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"Hay distintas realidades, algunos han vivido un duelo al darse cuenta que su familia no los quiere, incluso en algunos casos son personas cuyos hijos los rechazan o desaparecen sabiendo que dejan a sus progenitores abandonados y no les interesa. Para esos adultos mayores es muy triste, presentan mucho dolor al sentirse solos; algunos pacientes pasan por momentos de no querer seguir viviendo, mientras que otros, al contrario, tienen mucha fuerza y optimismo. Utilizamos todos los equipos multidisciplinarios para apoyarlos", explicó el profesional médico.

Indicó que este tipo de pacientes utilizan camas simples en distintas unidades donde son reubicados cada cierto tiempo para garantizar así la salud mental de la propia persona, como la de los funcionarios y personal clínico responsable. Durante la pandemia, aquellos que estaban en el Hospital Base fueron reubicados en otros recintos de la red como San Pablo, San Juan de la Costa, Purranque y Río Negro (excepto quienes están conectados a equipos de alta complejidad).

"Esta realidad se genera por distintas situaciones, en algunos casos son personas en situación de calle que sufren complicaciones de salud y que después requieren cuidados, pero no tienen red de apoyo. Otros casos son personas que sí han tenido su familia o red de apoyo, la que por distintas razones desaparece, siendo imposible encontrarlas; o también se dan casos que el único pariente posible no está en condiciones de recibirlo o no quiere. Es decir, no hay alguien que asuma este doble cuidado social y sanitario, quedando hospitalizado", comentó Castilla.

Vínculos afectivos

La gran mayoría de estos pacientes son personas conscientes y sin mayores complicaciones físicas, por lo que su rutina transcurre relativamente normal. Realizan su aseo personal y reciben raciones de alimentos diariamente. Algunos deambulan por los pasillos de su unidad como una forma de realizar alguna actividad física y también social, ya que interactúan con el personal clínico, con otros pacientes y sus familias, quienes también comparten con ellos algún alimento o momento de conversación. Es más, después de tantos días hospitalizado el vínculo afectivo lleva a los funcionarios incluso a celebrar sus cumpleaños o acompañarlos en fechas simbólicas como la Navidad o Año Nuevo.

Ruth Barría, presidenta del Consejo Consultivo de Usuarios del Hospital Base y voluntaria de las Damas de Blanco, explicó que este tipo de pacientes vive una realidad muy complicada donde su vida transcurre en el hospital. Muchos de ellos silenciosamente esperan que lleguen los familiares a buscarlos o visitarlos.

"Es muy triste. Los distintos voluntariados somos los encargados de entregarles todos sus productos para el aseo personal, en los casos que es necesario ayudarlos físicamente a realizar estas labores diariamente, también conversamos con ellos, como apoyo emocional, ya que ven en nosotros y los funcionarios a la familia que los olvidó o que nunca tuvieron", comentó la voluntaria por más de 25 años.

Agregó que es urgente que exista un organismo del Estado que esté exclusivamente orientado para abordar esta realidad, la cual es muy silenciosa y desconocida, pero dramática para quienes la enfrentan y donde los hospitales cumplen un rol social fundamental.

"Hemos tenido casos donde están listos para ser dados de alta, pero las personas se dan cuenta que fueron olvidados o rechazados por sus familiares, que simplemente no vinieron ni a buscarlos ni a verlos nunca más. Es una situación social y emocional que muchos conocen casi como parte de los mitos y resulta que es real", relató Barría.

Un ejemplo de esta realidad ocurrió en julio pasado, cuando fue dado de alta desde el Hospital de Río Negro Francisco Fontealba, quien ingresó al recinto el 13 de mayo de 2015, a la edad de 23 años, por un diagnóstico de amputación infrarotuliana derecha, enterocistoplastia, vejiga neurogénica y mielomeningocele operado. Está considerado como paciente sociosanitario, al no contar con redes de apoyo efectivas ni tampoco un domicilio donde pernoctar. Logró recibir el alta tras pasar 6 años en el establecimiento.

Permaneció todo ese tiempo en el recinto de salud, porque no tenía hogar ni institución que lo acogiera, pero el Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis) regional, abrió una residencia para personas con su perfil, ubicada en la ciudad de Puerto Montt, siendo administrada por la Fundación Casa Nazareth.

2010 está hospitalizada una persona menor de 40 años, quien llegó a causa de un accidente que le provocó un traumatismo encéfalo craneano (tec) grave, con consecuencia de incapacidad.

15 pacientes sociosanitarios internados en la red hospitalaria provincial son hombres y 4 son mujeres; 10 casos corresponden a personas entre 60 y 95 años de edad, y 9 están en el rango de los 25 a los 59 años.

2 mil personas a nivel país están internadas en algún hospital público en condición de paciente sociosanitario, es decir, que presentan simultáneamente doble condición de riesgo.