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Agregó que otro problema que se agudiza es la crisis hídrica, ya que muchas familias quedan sin agua potable y se ven obligadas a recibir agua en camiones aljibe, lo que se podría evitar con una mejor planificación y fiscalización. Según explicó, en ese punto también está la elaboración de pozos profundos para las parcelas de agrado, cuyos residentes no usan de manera eficiente el agua, ya que riegan grandes extensiones de jardines ornamentales (pasto) y llenan piscinas en época de verano, lo que aumenta la presión sobre el recurso hídrico disponible.

"En el caso de los loteos de menos de 5 mil metros cuadrados, no todos cuentan con fosas sépticas adecuadas y van sumando hoyos negros que también son focos de contaminación a las napas subterráneas y suelos, especialmente cerca de personas que cultivan la tierra para su abastecimiento y producción a pequeña escala comercial. No existen plantas de tratamiento, aunque es una necesidad que aumenta cada día. Como ejemplo está el caso de Pichil, donde el propio estado construyó un pequeño villorrio con una planta adecuada para ellos, pero el crecimiento a su alrededor obligó a trabajar en proyectos nuevos. La falta de alcantarillado y plantas de tratamiento es un tema ajeno a la planificación, porque como estas parcelaciones y loteos crecen sin control y ordenamiento, cuando quieran implementarlos se darán cuenta que no están los espacios necesarios en la faja pública y la propiedad privada será un freno, como ya ocurre", explicó la presidenta de la comunal rural.

Suelo agrícola

Debido al impacto que genera este fenómeno en los campos de la provincia y el país, actualmente el Senado está analizando una moción que regula la división de los predios, con el objetivo de resguardar los terrenos que son agrícolas emplazadas en zonas adyacentes a las ciudades para evitar, por ejemplo, la subdivisión por derechos en loteos menores a 5 mil metros cuadrados con fines habitacionales y no agropecuarios.

Entre los puntos que propone la iniciativa senatorial está que los predios rústicos, esto es, "los inmuebles de aptitud agrícola, ganadera o forestal ubicados fuera de los límites urbanos o fuera de los límites de los planes reguladores intercomunales, podrán ser divididos libremente por sus propietarios siempre que los lotes resultantes tengan una superficie no inferior a 5 hectáreas físicas".

Agrega que "se podrá subdividir un predio rústico en menos de 5 hectáreas cuando el objeto de esta subdivisión sea para un proyecto habitacional de vivienda social, a ser construido con subsidios estatales y para equipamiento comunitario, incluyendo edificaciones propias de los servicios sanitarios rurales".

Sergio Willer, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (Sago) y vicepresidente de la Corporación de la Carne (Corpcarne), explicó que lo que ocurre en las zonas rurales, principalmente cercanas a las ciudades, está relacionado con la falta de planificación y ordenamiento por parte del Estado.

"Esta falta de vinculación entre organismos públicos para planificar y ordenar oportunamente los territorios acarrea una serie de problemas, partiendo por dejar que se quite sin ningún problema suelo agrícola y del más valioso, porque tenemos que pensar que las ciudades en su concepción se asientan en torno a los valles con los suelos más fértiles para abastecerse de alimentos justamente. Eso parece que pasa a un segundo plano, pero la verdad es que las zonas rurales aún conservan esas características fundamentales para la producción agropecuaria", dijo Willer.

Enfatizó que los problemas sanitarios generados por este tipo de crecimiento poblacional son evidentes, pero sin que sea detenido por los organismos del Estado pertinentes. Aseguró que al no existir sistemas de alcantarillado o plantas de tratamiento, la contaminación está siendo constantemente depositada en el suelo, lo que llega a las napas.

"La crisis hídrica está reforzada por este poblamiento sin orden ni respeto a la realidad que existe en los campos, donde hay sectores con falta de agua y donde nunca ha estado disponible en abundancia. Entonces dicen 'no hay agua en el campo' y es efectivo, pero porque nunca tuvieron aguas superficiales o en abundancia. Además, para eso nacen los APR, pero como las parcelaciones de agrado y loteos de derechos aparecen como callampas por todos lados, impiden planificar el acceso al agua potable o de riego", explicó el dirigente gremial del agro.

Agregó que también se generan problemas entre las comunidades que siguen realizando labores agrícolas en zonas destinadas para ese tipo de actividades con los habitantes de las parcelaciones de agrado.

"Los agricultores o ganaderos pasan a ser una molestia por sus faenas propias rurales para quienes llegan a darle usos distintos a los campos y eso no es posible que ocurra. Esto también está ligado con la falta de oportunidades y apoyo a las labores agropecuarias, principalmente a menor escala por el mismo Estado, que no fomenta la transferencia de tecnología ni apoyo económico para desarrollar sus labores que son finalmente las que generan abastecimiento alimenticio. Es necesario que se amplíe la planificación hacia los campos, pero incluyéndolos no limitándolos, porque no podemos seguir en la senda de privilegiar la urbanización por sobre el campo y el medio ambiente. Los efectos futuros serán lapidarios y sin oportunidades de retorno, ya que estamos hablando de recursos no renovables, como es el suelo, que una vez perdido es muy difícil de recuperar", argumentó Willer.