Venta callejera irregular
En prácticamente todas las grandes ciudades del país se ha intensificado el comercio ambulante. Ni los anuncios de mayor control ni las ordenanzas municipales han servido hasta ahora para controlar una actividad que daña al sector establecido.
El comercio callejero ilegal sigue siendo un tema a nivel país, y la pandemia no ha hecho más que agravar la situación. Según el Servicio de Aduanas, entre enero y septiembre se incautaron productos por un valor total de 54 millones de dólares, en especial ropa, accesorios de celulares y juguetes. La inmensa mayoría de esos bienes tiene como destino la venta callejera ilegal.
Se trata de ambulantes que en forma ilegal se instalan con carros, tarimas, canastos o en el suelo, ofreciendo gran variedad de productos. Desde hace muchos años ha existido presencia de vendedores en las calles de las grandes ciudades, pero durante la pandemia el problema ha recrudecido y en estos días previos a Navidad hay un descontrol.
Por años se han planteado muchas soluciones, desde la ubicación de los ambulantes en sitios establecidos hasta la dictación de ordenanzas municipales, pero el problema persiste. A juzgar por la cantidad de personas que ejercen esta actividad, la venta callejera es un buen negocio, considerando que no pagan impuestos, patentes o arriendo. Basta con apropiarse de un lugar, que posteriormente es reclamado como derecho adquirido.
La encuesta de victimización de la Cámara Nacional de Comercio reveló que en el primer semestre, cuatro de cada diez establecimientos afirmaron tener comercio ambulante ilegal a su alrededor, y casi un 70% dice que ha aumentado. Además, el 41% de los locatarios asegura haber sido víctima de delitos en el primer semestre de 2021, aprovechando esa congestión. Por eso, los gremios del comercio establecido han celebrado el reciente despacho a ley del proyecto que fija un marco legal para abordar el fenómeno de la venta ilegal y que amplía las facultades para su control. La iniciativa fue ingresada por el Ejecutivo en junio de 2007 y luego de varios años estancada en el Congreso, fue aprobada por parte de la Cámara de Diputados a principios de octubre de este año, y hace unos días ratificada por el Senado.
El vendedor callejero es el último eslabón de una cadena en la que hay grupos organizados que internan mercaderías falsificadas, de dudosa calidad, y que se distribuye evadiendo impuestos. Asumiendo que muchos de ellos llegan ahí por necesidad, es urgente una mayor regulación en el país.