Debido al carácter pionero de las elecciones de gobernadores regionales y convencionales constituyentes que redactarán la futura Constitución de Chile, la votación por alcaldes y concejales no tuvo el mismo nivel de cobertura ni generó igual nivel de debate que en ocasiones anteriores. Sin embargo, aquello no puede ser obstáculo para reconocer la importancia que las autoridades del nivel comunal tienen en cada uno de los territorios en que han sido elegidos. Y no se trata de un tema menor, pues -como bien se sabe- los municipios son los servicios públicos más cercanos a la comunidad, hasta donde el vecino suele acudir en busca de ayuda para enfrentar sus problemas y de orientación frente a las más diversas temáticas.

La evidente renovación que muestran las cifras representa, sin duda, un desafío mayor. Esto, porque los candidatos electos, tanto alcaldes como concejales que debutan en los cargos, deberán enfrentarse al necesario aprendizaje respecto del funcionamiento de los municipios. Más allá de los eslóganes de campaña y la voluntad de cambio que pueda expresarse en los periodos de campaña, la realidad es que llevar adelante la administración comunal es una tarea sumamente compleja, donde -entre otras cosas- se requiere conformar cuadros técnicos que acompañen eficazmente el liderazgo de la autoridad política.

Lo anterior tiene un especial significado para las comunas más pequeñas, donde un porcentaje importante de la gestión local se basa en la capacidad de formulación de proyectos adecuados para su postulación a fondos regionales.

A ello debe sumarse una capacidad de coordinación con los múltiples niveles de administración gubernamental, donde debe primar el diálogo y la disposición al trabajo conjunto, por sobre el mero reclamo y protesta, que poco conduce a la consecución de los objetivos cuando se gobierna una comuna. Allí, será clave observar cómo podrán los alcaldes independientes tejer las necesarias redes de colaboración -más allá de quien sea que gobierne tanto a nivel regional como nacional- para no obstaculizar el necesario desarrollo de obras y gestiones que permitan impactar positivamente la calidad de vida de los habitantes de cada comuna.

"Los colonos también son inmigrantes" dicen, como si fuera lo mismo. Colonizar-establecerse en un territorio alejado de su pueblo, país de origen, con la intención de poblarlo y explotar sus riquezas.

Inmigrar-establecerse temporal o definitivamente en un país o región diferente del lugar de origen.

¿Es lo mismo? ¿Los colonos son inmigrantes? Según las definiciones, sí. ¿Y los inmigrantes son colonos? No necesariamente.

Todos los países, en su origen, han sido primero invadidos y luego colonizados. Chile no es la excepción. Fuimos invadidos y colonizados, además, por otros pueblos que con sangre, sudor y lágrimas, cuando todo estaba "en veremos" (los límites apenas trazados, los héroes recién muertos, la luz eléctrica no existía y las tarjetas de plástico ni siquiera se podían imaginar) venían con familia y herramientas a luchar por sus sueños.

Algunos invitados por nuestro joven país; otros de puro aventureros ;y otros buscando mejor vida, pero todos venían a trabajar. Y abrieron montañas, descubrieron valles, endilgaron caminos. A pulso y sin máquinas milagrosas, herramientas automáticas ni botones que apretar, mucho menos celulares y por supuesto no existía la "gratuidad", la Organización de la Naciones Unidas (ONU) ni las ONG…

En fin, hoy ¿qué tenemos: colonos o inmigrantes?

Listo, aquí se avinagra el artículo. Aún cuando hay mucho por colonizar, nadie quiere hacerlo. Nadie quiere convertir el desierto de Atacama en vergel, ocupar tierras en el extremo sur (y de paso hacer patria) o cultivar cada rincón de nuestro hermoso país que tanto necesita de espíritus pioneros. Sin embargo, gracias a la venia de algunas autoridades, hoy estamos siendo invadidos (del latín "invasio", invasión; acción y efecto de interrumpir, entrar por la fuerza a ocupar irregularmente un lugar propagándose en un medio o ingresar injustificadamente en funciones ajenas), por pueblos hermanos que por distintas necesidades y circunstancias buscan refugio en nuestra tierra.

Como patria y pueblo deseamos recibirlos con los brazos abiertos, pero como país ¿estamos preparados? ¿qué pretendemos? ¿acoger? ¿mano de obra? ¿solidaridad? ¿a qué vienen ellos? ¿usted qué cree?...

Vivian Arend