazgo del cuerpo", expresó la tarde de ayer Raúl Albrecht, presidente del Club de Campo.
Reacciones
La excavación en la pesebrera aún estaba abierta ayer y en una orilla había un par de velas encendidas por los trabajadores del club, "para tranquilidad del alma de la fallecida", indicó el funcionario Willy Aravena.
"Es muy fuerte todo esto. Llegué a trabajar y supe la historia de vida de Carlos y el esfuerzo por sacar adelante a sus tres hijos. En las temporadas de campeonato, él vivía acá con sus hijos, en la misma pesebrera, celebró la Navidad, el Año Nuevo, cumpleaños de los chicos aquí y bajo tierra estaba el cuerpo de su esposa. Es algo que no tiene nombre. Fue un ejemplo de padre en esos años y ahora aparece este crimen, ¡no tiene perdón de Dios!…".
Pablo Hernández, trabajador del Club, aún sorprendido por la noticia y con la voz entrecortada, reconoce que la noticia le afecta. Perdió a su padre y veía en su colega esa protección y cuidado que le entregaba. Compartía con sus hijos, con los que actualmente sigue en contacto.
"Uno lo admiraba. Era un gran formador de caballos de polo, sacrificado y un ejemplo de esfuerzo. Llegué a los siete años como banderillero en las competencias y siempre lo admiré. Ahora es muy fuerte enterarse que era mentira que su señora lo había dejado, que la asesinó y estuvo enterrada aquí. Comprendo bien lo que están pasando sus hijos, es muy doloroso todo esto", manifestó.
Hernández estuvo presente cuando fue desenterrado el cuerpo y comentó que "estaba aún con ropa y había un cuchillo, incluso tenía su anillo donde estaba la inscripción de la fecha de la boda".
Una misteriosa mujer…
El trabajador confesó un hecho paranormal que, según su versión, ocurría en el lugar. Dice que nunca lo creyó, pero quedó estupefacto al ver la ropa que estaba enterrada junto al cuerpo, la que coincidía con la mujer, o "alma en pena'', que se aparecía por las pesebreras, de acuerdo al relato de los empleados.
"Los colegas veían a una mujer que deambulaba con una chaqueta de jeans y una falda verde. Ingresaba a las caballerizas… ahora creo y entiendo todo. Era ella y buscaba justicia, porque lo digo, las vestimentas corresponden a las que tenía el cuerpo enterrado y que, según un familiar, serían las que llevaba la víctima la última vez que la vieron con vida", indicó.
Este medio se contactó con dos hijos del trabajador y la víctima, quienes señalaron que por ahora no se referirán al tema, ya que la noticia los tiene muy afectados y esperan el desarrollo de las diligencias, así como el resultado de los exámenes de ADN para confirmar la identidad de los restos.
"Estaba aún con ropa y había un cuchillo, incluso tenía su anillo donde estaba la inscripción de la fecha de la boda".
Pablo Hernández, Trabajador del Club de Campo