Con la pandemia por covid-19 coexiste la "infodemia", problema producido por el exceso de información circulante, muchas veces falsa y de fuentes poco confiables. El efecto de la primera es enfermar el cuerpo; el de la segunda, alterar el entorno y desorientar la toma de decisiones de la comunidad frente a su resguardo. Algunos ejemplos cercanos están en los discursos antivacunas; en los grupos fatalistas que se oponen a toda actividad presencial y, peor aún, en los mensajes atractivos que relativizan riesgos o levantan teorías conspirativas con escaso asidero científico. Fake news, todas ellas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido al respecto desde 2020, señalando que esta falla en la comunicación del riesgo empeora el contexto actual, pues genera ansiedad, miedo y duda frente a las indicaciones oficiales. "Ya no sé a quién creerle; si no pasa nada; no quiero saber más cifras; esto es una dictadura sanitaria", son palabras que se escuchan con frecuencia, incluso irresponsablemente dichas por líderes de opinión o figuras públicas. Junto con lo anterior están también los mensajes reales pero confusos que llevan a una falsa seguridad colectiva, como la extendida sensación actual de sentirse a salvo y liberado de cuidarse más, por haber recibido las dosis de protección.

Todos estos ítems pueden ser parte de la explicación ante el aumento de contagios registrados en el país y en la región en las últimas semanas, comparable solo con los meses de invierno de 2021.

¿Qué hacer frente a este escenario nuevo de más enfermos y menos acatamiento de medidas de precaución? La respuesta sigue siendo el autocuidado y la responsabilidad colectiva, comenzando por mantener las normas básicas como lavado de manos, distancia, uso de mascarillas y recepción de vacunas.

También está el compromiso de proteger a otros avisando en caso de contagios. A eso se refiere la nueva estrategia de trazabilidad propuesta desde el Ministerio de Salud, "Si me enfermo, yo te cuido", que invita a la ciudadanía a una colaboración más activa frente a la pandemia. Y la idea bien se puede extender a la infodemia: ayude y no difunda antecedentes sin una fuente seria y confiable.

El productor primario pasa su vida construyendo, enseñando, sembrando, regando, reparando y finalmente cosechando. Este ciclo virtuoso con el tiempo se fue complejizando, con gestión para conocer los puntos críticos, con aumento de la competitividad para no sucumbir; incorporando acciones en sustentabilidad, de bienestar animal y de protocolos de cuidados del medio ambiente, para proyectarse.

Hoy el mercado se ha desarrollado de tal forma que no basta ser competitivo y sustentable. Hoy las distorsiones campean en esta vorágine de incertezas. Los dumpings a los productos, los subsidios a la producción, el abuso de posición dominante por el oligopsonio de los poderes de compra y la inestabilidad política, se tomaron la agenda y es aquí donde hoy los gremios deben enfocar su acción.

Como una forma de enfrentar las destructivas distorsiones del mercado, los dirigentes se ven tentados en usar sus vínculos para promover alianzas comerciales, o fortalecer los espacios de negociación, y con esto terminan por "embarrar" la acción gremial, porque asumen funciones de las cooperativas; de los intermediarios, o de los productores, dejando de lado su principal función, cual es fiscalizar; investigar; denunciar y llevar ante las autoridades competentes, a aquellos agentes que promuevan o amparen las distorsiones. Lo que se debe lograr, son las condiciones mínimas para que los productores operen en un mercado transparente.

Para ello hoy tenemos en Chile prestigiosas instituciones como la Fiscalía Nacional Económica; el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, la Comisión Nacional Anti Distorsiones de Precios y las Cortes de Justicia. Estas son las reales herramientas de un gremio, que lejos de generar molestias y tensiones en las relaciones entre productores e industriales, como algunos señalan, son los instrumentos con que se vigilan los mercados.

Por eso los dirigentes deben ser firmes y jamás intentar ser "Medallita de Oro", como dice la canción. Los gremios y especialmente sus dirigentes deben tener la capacidad de escuchar a sus bases y promover los espacios de debate, donde se elaboren las estrategias para enfrentar las distorsiones del mercado. Teniendo el cuidado de no transar los principios, ya que se vienen tiempos complejos, en que se requerirán gremios poderosos y tremendamente cohesionados.

Michel Junod, socio Multigremial