Sanciones reales para los deudores
Nueva norma sobre pensiones de alimentos también tipifica el no pago como un delito contemplado como violencia intrafamiliar. Es positivo que se haga partícipes a la comunidad y a instituciones frente a una situación de abuso reiterado, sacándola desde la esfera privada hacia lo público...
En Chile, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (Ine, 2019), las causas por pensiones de alimentos se encuentran entre las más vistas y terminadas por los Tribunales de Familia del país. Son parte del 53% de las situaciones que esos juzgados conocen mensualmente (junto a violencia Intrafamiliar y vulneración de derechos).
De ese grupo, más del 85% del total de demandados no paga lo que corresponde a sus hijos e hijas, o tiene deudas acumuladas de las cuales no se hacen cargo. Una prueba son las más de 600 mil solicitudes de retención producidas con los retiros de las AFP que dieron esa opción a los afectados y afectadas.
En este contexto es que resulta muy importante la reciente creación del Registro Nacional de Deudores de Pensiones de Alimentos, cuya ley fue promulgada la semana pasada por el Presidente Piñera y que establece doce medidas para penalizar a quienes deban tres mensualidades consecutivas o cinco discontinuas. El registro Civil estará a cargo de mantener esos datos, que influirán en retención obligatoria de fondos desde créditos otorgados; de las devoluciones de impuestos; de la compraventa de vehículos e inmuebles y remuneraciones; además de establecerse trabas para obtener licencias de conducir y pasaportes.
También la norma incluye, en su noveno punto, que será considerado un delito de violencia intrafamiliar el no pago reiterado de pensiones alimenticias, pues eso vulnera la autonomía, el patrimonio y la subsistencia de quienes tienen a los niños y niñas a cargo.
No hay duda que se trata de un avance y así lo han destacado las autoridades tanto nacionales como regionales; pues se busca poner límite a problemas que muchas familias arrastran durante años y que obligan a las víctimas a exponerse a reiterados trámites legales para que se respeten sus derechos, o a sufrir incluso extorsión de parte de quienes cometen este tipo de agresión económica.
Por otra parte, es positivo que haga partícipes a la comunidad y a instituciones frente a una situación de abuso reiterado, sacándola desde la esfera privada en que hoy suele manejarse, a una pública, con sanción social y material real.