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También hay un espacio para los pacientes que no les gusta ensuciarse con la tierra pero que sí les gusta pintar por ejemplo, por lo que se recolectan neumáticos para usarlos como maceteros, los que son ornamentados por los pacientes, dando color al espacio.

"Tenemos de todo: zanahorias, rabanitos, acelgas, lechugas, arvejas, arándanos. Los vecinos nos pueden venir a comprar. Si cualquier persona quiere venir a ver las verduras, los martes y jueves que funciona el taller, se pueden acercar a buscar productos orgánicos, naturales, sin químicos y que están para toda la comunidad", concluyó.

Recordar el huerto

El huerto también ayuda a muchos adultos mayores que han perdido su capacidad de memoria. Así lo han comprobado en el huerto del Centro Kumelen, que depende del Servicio de Salud, donde la nutricionista de esta unidad, Javiera Vargas, detalló que el trabajo está enfocado a ayudar a adultos mayores con deterioro cognitivo o demencia, junto a sus familiares.

La profesional comentó que dentro de los talleres que ellos tienen, de los mismos participantes salió la idea de formar un huerto. "Manifestaron el interés de trabajar en la tierra, con un invernadero y un huerto, ya que ellos son principalmente adultos mayores, por lo que muchos se criaron en el campo con sus familia y una huerta como principal fuente de alimentación. A partir de ello nosotros tomamos la idea y junto a la agrupación de familiares de Kumelen hicimos un proyecto con "Desafío Levantemos Chile", el cual ganamos y comenzamos con el invernadero", relató la profesional.

Josefa Vargas también coincide en que los beneficios que trae el trabajo de un huerto son muchos, entre los que se cuenta la sociabilización. "Ellos y sus familias vivieron y trabajaron en huertos, por lo que recuerdan la forma de sembrar, que es por donde partimos. Nosotros hemos estado asesorados, pero ellos también nos enseñaban a nosotros sobre cómo tenemos que sembrar y a qué distancia, entonces ellos participaban en este proceso de cómo hacerlo; nos iban guiando respecto a cómo teníamos que plantar y qué cosas funcionan y cuales cosas no. En el fondo, esto ayuda a la participación y socialización, lo que es muy significativo para ellos".

Josefa destacó que el producto final es para ellos, ya que representa el regalo luego de todo el proceso de crecimiento y seguimiento, sostuvo.

Tiempo y dedicación

La educadora ambiental, Samantha Sparks, señaló que el trabajo de la huerta es una terapia muy completa y recomendable para las personas.

"A mí me gusta mucho hacer huertos y creo que es algo para la salud mental, pues te obliga a hacer actividad física, te pone en contacto con la naturaleza y te vuelve más humilde: no siempre resulta, pero es fascinante, tiene muchos aspectos positivos, siempre y cuando a alguien le guste ensuciarse y estar afuera con sol, lluvia o frío", comentó.

Sparks agregó que para cultivar un huerto la persona debe tener bastante tiempo para dedicarse a dicha tarea, aunque sea un espacio muy pequeño.

"Es una muy buena opción para ciertos productos que en esta zona se pueden dar muy bien, sobre todo si se tiene invernadero. No obstante sí tenemos limitaciones en invierno, obviamente porque hay menos luz y menos calor, aunque la acelga se da muy bien y el perejil", remarcó.

La experta añadió que la huerta tiene la ventaja de que el agua se puede reutilizar en ella para regarla y, por otra parte, es mucho más sustentable que tener solo césped en un jardín.

"Ellos nos enseñaban a nosotros sobre cómo tenemos que sembrar y a qué distancia"

Josefa Vargas, Encargada Huerto Kumelen