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ENTREVISTA. PEDRO MURÚA, científico y académico del Instituto de Acuicultura de la Universidad Austral de Chile (UACh), Sede Puerto Montt:

"El océano en Chile tiene desafíos en términos medioambientales"

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Erwin Schnaidt

Es uno de los diez científicos del mundo que estudian las enfermedades que afectan a las algas marinas. Es el único de Latinoamérica en su campo y está trabajando en la sede Puerto Montt de la Universidad Austral de Chile (UACh).

Pedro Murúa, nacido en Santiago hace 35 años, es un ingeniero en Acuicultura de esa casa de estudios superiores, quien recientemente participó en una expedición científica en la Antártida, a través de un proyecto financiado por el Instituto Antártico Chileno (INACh), con la finalidad de explorar la composición de patobiomas o el conjunto de potenciales patógenos de las algas e invertebrado bentónicos.

El estudio busca definir enfermedades encubiertas que pueden estar afectando a esos organismos antárticos. Para ello, durante casi un mes estuvo alojado en la Base Científica Escudero del INACh, en la isla Rey Jorge, donde también llegaron otros cuatro integrantes del equipo, como Liliana Muñoz, directora alterna del proyecto y estudiante de Doctorado de la Universidad de Aberdeen, en Escocia; Pamela Fernández, del Centro i-mar de la Universidad de Los Lagos (ULagos); así como dos buzos científicos del Centro i-mar y de la Universidad Austral.

Una de las situaciones que debieron superar fue el clima. "Hubo días muy buenos para trabajar, muy calmo y sin viento. Pero, otros días nos tocó tormenta de nieve, por lo que no podíamos salir. Es tan variable que hay que estar mirando día a día las condiciones meteorológicas. En las reuniones que hacíamos en la noche decidíamos si se podía salir, basado en la seguridad de quienes iban a muestrear", recordó.

Esta fue la primera de tres expediciones contempladas en el proyecto, mediante el que de forma exploratoria caracterizarán áreas de estudio, su flora y fauna bentónica y recogerán muestras para establecer diagnósticos.

El académico del Instituto de Acuicultura de la UACh, campus Pelluco, y con un PhD en Biological Science de la Universidad de Aberdeen, determinó que en materia de resultados "tenemos cosas preliminares, todavía nada tan robusto. Porque el primer muestreo fue un análisis exploratorio, tomar muestras y hacer análisis en laboratorio. Encontramos brotes de patógenos en al menos tres o cuatro especies. Ahora estamos tratando de caracterizar si se trata de nuevas especies o que ya son conocidas para la ciencia".

Respecto a la derivación de estos resultados, comentó que "a los patógenos se suele tratar como algo malo y en realidad son súper importantes para comunidades silvestres. Tienen un rol importante para regular las poblaciones de otros animales o plantas. Que haya patógenos es bastante bueno por un lado, porque quiere decir que la comunidad se está regulando. El tema es que no sabemos cómo están afectando a las algas allá o si con el cambio climático se están viendo afectados, para bien o para mal".

Murúa estableció que todas las algas marinas tienen importancia ecológica, pero que en el caso de las de la Antártida su relevancia es mayor, puesto que "están en un ambiente que es bastante prístino y de una manera casi única en ese continente; o sea, la mayoría son especies endémicas, que no están presentes en ninguna otra parte del mundo".

-¿Es este el comienzo de una investigación más profunda?

-Exactamente. Es tratar de generar modelos, que pueden ser de laboratorio o de campo que nos permitan estudiar cómo son las dinámicas y cómo estos patógenos podrían estar viéndose afectados por problemas de cambio climático.

-¿Es posible que esta investigación tenga alguna aplicación a nivel local?

-Ya tuvimos un proyecto internacional, que terminó hace poquito, en el que hicimos un catastro de cuáles son los patógenos que estaban reportados para Latinoamérica, y también hicimos algunos muestreos puntuales. Como estábamos en pandemia, con un montón de restricciones, los muestreos fueron limitados, pero encontramos bastantes cosas que no estaban registradas. En una primera aproximación, ya tenemos un atlas de enfermedades de algas. Con eso pudimos decir que el conocimiento de enfermedades algas está bastante débil en Latinoamérica, sesgado a especies de importancia comercial, como el pelillo o la luga cuchara que se cosecha acá en el sur.

Por qué estudiarlas

-¿Cuál es la trascendencia de estudiar algas de la Antártida?

-Es súper importante, desde el punto de vista de conservación de la biodiversidad y también potencialmente como indicadores de cambio climático. En caso que algo esté pasando, es importante conocer su abundancia y distribución.

- ¿Qué significancia tienen estas algas en el ecosistema marino?

-Tienen varios roles ecológicos. Por ejemplo, son las principales productoras primarias de ambientes costeros. Eso quiere decir que son las que hacen la fotosíntesis. Básicamente, son la base de la cadena trófica de muchos otros organismos que se comen las algas para sobrevivir; es decir, dependen de las algas. Algunas algas son bioingenieras, al ser tremendamente relevantes en la formación de ecosistemas. ¿Qué quiero decir con esto? Que si una especie de alga bioingeniera desaparece, el ambiente completo cambia y muchas especies dejarían de poder vivir ahí. Esto ocurre porque muchos organismos, además de utilizar las algas como alimento, las usan como hábitat, donde ponen huevos o donde se asientan. Por eso son tan relevantes a nivel global.

