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Del Aula al Uber Pet

"Comencé con la pandemia y tuve que reinventarme, porque soy educadora de párvulos. Iba a firmar contrato en un jardín en Ovejería un lunes, pero el jueves anterior llegó la pandemia y todo quedó en cero. Este trabajo me gusta, porque las mascotas son como niños".

Así comenzó su vida como emprendedora Angélica Parraguez, quien llevaba 8 años de experiencia en su profesión, pero llegó la pandemia, las cuarentenas y debió pensar en qué hacer, tras haber fallar su opción de trabajo.

Lo primero que se le ocurrió fue algo que ella había vivido con sus mascotas, donde muchas veces se quedó sin tener transporte para llevarlas al veterinario, por lo que surgió Uber Pet, un servicio conducido por ella misma, donde muchos osorninos le confían a sus animales para llevarlos a algún control veterinario, una urgencia o bien a la peluquería.

"La primera semana empecé con dos, pero ahora ya tengo alrededor de 600, estoy con agenda llena, la gente reserva con anticipación y a veces quedan cupos disponibles. Yo recorro todos los lugares de Osorno, trabajo con todas las peluquerías y veterinarias. Partí de cero, porque nadie me conocía, pero ahora para todos soy la 'Uber Angélica'", expresó.

Es así como un negocio que puede haber surgido de la desesperación y la pandemia, ha permitido a esta osornina generar ingresos que, según relató, son mayores a los que pudiese percibir como educadora de párvulos.

"Trabajo de lunes a domingo, los 365 días del año, a veces hago doscientos traslados al mes. Me advirtieron si sale competencia, pero yo digo que la gente sabe con quién se va y si tengo tantos clientes, es porque tengo vocación. Por ejemplo, llevo todo tipo de perros, se suben y me tiran el colet, me dan langüetazos y siempre llego a la hora. Todos conocen como yo trabajo", comentó.

Además de tener un carácter especial para trabajar con mascotas desconocidas, Angélica también ha vivido partos en plena ruta y ha llevado mascotas en estado grave, que incluso no resisten el viaje.

"Ahí he tenido que contener a las familias, ser como una sicóloga, porque he tenido mascotas que van muy mal y fallecen, por eso hay que ser muchas veces como paño de lágrimas. He vivido muchas experiencias bonitas, otras muy tristes y eso la gente lo agradece", indicó.

Esta emprendedora asegura que durante este año y medio la clave del éxito ha sido su responsabilidad, puntualidad, pero por sobre todo la cercanía con las personas y el cariño que le entrega a las mascotas, como perros, gatos, hámsters, conejos e incluso patos y gallinas.

Zapatos y una nueva vida

La pandemia tampoco fue fácil para Nelly Pincheira, quien debió dejar su natal Temuco tras haber quedado sin trabajo como prevencionista de riesgos, por lo que vino a Osorno con su pareja y comenzó a pensar cómo reinventarse. De pronto surgió la idea de vender algo que a una gran parte de las mujeres les encanta: zapatos.

"A varios nos despidieron y me vine a Osorno, porque es más tranquilo y pensé que algo tenía que hacer con mi finiquito, tenía que comprar como para reinventarme, porque buscar trabajo nuevamente era difícil, ya que no pagaban bien y el trabajo estaba muy escaso. Me costó llegar a los zapatos en realidad, pensé en muchas cosas antes, pero probé con ellos porque las mujeres somos bien fanáticas de estos productos", relató.

Esta emprendedora señaló que en un principio el negocio fue bastante difícil, porque no conocía nada de Osorno, ni las calles ni tampoco a la gente.

"Llegué a Osorno porque mi pareja vive acá. Él me apoyó al principio, me ayudaba a repartir, porque yo no sabía dónde estaba Rahue o el sector oriente, absolutamente nada. El primer mes no me fue tan bien, pero el segundo y el tercero empecé a tomarle el gusto a este negocio, a comprar más cosas, a tener más variedad y me gasté toda la plata comprando cosas, tratando de buscar lo que más le gusta a las clientas y así fui viendo qué es lo que más se vende, para señoras, jóvenes y adolescentes", dijo.

La gran vitrina para Nelly ha sido la red social Instagram, donde comenzó a publicar sus productos bajo el nombre de "Capriche Tienda". Ha hecho envíos fuera de la ciudad, sobre lo cual señaló que es una oportunidad que aumenta considerablemente la cantidad de clientes.

"No llevo tanto tiempo, porque empecé en febrero. Y después cuando me ubiqué más en Osorno, empecé a hacer más campañas, fui conociendo a más gente y ahí el boca a boca. Los familiares me han ayudado, pero la verdad ha sido bien difícil. No obstante, si ahora me hacen elegir entre ser prevencionista de riesgos o vender, yo prefiero mil veces mi emprendimiento, porque tengo mis tiempos y hago lo que yo quiero", explicó.

Además, la impulsa un tema económico, ya que indicó que las remuneraciones para su carrera no están bien pagadas, por lo que le conviene mucho más seguir con este emergente negocio.

En cuanto a sus productos, el concepto va por las plataformas, zapatillas bajas, botines y sandalias, todas de mujer, con los que se proyecta en un tiempo más abrir un espacio físico para que las clientas elijan cómodamente su calzado.

Cercanía del ferretero

Tras 20 años como profesor de inglés en dos colegios de la ciudad, Rodrigo Jaduri también debió reinventarse este año, en los meses más difíciles de la pandemia, siempre con el apoyo de su esposa María José Guarda, con "El emporio del ferretero".

"Estuve desde el año pasado dedicado a hacer algunos mueblecitos, porque me gusta trabajar la madera y también estuve pintando, hice cuadros, cosa que no había hecho nunca. Me fue bien, vendí varios", indicó.

"He tenido que contener a las familias, ser como una sicóloga, porque he tenido mascotas que van muy mal y fallecen, por eso hay que ser muchas veces como paño de lágrimas".

Angélica Parraguez, Uber Pet Angélica

"Si ahora me hacen elegir entre ser prevencionista de riesgos o vender, yo prefiero mil veces mi emprendimiento, porque tengo mis tiempos y hago lo que yo quiero".

Nelly Pincheira, Tienda Capriche