El Gobierno promulgó el 1 de junio la ley 21.342, que regula el retorno gradual y seguro al trabajo durante la pandemia. Se trata de una normativa que establece una serie de protocolos para que el regreso laboral cumpla con las normas sanitarias correspondientes.

El reglamento además permite que trabajadores de más de 60 años puedan teletrabajar, y también las personas que padecen algunas patologías como hipertensión, enfermedades cardiovasculares, cáncer, o que tengan a su cuidado, niños o adultos mayores. Además, las licencias médicas por covid 19 no tendrán periodo de carencia, es decir, serán canceladas íntegramente y se deberá pagar un seguro médico de cargo del empleador.

La pandemia de covid 19, que a Chile llegó a inicios de marzo del 2020, llevó a las muchas empresas a instalar el trabajo a distancia, para que sus colaboradores desarrollen sus funciones desde la casa, vía Internet, y reducir las posibilidades de contagio. El teletrabajo ha sido una forma flexible de organización, que consiste en el desempeño de la actividad profesional sin la presencia física del empleado en la empresa. Esta modalidad de desempeño laboral a distancia ha tomado cada vez más importancia, sobre todo en aquellas actividades en que es posible que el empleado pueda desarrollarla desde su casa y conectarse de forma remota con su empresa o servicio público.

A juicio de los expertos, esta fórmula llegó para quedarse y las experiencias que se han logrado en estos quince meses y los que quedan por delante servirán para tomarlas en cuenta en futuras decisiones.

Surge la pregunta si las empresas están preparadas para dar cumplimiento a esta normativa y los expertos estiman que las grandes compañías no tendrán inconvenientes, ya que mantienen protocolos, pero el tema puede ser más complicado para las pymes, ya que deberán pagar un seguro. Sin embargo, lo positivo es que éste dará una cobertura que antes no existía y permitirá un regreso más seguro a los trabajadores.

El cuento hoy día se cuenta sólo, se realizó una consulta en acuerdo a lo establecido el 15 de noviembre de 2020, en el que todas las fuerzas políticas, menos el Partido Comunista, concordaron generar un plebiscito para aprobar o rechazar la generación de una nueva Constitución para nuestro país.

Los resultados fueron categóricos, y nuestro país soberano y mediante el voto ciudadano con un 80% de los votos escrutados consideró la creación de una nueva constitución, en cuyo proceso también se acordaron no con menos discordia, la cantidad de 155 constituyentes que igualmente serían escogidos por cada distrito electoral de nuestro país.

La primera semana de funcionamiento de la Convención Constitucional ha dejado sensaciones encontradas, y muy preocupantes a la vez, donde el genuino anhelo de poder constituir esta instancia como forma de canalizar las demandas sociales y dictar una nueva Constitución que interprete a la mayoría, también se ha cruzado con prácticas propias de la "muy vieja política" y con afanes de algunos sectores por atribuirse facultades que van más allá del ámbito de competencias fijados para esta instancia.

Al parecer lo que la mayoría del Apruebo tienen hoy día una visión que dista mucho de lo que se declaró para cambiar a nuestro querido Chile. Tampoco ha sido una buena señal que en esta primera semana las energías se consumieran en la elaboración de una declaración en la cual, junto con justificar la violencia a partir de octubre de 2019, se demande al Congreso una rápida tramitación del proyecto que busca un indulto a imputados o condenados en el marco de la protesta social, y que no se evidencie una reparación a todos aquellos emprendedores que los perdieron todo a lo largo de nuestro país, debido a la violencia de los mismos que hoy quieren generar una amnistía.

Es lamentable que la Convención haya decidido incursionar en un ámbito que no le corresponde, como es interferir directamente en los poderes del Estado, situación que para los gremios y los ciudadanos de este país resultan ser preocupantes pero a la vez resultan ser hechos vergonzosos. Declaramos, y reclamamos que esta instancia histórica y fundamental para nuestra Patria no se transforme en una bolsa de gatos, Chile no se lo merece.

Carlos Bustos, presidente de la Multigremial