Situación local

-¿Existe alguna diferencia entre las algas de la Antártida y las que encontramos en nuestras costas, como el cochayuyo?

-El cochayuyo es una especie que se encuentra en aguas subantárticas, como la costa chilena, Australia, Nueva Zelanda. Es un alga que se explota en muchas partes, especialmente en Chile, pero no crece en la Antártida. Las condiciones en las que pueden vivir las especies antárticas son distintas. Hay mucho frío, también hay momentos en que virtualmente no hay luz; o sea, está completamente oscuro, mientras que hay otros en los que hay luz prácticamente todo el día. Además, están expuestas constantemente a procesos de descongelamiento de capas superficiales de hielo. En pleno invierno, las algas más cercanas a la costa, prácticamente desaparecen producto de la formación de capas de hielo y en verano reaparecen y colonizan todo el ambiente.

-¿En qué estado están las algas de mares interiores y de la costa del Pacífico?

-En general, las algas se ven bastante saludables. No es que normalmente vayas a encontrar patógenos. Hemos encontrado algas enfermas en la Región de Los Lagos, pero habitualmente es una pequeña fracción de la población. No hemos encontrado tantos brotes epidémicos, como los que se registran para las especies que son de cultivo.

- ¿Qué impacto provoca en su desarrollo y crecimiento, el proceso de extracción de algas?

-Esa es una hipótesis que hemos planteado en algunos proyectos que estamos postulado, pero aún no se ha hecho nada. Es algo que no se sabe a ciencia cierta si la extracción está relacionada con la emergencia de brotes.

-¿Pero hay una consecuencia de esta extracción en la población de algas..?

- Eso está bien descrito, a nivel chileno especialmente. Dependiendo del nivel de esfuerzos de cosecha, puede haber un impacto en las poblaciones naturales. Las que son cosechadas se ven afectadas en el tamaño promedio de la población, que normalmente disminuye. Muchas veces, las algas no alcanzan la fertilidad y se cosechan antes, lo que va a afectar la biomasa que va a estar disponible en esas poblaciones.

-¿Cuáles son las algas más relevantes en la zona del Seno del Reloncaví?

-Acá crecen hartas algas comerciales. Probablemente, hay algunas que se cosechan menos que en otros lugares. Por ejemplo, en la zona de Pelluhuín la gente cultiva pelillo. También hay poblaciones de huiro quelpo gigante, Nereocystis se llama, que acá no se cosecha comercialmente. También están presentes algas tipo cuchara (Mazzaella), que algunas algueras sacan de la costa. Además, crece luche.

-¿A qué se debe que algunas algas, aparezcan en la orilla de playa, como en Estaquilla (Los Muermos) o Mar Brava (Maullín)?

-Normalmente se puede ver mucho cochayuyo, alga que está tremendamente expuesta al oleaje; o sea, vive en ambientes con mucho oleaje. Dependiendo de las marejadas, las olas pueden tener tanta fuerza que sacan a estas algas de su ambiente y quedan a la deriva. Dado su tamaño, no pueden volver a adherirse, teóricamente. Lo que va a ocurrir es que va a seguir viva, flotando por un tiempo, y después de eso el alga muere. En tanto, ocurren varias cosas, como que pueda transportar cosas, lo que está registrado también. De repente se le pegan otras algas, que son transportadas de un lugar a otro. O también se puede poner reproductiva o puede ya haberlo estado, lo que significa que va a ser capaz de llevar los embriones que más tarde son liberados al medio. Entonces, potencialmente pueden ser inoculados -por decirlo así- en otro ambiente.

Efecto medioambiental

-¿Cómo evalúa el estado en que se encuentra el mar en la zona?

-Obviamente que el océano en Chile tiene desafíos en términos medioambientales. Por ejemplo, todavía hay termoeléctricas que no deberían estar funcionando, porque alteran hábitats naturales. Tenemos problemas asociados a las aves marinas protegidas, con lugares donde teóricamente no debería haber intervención humana, pero efectivamente hay hasta cierto grado actividad humana en ellas. En salmonicultura se está haciendo un esfuerzo para impactar lo menos posible. Pero, eso igual es complicado con una industria que obviamente tiene un impacto. Estamos hablando de animales (salmones) que respiran, que excretan, lo que genera cambios en el ambiente, hay que reconocerlo, no hay que ser ciego. Chile tiene una costa larga, que ofrece innumerables oportunidades para el crecimiento económico, pero eso tiene que ir acompañado con medidas ambientales que permitan proteger estos recursos para las futuras generaciones.

-En enero de este año fue publicada una modificación a la Ley de Pesca y Acuicultura, que exige a los titulares de concesiones de acuicultura medidas para evitar o reducir el depósito de desechos inorgánicos y orgánicos, así como la limpieza de los fondos marinos. ¿Qué le parece esa imposición?

-El fondo marino igual es un ambiente único. Creo que sí se debe ver una posibilidad, pero habría que ver con cuidado cómo se hace. Porque no puede ser utilizar un sistema de draga que arrastre como una pala todo lo que hay abajo, porque efectivamente va a estar matando cosas que son naturalmente del sistema, lo va a estar removiendo. Entonces, igual va a estar haciendo un daño de algo bueno.