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A comienzos de año la comunidad osornina se sorprendió por el nacimiento de trillizos en el Hospital Base de Osorno luego de una cesárea de urgencia. El laborioso trabajo que representa traer tres bebés al mundo era el término de un largo camino de esfuerzo que había vivido anteriormente, Carla García, de 30 años.

Desde hace cerca de una década, la supervisora de una empresa de obras menores había intentado embarazarse, pese a que sufría de infertilidad. Por esta razón, el Día de la Madre era muy triste, no le daban ganas de salir ni mirar a nadie ante la frustración de no poder tener lo que deseaba.

Un sueño

Cuando empezó la pandemia en marzo de 2020, decidió postergar por meses el tratamiento para concebir. Sin embargo, un día en medio del estrés decidió insistir una vez más y semanas después recibió ese mensaje anhelado. "Fue una noticia paralizante, emotiva y muy bonita, habíamos esperado tanto. Tenía la oportunidad de estar embarazada y en la ecografía me dijeron que no era uno, ni dos, sino tres", contó.

Estaba ilusionada con escoger la ropa, la cuna, todos los implementos necesarios y encabezar su baby shower, algo que no pudo hacer. En cambio, permaneció en casa, compró por internet y acató las restricciones del covid, las cuales le impidieron a su esposo estar en las ecografías, al igual que para la llegada de los bebés.

A finales de enero, tuvo que ser trasladada al hospital con sólo 30 semanas de gestación. Tres días aguardó una decisión sobre si era conveniente hacer nacer a los bebés o que maduraran un poco más, hasta que los médicos finalmente tomaron la determinación de realizar el procedimiento el 27 de ese mes.

"Eran chiquititos, yo no los pude tomar en brazos, se los llevaron inmediatamente a la incubadora. Los iba a ver a diario y empecé de a poco a interactuar con ellos. No lo viví como todas las mamás, a quienes les entregan su bebé para tener un apego, eso fue muy difícil", contó García

Por su situación particular, permitieron que su esposo pudiera entrar a ver a los pequeños, debido a que el tiempo de visitas de 14:30 a 16 horas era escaso para ella. Después de dos meses pudieron llevar a Rodrigo, Daniel e Ignacio a casa. "Esta experiencia ha sido súper bonita, estás todo el rato con ellos, necesitan de ti. Es emotivo pasar este día de las madres juntos. El aprendizaje más bonito es la perseverancia, por eso ahora estoy disfrutando de tenerlos en mis bracitos", manifiesta.

Organización

En el caso de los funcionarios de salud, conocen de primera mano lo que es estar ajetreados, con largos turnos y cansados. Para ellos, además de los arduos episodios laborales que atraviesan, el reto es evitar mezclar este ámbito y su vida familiar.

Estefany Baeza, matrona del Hospital Base, presenció la readecuación de espacios en el centro asistencial producto del covid, los cuales afectaron la dinámica a la que estaba acostumbrada desde diciembre de 2016 cuando empezó a desempeñar su cargo en el área de Ginecología de Maternidad.

A partir de enero de 2021 forma parte del sector de Medicina, en el mismo piso donde estaba, atendiendo a pacientes con distintos padecimientos. "Hacemos pega de enfermeras, pero es la forma cómo estamos ayudando en la pandemia", aseguró.

En su cotidianidad los cambios también partieron en marzo de 2020. A raíz de la incertidumbre por el coronavirus, optó porque el papá de su hijo lo mantuviera en casa, ya que la persona a cargo del cuidado prefirió resguardarse al ser población de riesgo.

"Al principio resultó complicado, ahora se ha mantenido más estable. Tenía que hacer turnos de 24 horas, ir a dejarlo, buscarlo y así sucesivamente. Otra de las dificultades era el encierro para el niño, los cambios de ánimos, pero creo hay un proceso adaptativo tanto en el trabajo como en nuestra vida", consideró.

La clave para concretar cada una de sus tareas consistió en coordinarse en sus estudios, en sus labores y en su rol de madre. En su día a día, acude a turnos, duerme, va a visitar al pequeño (de 3 años) regularmente, siempre tratando de estar presente.

A un año de ir complementando estas tareas, cree que tanto ella como su hijo han conseguido adecuarse exitosamente, buscando alternativas adicionales, por ejemplo, planear escapadas a lagos o zonas cercanas si surge la oportunidad. "Al salir del hospital hay que variar la mentalidad, esta es una realidad que estamos viviendo nosotros, una bastante fuerte. Te afecta harto el tema del estrés, el cansancio, pero el hecho de tener un hijo te distrae de todo porque es tan inocente; te relaja cuando llegas, te cambia la sintonía", enfatizó.

Aunque este año estará de turno en el Día de las Madres, espera poder estar en una once, compartir y disfrutar de más momentos de calidad con el niño.

Decir te quiero

Si alguien ha sufrido una transformación súbita es Patricia Casanova, de 54 años, quien es de profesión contadora auditora y trabaja en la ULagos, donde además imparte clases. El 16 de marzo de 2020, en vista de las restricciones, la enviaron a casa con teletrabajo en medio de un ambiente de incertidumbre, el que se sentía atemorizada por el riesgo que corrían sus familiares.