Situación sanitaria y salud mental
Especialistas indican que la ansiedad, la depresión, el estrés y hasta el pesimismo serían las primeras señales de trastornos. Se requiere un diálogo permanente, aunque sea a distancia, en algunos casos para valorar su rol en la familia, y en otros, para rescatarlos de la soledad.
La crisis sanitaria y el aislamiento en casa del primer año de pandemia obligaron a las familias a tener que adaptarse a un nuevo ritmo de vida, donde la dinámica establecida del hogar tuvo que ser modificada por completo. Esto cambió los esquemas de la sociedad y afectó la salud mental.
El problema es especialmente preocupante en el caso de los adultos mayores, quienes deben seguir con el resguardo permanente de su salud, ya que son más susceptibles a enfrentar complicaciones en caso de contraer el virus.
Sobre este grupo etario se realizó una primera aproximación en la encuesta "Salud mental de las personas mayores durante la pandemia", realizada por el Observatorio del Envejecimiento para un Chile con Futuro, reveló que la falta de autonomía y el deterioro en el estado físico constituyen dos de las principales preocupaciones de los mayores sobre 70 años. La encuesta pidió a los adultos mayores enumerar sus inquietudes y, aparte de las dos ya mencionadas, apareció la interrupción de sus salidas a controles médicos.
En cambio, entre los menores de 70 años, la falta de autonomía no constituye la mayor preocupación, sino que el trabajo aparece como la principal preocupación, seguido de la evolución de la pandemia y la soledad.
Especialistas indican que el aumento de la ansiedad, la depresión, el estrés y hasta el pesimismo podrían ser las primeras señales de trastornos de la salud mental, que influyen en la forma de comunicarnos y relacionarnos con los demás, por lo que consultar a tiempo y reconocer los síntomas es fundamental para evitar el empeoramiento. En los casos extremos o con problemas mentales preexistentes, puede llegarse a comportamientos perjudiciales, como el suicidio o autolesiones.
Entre las recomendaciones, uno de los desafíos es definir cómo guardar el distanciamiento físico sin que implique un distanciamiento con los adultos mayores y asimismo, es importante buscar cómo protegerlos sin que se afecte su autonomía. Se requiere un diálogo permanente, aunque sea a distancia, en algunos casos para valorar su rol en la familia, y en otros, para rescatarlos de la soledad.