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Sebastián

En el local 16 llamado Cocinería Sebastián se encontraba su dueña, Yolanda Gatica, quien abrió hace 20 años y en estas dos décadas ha formado una clientela fiel que día a día llega a probar sus platos preferidos.

En marzo del año pasado, cuando se decretó la emergencia sanitaria en Osorno y el país, se vio obligada a cerrar su local, pensando que esta situación no sería tan extensa como lo ha sido, o lo fue.

"Estuvimos cerrados un año cuatro meses y todo fue rápido, porque de un día para otro nos vimos obligados a eso. Tuvimos que llevar las cosas guardadas a la casa para no perderlas, pero todo fue terrible, porque no sabíamos qué hacer, no pensábamos que sería por tanto tiempo", dijo la emprendedora osornina.

Afortunadamente pudo mantenerse porque tiene unas cabañas en arriendo y pensionistas, "entonces, eso me ayudó, pero los ingresos bajaron bastante, así que tuvimos que ajustarnos como familia para poder mantenernos. Además, todo fue complejo, porque tengo gente que trabaja conmigo y ellos tuvieron que buscar trabajo por mientras, aunque todo fue conversado", relató.

A modo personal, confiesa que fue difícil no atender su local y, no sólo por un tema económico, sino por el contacto con los clientes, ya que tienen caseros desde hace años, que por supuesto ahora agradecen la reapertura.

"Hace dos semanas aproximadamente que abrimos nuestro local, a diferencia de otros emprendedores que lo hicieron antes. Apenas abrimos llegó mucha gente, pero ahora ha bajado un poco, aunque agosto es así, porque es una fecha complicada. Pero como familia estamos felices por volver a trabajar y nuestros trabajadores también están contentos", agregó Yolanda Gatica, quien comentó que comenzó con una carta simple y de a poco ha ido agregando más platos.

Cocinería farías

La dueña del local Cocinería Farías, María Montes, tiene su local desde 2019 y alcanzó a trabajar un año tres meses hasta que la pandemia la obligó a cerrar sus puertas.

Dijo que toda la situación fue de improviso y sin duda la afectó en lo económico y en lo personal, porque se redujeron a cero sus ingresos. Sin embargo, logró mantenerse a flote gracias a unos ahorros y algunos bonos principalmente.

"Estuve todo este tiempo en mi casa, pero igual hice algunas cosas, como preparar mermeladas o conservas en general para poder generar dinero, pero claramente no es lo mismo. En un primer momento las ventas estuvieron buenas, pero de a poco fueron bajando. Además, estar encerrada en la casa no es bueno. Vivo sola, entonces era complicado también, a veces no sabía qué hacer", contó la emprendedora osornina.

Reabrió sus puertas a fines de julio y desde ese momento llegaron sus clientes. Comenzaron a llegar de a poco y con antojos de platos que no siempre preparan en sus casas, como paila marina o pescado.

"Los clientes tenían muchas ganas de salir, porque también se sentían encerrados. Pasó bastante tiempo, pero afortunadamente nos dieron la posibilidad de abrir nuestros locales y de a poco se ha ido moviendo. Eso me tiene contenta. Además, el personal que trabaja conmigo siempre estuvo apoyando y eso es importante, porque todas queríamos volver", indicó la emprendedora osornina.

Comenzó de a poco con la carta, porque después de más de un año de cierre debían también ponerse al día y entregar los sabores característicos de su local, pero la idea es ir agregando más platos.

"Estamos todavía en una incertidumbre, no quiero hacer más preparaciones, porque si retrocedemos puedo quedar con mercadería y se puede echar a perder, entonces eso me da un poco de susto. Lo importante ahora es dejar bien a los clientes que confían en nuestro local y los platos que preparamos", señaló María Montes.

El chilote

Uno de los locales tradicionales del Mercado Municipal es El Chilote, que tiene unos 50 años de vida y una fiel clientela que degusta sus deliciosas preparaciones.

La dueña de este negocio, Juana Silva, dijo que durante este casi medio siglo de existencia nunca había vivido una situación tan complicada como tener que cerrar por la pandemia. Estuvieron sin funcionar durante un año y cuatro meses.

"Nos tuvimos que mantener en la casa encerrados y no hicimos mucho la verdad. Incluso tuvimos que vender algunas cosas que teníamos para generar ingresos, porque no estábamos produciendo nada. Fue una situación bastante compleja. Tampoco trabajamos como para llevar o con delivery, porque acá eso no funciona, ya que los clientes vienen de paso y buscan un espacio para comer tranquilos", expresó la emprendedora osornina, quien vive junto a su esposo.

A causa de la crisis, debió prescindir de los servicios de sus trabajadores y actualmente están funcionando como un negocio familiar, apoyados por una de sus hijas que les tendió la mano para seguir con el negocio de la preparación de exquisitos platos.

Agregó que abrieron en junio aproximadamente para hacer preparaciones para llevar, pero cuando ya autorizaron la reapertura con aforo limitado, comenzaron de inmediato, porque no podían esperar más tiempo, ya que la situación se hacía insostenible.

"Apenas abrimos los clientes comenzaron a llegar, porque nos decían que extrañaban comer algo rico en nuestro local, desde los desayunos hasta los almuerzos, entonces fue una alegría, porque con los años uno va conociendo a las personas que llegan", indicó la señora Juanita, como le dicen sus cercanos.

"Nos tuvimos que mantener en la casa encerrados y no hicimos mucho la verdad. Incluso tuvimos que vender algunas cosas que teníamos para generar ingresos".

Juana Silva, Dueña de Cocinería El Chilote

"Estuvimos cerrados un año cuatro meses y todo fue rápido, porque de un día para otro nos vimos obligados a eso. Tuvimos que llevar las cosas guardadas a la casa para no perderlas, pero todo fue terrible, porque no sabíamos qué hacer".

Yolanda Gatica, Cocinería Sebastián