A las 5 de la madrugada en Europa del Este (justo la medianoche en Chile), se inició la invasión a Ucrania ordenada por el presidente ruso Vladímir Putin.

El avance de las tropas agresoras se produjo a lo largo de toda la frontera que separa a ambos países, pese a que el líder del Kremlin afirmó que su intención es apoyar a las regiones separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk, las que fueron reconocidas como repúblicas autónomas por su gobierno hace solo algunos días, lo que intensificó el conflicto con occidente.

Tras los primeros ataques se informó de medio centenar de muertos en cada uno de los bandos en disputa, mientras los habitantes de las ciudades ucranianas buscaban esconderse junto a sus familias y otros llenaron las estaciones de servicio para cargar combustible en sus autos con la idea de escapar de la guerra, lo que se vio también en las carreteras que llevan hacia el oeste, principalmente a las fronteras con Polonia y Rumania, países que están preparados para recibir refugiados que huyen del conflicto.

Mientras. tropas estadounidenses y de las fuerzas de la OTAN esperan la orden para intervenir en países vecinos a Ucrania como Letonia y la misma Rumania.

De acuerdo con las fuentes del gobierno ucraniano, las tropas rusas tomaron el control de la central nuclear de Chernovyl, que en 1986 causó uno de los mayores desastres desde la Segunda Guerra Mundial y está cerca del límite con Bielorrusia, aliado de Moscú.

Paralelamente, Putin sostuvo una reunión con empresarios de su país en un intento por tranquilizarlos tras el anuncio del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de severas sanciones económicas a los capitales e industrias rusos.