Dejen de dar el jugo
En lo personal encuentro de muy mal gusto los saludos al pueblo , a la base, a los trabajadores, etcétera, mientras tanto, por otro lado, se recibe un sueldo reguleque y se vive con un rey.
Tendrían que copiarle al ex Presidente de Uruguay, José Mujica, quien sí es consecuente: saben ustedes que aún dona parte de su sueldo a entidades benéficas y él vive con lo justo y necesario, eso es un ejemplo.
Es como que se ríen del pueblo, no miren como ignorante al pueblo, hoy en día la clase trabajadora está más instruida y su descendencia aún más , y no precisamente gracias a los señores "honorables", sino por su propio esfuerzo diario.
Eduardo Aguilar Toledo
Frankenstein o la convención...
En el siglo XIX, la novelista inglesa Mary Shelley escribió la gran obra literaria "Frankenstein". En ella, Shelley nos narra la vida del Dr. Víctor Frankenstein, que, en su afán de conocer los secretos del cielo y la tierra, termina creando un monstruo con la unión de distintas partes de cadáveres.
Cualquier persona que haya leído este libro, sabrá que la criatura siempre fue incomprendida y que-si lo llevamos a un aspecto emotivo- él nunca tuvo malas intenciones, pero ya conocemos el trágico final. Ahora, en Chile, los constituyentes (el nuevo Víctor Frankenstein) se han puesto la misión de crear una nueva criatura (constitución). Lamentablemente, si siguen con su obstinación, terminarán creando a aquel monstruo literario y no importarán las "buenas intenciones" que tenga la nueva Carta Magna, ya que terminará pereciendo como el fenómeno original.
Daniel Soto
Asociaciones municipales
A propósito de la relevancia mediática que han atraído casos que tienen como protagonistas a diferentes asociaciones municipales, parece oportuno empezar a conversar sobre esta figura institucional que es en gran parte desconocida por la ciudadanía. En efecto, casos como el de la Asociación de Municipalidades para la Seguridad Ciudadana de la Zona Oriente de Santiago o el de la Asociación Chilena de Municipalidades con Farmacias Populares nos llaman a reconocer la importancia de saber más del rol que desempeñan estos actores públicos.
Esta figura interinstitucional responde a un fenómeno que viene llamando la atención de la academia y agencias públicas de todo el mundo y que se conoce como colaboración intermunicipal. Ya sea para resolver problemas que superan los límites jurisdiccionales, para buscar economías de escala o para representar intereses comunes, los gobiernos municipales acuerdan voluntariamente cooperar. Así, estas alianzas facilitarían la consecución de resultados que no serían factibles si actuaran de forma independiente, lo que se vuelve especialmente relevante cuando se trata de municipalidades con escasos presupuestos y bajas capacidades institucionales.
En Chile, donde encontramos antecedentes de este fenómeno ya en la primera parte del siglo XIX, la ley faculta su materialización a través de convenios intermunicipales o creando un organismo independiente. Este último es el caso de las asociaciones municipales que pueden contar con personalidad jurídica propia y de derecho privado.
Estas asociaciones pueden tener un carácter territorial, como las que reúnen a los municipios de la provincia de Llanquihue, a los municipios de la provincia de Osorno o a los municipios de Chiloé; o un carácter temático, como aquellas destinadas a la gestión ambiental, desarrollo económico, el turismo, manejo de residuos o los recursos naturales compartidos.
Por todo lo anterior, la cooperación intermunicipal se reconoce como una buena práctica de gestión local, pero esto no quiere decir que su operación no presente desafíos. ¿Cómo medir sus impactos? ¿Cómo asegurar su rendición de cuentas? ¿Cómo potenciar su vinculación con la ciudadanía? Son desafíos que rodean al fenómeno en todo el mundo y que para ser resueltos requieren de la voluntad de las propias asociaciones, pero también de otras agencias públicas, de la academia y la propia ciudadanía.
Karina Retamal Soto, Escuela de Administración Pública, Universidad Austral de Chile sede Puerto Montt.
Primeros 30 días de gobierno
Para medir el inicio del mandato de una nueva administración, diversos países utilizan el término "primeros 100 días". En el caso chileno, también hablamos de "la luna de miel", haciendo referencia a ese periodo en que se le perdonan más cosas al Presidente entrante.
Ambos ex presidentes, cada uno con su sello propio, entendieron la importante simbología de los primeros 100 días, lo que parece ha sido más esquivo para el nuevo Presidente Boric, que más que potenciar el trabajo legislativo y delinear una ruta clara, ha tensionado la relación con el Congreso, dando señales de falta de control de su coalición en la tramitación del quinto retiro de los fondos de pensiones y de falta de tacto político para obtener mayorías como en la Ley de Amnistía.
El gobierno tiene tiempo para enmendar el rumbo y lograr aprovechar la importancia de estos primeros 100 días, para lo cual pareciera ser necesario dar mayor protagonismo a los Lobos, Monsalves y Montes de su gabinete, que tienen mayor bagaje en ambos lados del juego político y que pueden ayudar a encausar el gobierno.
Daniel Montalva, decano de la Facultad de Derecho Universidad de Las Américas