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"Me sumé a este proyecto porque es una forma de ayudar tangiblemente a quienes tanto lo necesitan. Nosotros vamos y limpiamos sus artefactos y cañones para que puedan utilizarlos de forma segura. Es increíble lo agradecidos que están, porque les resulta imposible pagar por el servicio o hacerlo de forma personal. La tranquilidad de saber que podrán hacer fuego de forma segura es el mejor pago para nosotros", explicó Martínez.
Cuando las condiciones climáticas lo permiten realizan entre 10 a 15 mantenciones durante las mañanas, que son canalizadas mediante una alianza de colaboración entre dirigentes vecinales y de la organización de adultos mayores.
Esta iniciativa permite que muchos adultos mayores vuelvan a ocupar sus combustiones lentas o estufas, ya que como ellos mismos lo explican, optaron por mantenerlas apagadas por temor a incendios y perder lo único que tienen. Además, destinar 10 o 12 mil pesos para pagar por el servicio resulta imposible, ya que significa dejar de comprar algún medicamento o alimentos para sobrevivir en el mes.
Carlos Mendoza, presidente del Consejo Consultivo el Adulto Mayor, explicó que muchos adultos mayores viven solos y no cuentan con recursos ni redes de apoyo para realizar este trabajo que parece tan simple, pero que mejora su calidad de vida.
"Esto partió hace 2 años cuando vimos con preocupación cómo ocurrían tantos incendios con víctimas fatales, muchos de ellos adultos mayores. Entonces, nos apoyaron personas y empresas que hacen posible esto. Porque muchos pasan frío en invierno, ya que no prenden sus artefactos y esto les cambia la vida. Ellos lo agradecen y en pandemia el tema cobra mayor relevancia, porque conseguir a una persona que lo haga no es fácil o simplemente no tienen los $10 mil o $12 mil para pagar. Si más empresas o personas se suman, será más ayuda para los adultos mayores. Nosotros no recibimos el dinero, somos intermediarios", indicó el dirigente.
Vacuna y trámites
Sandra Guarda, secretaria de la Parroquia San Leopoldo Mandic, en Rahue Alto, explicó que durante la pandemia han ayudado no sólo a través del comedor abierto, sino también con la tramitación de permisos de circulación, postulaciones, documentos, entre muchas otras diligencias.
"Es sorprendente la gran cantidad de personas de la tercera edad que llega al comedor abierto, muchos en situación de calle. Esto evidencia lo duro que ha sido la pandemia con ellos. Todas las cosas hoy están habilitadas a través de internet, lo que dejó a decenas de adultos mayores al margen del sistema. Los hemos apoyado en eso a diario, les imprimimos muchas cosas y son los más agradecidos. Esa soledad es física, pero también emocional y actualmente está la soledad digital, de la que nadie habla, pero existe y es el mismo grupo: nuestros adultos mayores vulnerables", explicó Sandra Guarda.
Agregó que dado que la parroquia está habilitada como centro de vacunación, también ha servido para apoyar a personas de la tercera edad en ese proceso.
"Con el padre Felipe vamos a buscar y dejar a los adultos mayores que requieren apoyo en el traslado. Tomamos los resguardos y ponemos nuestros vehículos a su disposición, porque es necesario que la ayuda tenga rostro y si Jesús ayudó a quienes más lo necesitaban, nosotros que seguimos su ejemplo lo hacemos con mayor razón", explicó la secretaria parroquial.
Un amigo en tu camino
María Coñuecar, dirigenta de la población Eduardo Frei Montalva, en Rahue Alto, ha realizado durante la pandemia una labor silenciosa de ayuda a sus vecinos adultos mayores, a quienes ha llevado alimentos (en la medida que sus recursos lo permiten), les ha gestionado apoyo y visita con frecuencia.
"Me da pudor hablar de lo que uno ayuda, porque sé que hay muchas personas que también lo hacen anónimamente, pero aún son pocas y las necesidades de los adultos mayores y personas discapacitadas muchas. Claramente, con mis recursos no es suficiente, pero hacen la diferencia porque vamos generando redes ciudadanas. Ese es mi llamado, para que seamos conscientes que nuestro vecino puede necesitar ayuda y simplemente no la pide, porque no le damos espacio. En este tiempo he visto la soledad de muchas personas de la tercera edad. Ver si están bien y darles una sonrisa ya es una ayuda. La burocracia del Estado ha sido un enemigo cruel para ellos en la emergencia y un gesto puede llenarlos de alegría", manifestó la dirigenta.
Ella presta socorro a su vecina Norma (53 años), quien hace dos años perdió la vista por una enfermedad y aún espera la operación para recuperar en parte el sentido. María la acompaña a sus diálisis, le lleva alimentos y limpia su casa, siendo su única retribución el bienestar de su vecina de muchos años. También visita a Neftalí Cárcamo (75 años), quien vive sólo y depende del apoyo que puedan brindarle, por ejemplo, para limpiar su patio, donde los matorrales tapan la luz de la ventana y aún no logra encontrar a alguien que pueda cortar las ramas.
"Hago la fila para gestionar ayuda para los adultos mayores en la municipalidad y en otros lados, pero muchas veces piden que vayan personalmente. No me explicó cómo pueden pedir eso, si son horas de espera, muchas veces con frío y expuestos a enfermarse de covid-19. El Estado no es amigable con ellos y la sociedad tampoco, porque la gente habla de ayuda y exige que otros lo hagan. