Las estafas telefónicas y los llamados con el "cuento del tío" se han hecho cada vez más frecuentes. Muchas familias aseguran haber recibido llamados donde les indican que tienen secuestrado a uno de los hijos y exigen un rescate, que algún integrante del grupo ha sufrido un accidente y hay que pagar una fianza, o que el dueño de casa envió a alguien a retirar artículos de valor.

La delincuencia es cada vez más sofisticada y utiliza metodologías osadas que ya no sorprenden. Las bandas operan incluso desde las cárceles y pese a que el reglamento penitenciario lo prohíbe, los celulares son de uso frecuente, porque son llevados desarmados por los familiares. Es un claro reflejo de que la organización delictual no se extingue con la reclusión de sus integrantes y que, por el contrario, recurren a la tecnología para seguir actuando desde el interior.

Hoy es posible obtener a través de internet todos los datos de una persona, como nombre completo, RUT y número telefónico, mientras que las redes sociales entregan mucha información, desde los nombres de familiares y amistades, lugar de trabajo o estudio, sitios que frecuentan, fotografías, cuándo y a dónde viajarán de vacaciones, nombre de las mascotas, etc. Así, los delincuentes pueden reconstruir el entorno de sus potenciales víctimas, mientras demuestran la habilidad de ir logrando más datos que las mismas personas proporcionan en forma espontánea durante la conversación.

Por eso, las instituciones policiales han advertido a las personas que no deben creer inmediatamente en este tipo de llamados, a tener otro teléfono para verificar dónde se encuentra el familiar y verificar si está bien, a no entregar ninguna información del domicilio, nombres, ni decir con quién están. Los delincuentes se nutren de datos que obtienen en la guía telefónica o de internet, sobre todo de redes sociales. Es evidente el grado de sofisticación que alcanzan los delincuentes en algunas acciones y los recursos de que disponen para emprenderlas. Por eso, es necesario que estos temas sean conversados en la familia, para establecer un protocolo de prevención, advirtiendo especialmente a los niños, que suelen ser los que proveen más información en el caso de esos llamados.

La agenda mundial se centra en estos días sobre los estragos que genera el cambio climático a nuestro planeta. Sin duda alguna, la ganadería sigue en la mira. Debido a que éste es un problema que convoca no sólo a Chile, sino a las economías del mundo.

Surgen entonces detractores de los sistemas ganaderos como tales, otros cuestionan determinadas formas de producir. Hay datos positivos para diversos sistemas ganaderos, como las cifras que mostró Escocia en el último seminario de Meat Days.

Ellos poseen un sistema ganadero orientado a la mantención de su patrimonio territorial. Podemos entonces inferir que un buen manejo de zonas ligadas a ecosistemas protegidos puede ser una buena opción, y que puede existir una armonía entre la coexistencia de fauna y flora nativa, con la práctica ganadera. Eso en parte también lo hemos podido observar en nuestro país.

Otros países han constatado que la posibilidad de realizar un manejo un poco más intensivo, bajo sus condiciones de entorno, permite concluir resultados más beneficiosos desde el punto de vista ambiental, con lapsos de producción que se acortan, y que por ende el impacto por kg de carne total producido se minimiza.

En relación al uso del recurso pastoril, actualmente en Chile INIA/INFOR se encuentran realizando un estudio para medir la captación de carbono que realizan nuestros sistemas locales. Porque, nuevamente, existen múltiples factores. Una pradera, si está degradada, o si se rompe para establecer todos los años un cultivo también libera gases de efecto invernadero. Por el contrario, praderas bien mantenidas generan, de acuerdo a la literatura, un gran beneficio al capturar CO2 desde el ambiente.

¿Qué opción tomamos entonces? Complejo, pero posible. Porque lo importante es el balance total de gases. Y hay múltiples formas de compensar y mitigar. Entramos a una fase en la cual podemos hacer las cosas mejor que nunca.

El apoyo mutuo y la confianza en los estudios sectoriales son clave para realizar mejoras estratégicas a nuestros predios, donde cada caso debe tener un modelo de producción en base a su situación particular. El "cómo" producir resulta más relevante.

Sergio Willer, presidente de Corpcarne