A fines de 2017, la calle Conrado Amthauer comenzó a "cambiar su cara" con la incursión de nuevos emprendimientos que apostaban a captar clientes que quisieran alejarse de las céntricas calles de la ciudad, ofreciendo variedades en coctelería y propuestas gastronómicas.

Si bien ya habían existido otros pub en la zona, como también en las cercanías otros locales ya gozaban de reputación, como el caso de Gallardía en O'Higgins, para esa fecha iniciativas como The Clock o el Bar Histórico abrían sus puertas rodeados de un ambiente residencial u oficinas, donde llegaban los usuarios a realizar trámites por la mañana y, en la noche, no quedaba mucho por ofrecer.

Entre los desafíos que enfrentaron los empresarios también estuvo la tarea de renovar inmuebles antiguos, que se han convertido en parte de la identidad de la ciudad. En algunos casos, los establecimientos trataron de mantener esa esencia en las estructuras, pero dándole un sello propio y contemporáneo en sus decoraciones con el objetivo de atraer público de todas las edades.

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Así lo que en un principio parecía una idea arriesgada, que obligó a sus dueños a sortear obstáculos, terminó convirtiéndose en un ejemplo de éxito que incentivó a otros a tomar en cuenta este punto de la ciudad, entre O'Higgins y Freire. En la actualidad, hay al menos siete locales gastronómicos en este tramo y próximamente se abrirán dos más.

"El surgimiento de nuevos emprendimientos -sobre todo en el sector gastronómico- como Cámara de Comercio lo vemos positivamente. Es fantástico que surjan estas alternativas y que se vayan renovando las ofertas para el sector. Las autoridades deberíamos trabajar mancomunadamente cuando surgen este tipo de emprendimientos y no ser meramente espectadores, sino tener un rol más activo para ir regulando