Osorno para no olvidar: las Fiestas Patrias de antaño
La chilenidad se vivía a fondo en la comunidad osornina a fines del siglo XIX. Por ello, la celebración del "18" era un evento esperado y donde participaban todos. Salvas de artillería desde Pilauco, bandas musicales interpretando marchas e himnos, actos escolares y hasta el lanzamiento de globos con velas encendidas, fueron parte del programa.
¿Cómo se festejaban los 18 de septiembre en el Osorno de fines del siglo XIX?. Desde las primeras luces del alba los osorninos comenzaban a celebrar. A las 6 de la mañana, desde las lomas de Pilauco, el Batallón Cívico disparaba una salva de artillería, saludando así el nuevo cumpleaños de la Patria.
A continuación, un repique de las campanas de la iglesia Parroquial llenaba con sus sonidos metálicos el aire de la ciudad. Mientras que las fábricas, en su mayoría ubicadas en los alrededores del río Damas, hacían sonar sus sirenas, adhiriéndose a ese tan significativo acontecimiento histórico para Chile.
Así, y muy de madrugada, los osorninos despertaban con mucho ánimo y alegría, dispuestos a celebrar y participar en las diversas actividades programadas para honrar la memoria de aquellas generaciones que forjaron nuestra nacionalidad.
Durante los 18 de septiembre de fines del siglo XIX en Osorno, y siendo las 7 horas, bandas de músicos recorrían las calles interpretando marchas e himnos alusivos a tan magno acontecimiento.
Cuando el reloj marcaba las 8 horas, los alumnos y profesores en sus establecimientos educacionales izaban la bandera tricolor y se entonaba el himno nacional, se leía una arenga patriótica y cantaban la canción de Yungay.
Desfile y música
A eso de las 9 horas, en la Gobernación, y ante la presencia de autoridades y vecinos, se izaba el pabellón patrio, con los acordes de una banda de músicos y coreado por todos los asistentes. Posteriormente, en la iglesia parroquial San Mateo se efectuaba la Misa de Acción de Gracias por la Patria. Finalmente, había un desfile cívico-militar donde participaba el Batallón Cívico, la policía, el Cuerpo de Bomberos y estudiantes.
En 1893, el periódico La Voz de Osorno, describía lo siguiente: "El día 18, a las 2.P.M., las escuelas públicas de ambos sexos se encontraban reunidas en el centro de la plaza de Armas para cantar la Canción Nacional, en unión del Club Musical, que tan galantemente se ofreció para ello. Luego, después de haber cantado la Canción Nacional, varias alumnas de las escuelas Superior de Niñas, Elemental y Mista (sic) con sus gallardas figuras y natural arrogancia, dejaron oír hermosas frases, de elocuente patriotismo".
Al término del desfile, las autoridades hacían entrega de los premios y estímulos a los alumnos que habían obtenido el mejor rendimiento escolar en sus escuelas. Lo propio también realizaba el Cuerpo de Bomberos a los voluntarios que habían cumplido más de cinco años de servicio en la institución. A continuación se efectuaban ejercicios y un simulacro de incendio.
A eso de las 17 horas se realizaban los juegos populares, al igual que el día 17, situación que se repetía para el 19 y 20 de septiembre.
Una de las mayores atracciones para el público que concurría al primer paseo público de la ciudad era la elevación de globos, que estaban confeccionados con papel de colores. En su base se prendía una vela y lograban alcanzar una apreciable altura, gracias a las corrientes de aire. El globo, al inclinarse, era quemado por la llama de la vela, produciéndose un hermoso espectáculo de juego de luces y colores en los cielos de la ciudad.
Por la noche, las bandas de músicos se reunían en el kiosco de la plaza de Armas, donde ofrecían una retreta, de cuyos instrumentos se escuchaban los sones de himnos y marchas que hacían vibrar de patriotismo los espíritus y corazones de los osorninos. Entre las agrupaciones musicales participantes estaban el Orfeón Municipal, la Banda Chile, Germania, 21 de Mayo, el Club Musical de Osorno, entre otras.
Al terminar las retretas y bailes populares, comenzaban a iluminase los cielos de Osorno con los fuegos artificiales, siendo uno de los momentos finales de las festividades patrióticas. De esa manera, nuestros antepasados celebraban con entusiasmo y alegría el cumpleaños de la Patria.