Pocos días después de que la Organización Mundial de la Salud clasificara al covid-19 como una pandemia, la Universidad de Princeton inició una recopilación de datos sobre la forma en que opera la desinformación, específicamente en torno a la propagación del covid. Es un trabajo de relevancia, pues permite analizar la problemática asociada a las "noticias falsas.

El principal objetivo fue apoyar los esfuerzos para limitar la propagación de narrativas distorsionadas, para lo cual decidieron categorizar de manera sistemática y hacer públicos los datos que contribuyan a una comprensión mucho más precisa del fenómeno conocido como desinformación. Para ello han explorado internet y redes sociales para identificar, registrar y rastrear discursos tergiversados. Para diciembre de 2020 ya habían contabilizado 5.613 historias distintas de desinformación de más de 80 países y en 35 idiomas. Se encontraron afirmaciones de remedios falsos, relatos de supuestas conspiraciones gubernamentales y recuentos de casos exagerados.

Esto se asocia a que una parte de las historias han estado motivadas por razones políticas, lo cual se ha observado con especial intensidad en América Latina. También se encontraron muchas publicaciones que promovían curas falsas y medidas preventivas inadecuadas. Actores clave de la desinformación son los propios usuarios de las redes sociales, que cumplen dos roles: primero, son las audiencias que consumen este contenido sin mayor cuestionamiento y también, en una buena parte de los casos, se convierten en los distribuidores de material. Es decir, contribuyen a amplificar este fenómeno, ayudados por algoritmos que hacen que a medida que más usuarios interactúen con ese contenido, lo transformen en más "recomendable" para otros usuarios.

La situación se torna grave cuando estos procesos ocurren en medio de una emergencia de tal magnitud como la pandemia y donde también, lamentablemente, crecen hasta de manera compulsiva este tipo de mensajes. En este escenario, la verificación de datos cobra especial relevancia. Afortunadamente, poco a poco van creciendo las organizaciones que son capaces de detectar las historias falsas, analizar su origen y contrarrestar su impacto.

A Valparaíso dos mil veintiún años después de Él, uf mucha agua ha corrido bajo el puente. Cientos de años, traiciones, pasiones, excesos, aciertos y desaciertos. Desde Clístenes de Atenas a Piñera de Santiago, sin duda el llamado "gobierno del pueblo" ha ido sembrando la idea que este sistema es el mejor para organizar una sociedad.

¿Lo es?...¿Vivimos mejor hoy que entonces? Antes no votaban las mujeres ni los esclavos, ahora votamos las mujeres, los esclavos y los niños. (¿O un joven de 18 años del siglo XXI es adulto?)

En fin, el caso es que las actuales democracias están cayendo por su propio peso. Caos y corrupción entre las autoridades, abuso de poder, nepotismo, prácticamente todos con querellas y juicios y aún así todos quieren ser presidentes y o llegar al Congreso más no sea por un par de períodos. ¿Que diría don Clístenes de esta calidad de los postulantes y cómo usan la democracia?

¿Qué pensaría de tanto candidato de dudoso origen, varios con prontuario, pero igual pascual postulando, candidateándose, llenando espacios y programas, gastando nuestra plata, prometiendo el oro y el moro, caras nuevas, caras viejas y lo único que tienen en común son las mismas promesas?

¿Qué tenía en mente don Cliste? ¿En ese entonces existía desigualdad social? Obvio, después de todo es el creador de la "isonomía", la igualdad del voto.

Aquí entre nos: ¿de qué porte era el voto en esa época? ¿Se imaginaría ese sabio político griego la cantidad de plata que hoy se gasta en los "postulantes con vocación de servicio"? ¿Los griegos también pagaban una brutalidad a los candidatos, incluidos aquellos que no son electos y o que pertenecen a conglomerados de ideas retrógradas y demagógicas y que tanto daño le hacen "al pueblo"?.

¿Alguien sabe de eso? ¿Por qué ningún historiador lo repite o por qué no nos lo enseñan en el colegio?. No es por pelar, pero ¿serviría de algo? Para qué nos hacemos los tontos, parece que la "democracia" hoy no sólo deja mucho que desear, sino que tiene al mundo moribundo al borde del colapso… ¿o no?.

Vivian Arend