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Octubre con Madrid, para la construcción del templo parroquial tan esperado por los fieles del lugar.

La congregación del Verbo Divino asumió el liderazgo espiritual en el sector, así como el trabajo para concretar la construcción de la estructura que sería la morada de Dios y el refugio de fieles y vecinos de uno de los sectores más vulnerables de la comuna. De hecho, el templo que comenzó a ser construido a fines de 2018 contó con el importante aporte de la Fundación Cultural Nacional, sumado a la colaboración de decenas de fieles y vecinos, así como aportes del sector público y privado.

El 29 de diciembre del año pasado fue abierta a la comunidad la nueva parroquia, donde el padre Adam Lugowski, misionero del Verbo Divino, entregó su mensaje de agradecimiento al trabajo conjunto que realizaron por más de una década, que también marcó el fin de su estadía como parte de la diócesis local, ya que fue reubicado por su congregación en Villa Alemana (región de Valparaíso). En su reemplazo llegó el sacerdote Aures Da Silva, proveniente de Benin, África central.

"Este templo, al igual que el amor de Dios, es un don gratuito. Un don que hemos recibido sin merecerlo, no hemos sido nosotros quienes lo construyeron; en primer lugar, es Dios quien edifica su templo, para Él, para nosotros, para darle culto, pero también porque Él eligió este lugar porque quiso habitar acá. Agradecemos esta posibilidad de tener un templo que por 14 años anhelamos y por fin hemos conseguido, que se nos ha dado, regalado y con gratitud de corazón, lo recibimos. Quiero dar gracias a Dios", señaló en la ceremonia realizada el 29 de diciembre del año pasado.

Un ejemplo

Monseñor Jorge Concha explicó que el inicio o continuidad del trabajo realizado por las comunidades católicas y quienes se han sumado, fue en tiempos de muchas dificultades generadas por la crisis social, sanitaria, política, bélica, entre otras que se viven en el mundo.

"Lo más importante es que este trabajo nace completamente desde la comunidades católicas, a las que se van sumando vecinos, organizaciones y organismos que permiten que estos templos mantengan la iglesia viva y presente en sus sectores. Los templos son signos de unidad y espiritualidad, que son el factor común que moviliza a las personas. Son un testimonio de unidad y de cristianismo, porque finalmente lo que construimos y reconstruimos es la casa de Dios", manifestó el religioso franciscano.

Agregó que hasta hace 20 años atrás, en esta zona del país, muchos templos y otras infraestructuras fueron levantadas gracias a los aportes provenientes de fundaciones o congregaciones extranjeras, principalmente de Europa y Estados Unidos. Realidad que fue reemplazada por la colaboración conjunta entre la iglesia, las comunidades locales y organismos públicos y privados.

"Es muy reconfortante para el espíritu de todos, tanto de quienes trabajaron de forma directa como de quienes pueden disfrutar de estas construcciones que también son un aporte arquitectónico, cultural y patrimonial para sus sectores. Como diócesis hemos apoyado a cada uno de ellos y si bien nunca queremos ver destruidos los templos, es un factor que puede ocurrir con las cosas materiales. Lo importante es que la Iglesia, la fe y la espiritualidad permanecen firmes y permiten que lo material se pueda recuperar", reflexionó el obispo.