El Ministerio de Salud ha prorrogado hasta el 30 de septiembre la vigencia de la alerta sanitaria, que vencía el 30 del mes en curso. No obstante que esa cartera ha reconocido que la variación de casos de contagios ha caído en el país, coincidentemente con el avance de la campaña de vacunación contra el covid-19, también es cierto que importantes centros poblados, como la Región Metropolitana, la de Valparaíso y Los Ríos, no han podido controlar esas cifras.

Hasta hace un par de días cerca de 12 millones de personas había recibido la primera dosis y casi 9 millones 500 había completado su proceso de vacunación. De acuerdo con análisis de organismos internacionales, Chile se encuentra entre los tres primeros del mundo en vacunación por habitante.

La declaración del estado de alerta sanitaria es una facultad que tiene el Ministerio de Salud, que le permite tomar medidas especiales durante la pandemia, y que es diferente al estado de excepción constitucional, que lo adopta el Presidente de la República. El decreto de alerta otorga mecanismos para fortalecer la inspección sanitaria, dotando a las autoridades de Salud de facultades extraordinarias.

Respecto del Estado de Excepción Constitucional, éste vence el 30 del presente mes, pero cinco días antes el Gobierno debería ingresar un decreto para ampliar el periodo en otros tres meses, aunque necesita la aprobación del Congreso Nacional.

Es muy lamentable que tras quince meses de esta pandemia, que en Chile ha atacado a más de un millón y medio de personas y que ha dejado a más de 31 mil fallecidos, aún haya personas que se resisten a adoptar las medidas preventivas ampliamente difundidas. Más aún, hay quienes, especialmente en el segmento joven, se resisten a concurrir a vacunarse, con lo que ponen en riesgo sus vidas y las de quienes los rodean. Ante esas actitudes, se hace difícil volver a una cierta normalidad y dejar de lado las medidas de excepción.

Los indicadores del mercado laboral han sido el barómetro de la dureza de la crisis económica que ha afectado a la economía nacional y regional desde marzo de 2020. La depresión que ha afectado al mercado laboral aún no entrega señales positivas contundentes, ya que la estimación de ocupación regional el trimestre móvil febrero-abril muestra un 20% menos de ocupados que en diciembre de 2019.

Los indicadores laborales venían presentando mejorías desde noviembre pasado, pero el mes de marzo a marcado un quiebre de tendencia ya que la ocupación se deterioró con respecto a febrero, y los indicadores de desocupación ajustados que venían declinando también anotan un retroceso en marzo.

Así, para una región que tiene su matriz productiva sostenida en tres pilares fundamentales como la acuicultura, el sector pecuario y el turismo, la región de Los Lagos ha sufrido un impacto simultáneo en todos ellos. La pandemia global prácticamente eliminó los flujos de viajeros internacionales, mientras que la crisis económica ha afectado la demanda de los principales productos exportables con el consiguiente impacto en precios de exportación.

Indicadores de la inversión regional muestran signos incipientes de recuperación, de la mano de la edificación habitacional y de la ejecución del presupuesto fiscal. La construcción venía recuperando empleos, pero en marzo hubo un leve retroceso poniendo en pausa el proceso de recomposición de la ocupación. La ejecución del presupuesto fiscal es decisiva para los meses de invierno.

Las elecciones recientes son parte del barómetro de la situación económica y social que no ha mostrado signos de repunte, mientras que la incertidumbre sanitaria ha crecido, y el resultado ha golpeado fuerte al gobierno, que ha cedido frente a una oposición más cohesionada para impulsar una agenda más agresiva de política fiscal que debiera rendir frutos en los meses de invierno. Se ha estructurado un paquete de medidas más centrado en la micro y pequeñas empresas, pero que aún se mantiene en aspectos paliativos sin que se avance en una fórmula de reconstitución del capital productivo que debiera ser la base de la reactivación productiva y del empleo. La industria turística requiere de políticas más específicas porque su recuperación será más tardía y también más lenta.

Hernán Frigolett, M.Sc. in economics Univ. of London

investigador Ceder ULagos