Los problemas de la desinformación
Afortunadamente, poco a poco van creciendo las organizaciones que son capaces de detectar las historias falsas. La situación se torna grave cuando estos procesos ocurren en medio de una emergencia de tal magnitud como la que enfrentamos en la actualidad.
Hace unos días, después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificara al covid-19 como una pandemia, el Proyecto de Estudios Empíricos de Conflictos de la Universidad de Princeton, Estados Unidos, inició un profundo trabajo de recopilación de datos en torno a la forma en que opera la desinformación, específicamente en torno a la propagación del coronavirus.
Se trata de un trabajo de alta relevancia, pues permite analizar con claridad la gran dimensión de la problemática asociada a las denominadas "noticias falsas", que tanto daño provocan en la Región, el país y el mundo, pues impactan directamente en negativas conductas, como el abandono de las precauciones sanitarias o la menor adhesión al proceso de inmunización contra el coronavirus.
El principal objetivo del estudio realizado por la universidad estadounidense fue apoyar los esfuerzos para limitar la propagación de narrativas distorsionadas en torno a la pandemia, para lo cual decidieron categorizar de manera sistemática y hacer públicos los datos que contribuyan a una comprensión mucho más precisa del fenómeno conocido como desinformación.
Se debe reconocer, eso sí, que recientemente las empresas de redes sociales han iniciado procesos de cambio en esos algoritmos, así como en los procesos de moderación de contenidos, que buscan afrontar esta verdadera "epidemia" de noticias falsas.
La situación se torna especialmente grave cuando estos procesos ocurren en medio de una emergencia de tal magnitud como la que enfrentamos en la actualidad.
Frente a este escenario, la labor de verificación de datos cobra una especial relevancia. Y afortunadamente, poco a poco van creciendo las organizaciones que son capaces de detectar las historias falsas, analizar su origen e intentar contrarrestar su impacto.
Esa labor hace que sea más fácil para los periodistas y el público en general de todo el mundo identificar y refutar las afirmaciones falsas, por lo que un desafío central es cómo las sociedades pueden contribuir al fortalecimiento de este tipo de organizaciones, cuya contribución se hace crecientemente necesaria en virtud del avance de este complejo fenómeno.