Repercusiones de invasión a Ucrania
La globalización hace que hoy países como Chile, ubicado a kilómetros del conflicto, reciba el costo colateral de una guerra. Hoy estar inmersos en un mundo global nos obliga a estar pendientes de los sucesos mundiales, conocer de sus repercusiones en nuestro territorio y prepararnos para sus efectos.
Nadie discute que la globalidad hace que cualquier situación que ocurra en el mundo tenga un impacto de gran, mediana o menor intensidad en todos los rincones del mundo.
Es por esta razón que en nuestro país se siga de cerca el minuto a minuto de la invasión rusa a Ucrania y los avances en las negociaciones diplomáticas que puedan lograr un inmediato fin a las hostilidades.
Los expertos hablan que los valores de importantes materias primas sufrirán constantes alzas si es que no hay un cese al fuego pronto.
Rusia es conocida por ser uno de los grandes exportadores de petróleo y gas, lo que significa que al estar en guerra los valores del crudo sufrirán alzas lo mismo que el gas. Chile vive de la exportación de ambos y por ende si los precios inician una escalada obviamente repercutirá en los precios internos, lo positivo que no será en lo inmediato.
Ya en la actualidad las bencinas presentan un alto costo y la locomoción colectiva anuncia alzas en sus recorridos. Situación que se justifica si se analizan la oscilación de precios que han tenido las bencinas.
Ucrania es conocida como el granero de Europa por sus enormes producciones de trigo y maíz. Y si bien, Chile no es un importador directo, nuevamente se verá afectado por la cotización internacional y ello puede repercutir en un alimento tan sensible para los chilenos como en el precio del pan.
Las esperanzas están cifradas en que exista una pronta solución y que se conozcan informes de una desescalada de las tropas de la Federación Rusa. Pero hay algunos que ven que esta invasión será una nueva guerra fría y que durará años.
Como sociedad no podemos restarnos de lo que ocurre en otras latitudes o pensar que no nos afectará. Todo lo contrario nuestra obligación es estar pendientes de los sucesos mundiales, conocer de sus repercusiones en nuestro territorio y prepararnos para sus efectos.
Hace décadas que no somos una isla, tal vez nunca lo fuimos, pero hoy más que nunca debemos tener conciencia que si hoy atravesamos por un alza inflacionaria, que las autoridades intentan controlar, tras el episodio ruso-ucraniano será aún más difícil.