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acotados, al uso de mascarillas, lavado constante de manos, a la suspensión de todas las actividades extraprogramáticas en establecimientos educacionales, así como eventos masivos, entre otros.

Los relatos de sueños, cambios y esperanzas expresados por alumnos de cuartos medios del Colegio San Mateo, The Mission College y Liceo Carmela Carvajal dan cuenta que la experiencia vivida en estos dos años de pandemia tiene tanto puntos comunes como la incorporación de nuevos hobbies y actividades en sus rutinas, hasta darle un nuevo valor emocional a cosas simples y valorar la educación presencial, así como miradas distintas respecto al coronavirus, los contenidos recibidos y la forma de preparar la Prueba de Transición para la Admisión Universitaria (PDT) que rendirán muchos de ellos la primera semana de diciembre.

Aprender a disfrutar

Catalina Chamorro y Bastián Barría, ambos de 17 años, son alumnos del Cuarto Medio A y B -respectivamente- en el Colegio San Mateo. Sus experiencias en pandemia tienen un punto inicial común, creyeron que las primeras semanas de clases virtuales a las que fueron enviados en marzo del año pasado serían sólo una breve prolongación de las vacaciones de verano y que la emergencia sanitaria se extendería un par de meses.

"Cuando una de mis amigas fue de las primeras contagiadas en Osorno, tuve un golpe de realidad al darme cuenta que algo que se veía tan lejano como el covid-19 estaba en mi ciudad, y que mis seres queridos y yo estábamos expuestos a enfermar. Después todo ocurrió muy rápido ya que la comuna fue de las primeras en tener cuarentena y con eso las clases virtuales, que finalmente fueron todo el año pasado. Fue difícil por no compartir con mis compañeros de curso, más aún porque vivo en San Pablo, entonces fueron varias semanas en las que no fui más a Osorno, pero seguimos en contacto con mis amigos a través de las redes sociales", explica Catalina.

Agrega que durante el primer año de pandemia incluyó en su rutina distintas actividades como pintar, dibujar y cantar que le ayudaban a sobrellevar los días de confinamiento en su hogar junto a sus padres y hermano menor, el cual cursa segundo medio en el mismo establecimiento.

"Agradezco mucho que el colegio rápidamente implementó todas las herramientas para realizar las clases virtuales, pero honestamente cuando al fin pudimos volver este año fue maravilloso. Reencontrarnos con los compañeros de curso y ver el colegio con estudiantes y profesores es algo que antes de la pandemia pasaba desapercibido y ahora puedo decir que es incomparable e irremplazable. Este año hemos podido recuperar alguna de las actividades que tradicionalmente se realizan en cuarto medio, pero otras ya las perdimos. Es una etapa que no vivimos, pero lo tomo como un cambio del cual saqué cosas positivas, como salir a caminar y respirar al aire libre, crear vínculos con profesores y disfrutar de la vida en familia, porque en cualquier momento lo que creemos seguro deja de serlo", explica la joven que se prepara intensamente para obtener un buen puntaje en la PDT que le permita estudiar Medicina.

En Purranque vive Bastián Barría, por lo que el año pasado fueron varios meses los que no vino a Osorno, aunque seguía en contacto con sus amigos y compañeros de curso de forma virtual tanto en clases como en jornada de juegos en consolas o computador.

"La virtualidad de las clases no es lo mismo que las presenciales, porque uno se desconcentra aunque no quiera y eso afecta para el aprendizaje de los contenidos. En las casas hay muchos estímulos, por eso la gracia del colegio es que uno va a estudiar. Siento que hay muchas cosas que nos faltó vivir en estos últimos dos años y que uno esperaba, como la gira de estudios, somos la segunda generación que no puede disfrutar de ese viaje y capaz seamos las únicas. Las semanas solidarias también es algo tradicional que no se pudo hacer, pero bueno, ahora estamos muy esperanzados que la realidad sanitaria se mantenga en fase 4 para poder tener la gala y la licenciatura, que sin duda son hitos demasiado importantes que no quisiera dejar de vivir y mis compañeros tampoco", explica Bastián.

Sus emociones y pensamientos durante la pandemia fueron variando, pero sin duda el confinamiento es angustiante aunque en su caso mucho menos que en las personas que viven en casas más reducidas.

"Esa diferencia creo que las autoridades de gobierno no las vieron al momento de poner confinamiento y tampoco darle importancia a la salud mental. Creo que quienes estamos en etapa escolar tuvimos transversalmente preocupaciones y adaptaciones a cambios, como dejar de hacer deportes o juntarte con los amigos. Pero en mi caso lo tomo como una experiencia de vida que me enseñó disfrutar y valorar el contacto familiar y fraternal. Ahora le doy una importancia mucho mayor a eso que es intangible, pero que te hace tan feliz", comenta el estudiante, que en pandemia también adoptó a Robb y Ámbar, dos perros que le alegran y acompañan desde el año pasado.

Menos contenidos

En el Cuarto Medio B del Liceo Carmela Carvajal está Pedro Retamales (17 años), quien con su promedio 7,0 y un NEM (Notas de Enseñanza Media) de 6,9, espera obtener un alto puntaje para entrar a Licenciatura en Física en la Universidad de Chile.

"La pandemia para nosotros ha sido solo el consolidar tres años sin tener clases presenciales donde perdimos mucha materia. En el 2019 con el corte de agua y posterior toma del liceo tuvimos casi nada de contenidos de segundo medio; y después 2020 y 2021 en clases virtuales por la pandemia. Para mí eso ha sido lo más complicado, porque siento que pude recibir muchos más contenidos que me servirían para ingresar a la Educación Superior", detalla Pedro.

Hasta el día de hoy la mayoría de alumnos sólo se ubica de forma virtual y por el nombre, ya que las cámaras durante las clases suelen estar apagadas.

"Trato de participar activamente porque es necesario poder adecuarme a las distintas situaciones que uno enfrenta en la vida, pero es difícil porque muchas veces ocurría que el profesor perdía la señal o los mismos compañeros. En todo caso, igual logramos hacernos de amigos, lo que es importante porque muchos de ellos serán para toda la vida y no sé si la generación que ha estado en la última etapa del colegio en pandemia irá a tener esa fortuna, ya que son vínculos creados en la red de internet", comenta el alumno, quien gracias a una beca del liceo se prepara en un preuniversitario.

Asegura que perder todas las actividades programáticas que siempre han realizado en el liceo fue muy difícil, porque son esperadas desde que ingresan a la enseñanza media y formarán los recuerdos futuros.

"La mayor desventaja para nosotros es la falta de contenidos, pero también socializar, porque es muy importante para muchos de nosotros ya que no tenemos otras instancias para compartir con personas de

"Es una etapa que no vivimos, pero lo tomo como un cambio del cual saqué cosas positivas, como salir a caminar y respirar al aire libre"

Catalina Chamorro, alumna del Colegio San Mateo

"En todo caso, igual logramos hacernos de amigos, lo que es importante porque muchos de ellos serán para toda la vida "

Pedro Retamales,, alumno del Liceo Carmela Carvajal

"En general siento que nos faltan muchas cosas por vivir no sólo en el colegio, sino en esta etapa de mi vida, pero bueno veamos el lado positivo"

Jeanette Paidil,, alumna The Mission College