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"¿Cómo estarán esos pobres hígados?": la historia de una leyenda de las calles osorninas

Juan Pino Zárate, también conocido como "bailahuén", fue un personaje ampliamente conocido en Osorno y gran parte del país. Recorría las ciudades con su bandeja de mimbre cargada de hierbas medicinales, las que pregonaba con picardía y sabios consejos. Fue un personaje popular que recuerdan aquellos que suman más de 4 décadas...
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Un personaje conocido desde Arica a Chiloé, que comúnmente recorría la calle Ramírez y la zona centro de Osorno, fue Juan Pino Zárate, famoso por su grito "¿Cómo estarán esos pobres hígados…?, para los cuales recomendaba la hierba conocida como bailahuén, que ayuda a curar los males de la vesícula.

De pelo canoso, sonriente y con el chiste a flor de labios, aquel comerciante callejero (ya fallecido), oriundo de Valdivia, marcó una época en gran parte del país y también en Osorno con su bandeja de mimbre, donde llevaba gran cantidad de hierbas medicinales.

Está, de seguro, en los recuerdos de aquellos que ya suman más de cuatro décadas de edad. El grito con el que promocionaba su mercadería se escuchaba a distancia y era imposible que pasara desapercibido.

Cuando alguien se acercaba por curiosidad, el "bailahuén", como era conocido popularmente, les decía: "de vergüenza no compran".

En una entrevista concedida a El Austral de Osorno en julio de 1989, confesó que la calle es una escuela donde se aprenden muchas cosas, especialmente los chistes. Señaló que su trabajo tenía altibajos, pero dejaba ganancia. Con ello alimentó a su familia y le dio educación a sus seis hijos.

El poder de la hierba

Su clientela era de clase media para arriba, ya que según afirmó, el estrato más bajo desconocía el beneficio que tienen las hierbas medicinales. Era un hombre que le gustaba la vida que llevaba, ser libre, no tener que mirar la cara a un jefe y acomodarse a los horarios. Su jornada laboral partía a las 5 de la mañana, donde comenzaba a preparar sus materiales y las bolsas.

"Limpio las hierbas, las pico, las pongo en sus respectivas bolsas con el nombre y a las 6 ya estoy en la calle", relató.

Tenía definiciones para cada hierba y cómo ayudan a sanar. Dijo que la sanguinaria purifica la sangre, la limpia, igual que la zarzaparrilla. El matico es bueno para la úlcera, pero mejor aún si se toma con leche de vaca bien hervida. Para el estómago recetó la melisa, que debe tomarse cuando hay malestares; la menta es buena para evitar los gases y también como bajativo. Y el buchú es bueno para los riñones, diurético, hierba que sólo se encuentra en la cordillera.

"Las damas me piden el té para adelgazar y a algunas les hace efecto, pero a otras no… la persona con un poco de fe tendrá siempre buenos resultados", afirmó a este medio.

Andariego

Fue un personaje típico, pero también único. Recordó que en 1958 trabajaba como mayordomo en la casa central de la Universidad de Chile, pero perdió el empleo. Entonces buscó algo que le ayudara y empezó a conocer las yerbas y a venderlas. Nunca más dejó aquel trabajo.

Era andariego y recorría desde Arica hasta la Isla de Chiloé; incluso llegó a Tacna, en Perú, con su bandeja con hierbas medicinales. Ello le permitió conocer las costumbres de cada zona del país: aseguró que el norteño es apático y algo desconfiado; y los sureños más cordiales, atentos y alegres "creo que es por el clima", dijo.

Como debía viajar mucho, siempre lo hacía en las mejores condiciones: en tren se iba en salón y buscaba los mejores buses. Nunca entró a un lugar que no considerara decente.

"Así como me sacrifico en caminar horas, tengo que tener una compensación, porque vender hierbas también deja unos pesos para darme alguna satisfacción", señaló.

Al momento de la entrevista en 1989, Juan Pino Zárate fue sometido a una operación de hernia. Contó que los que "los médicos me echaron talla y me decían que tengo el hígado virgen y puro".

En ese entonces estaba preocupado por el futuro de las hierbas medicinales, en especial del bailahuén "de aquí a 10 años casi no quedará", lamentó.

"Las damas me piden el té para adelgazar y a algunas les hace efecto, pero a otras no… la persona con un poco de fe tendrá siempre buenos resultados". "Así como me sacrifico en caminar horas, tengo que tener una compensación, porque vender hierbas también deja unos pesos para darme alguna satisfacción".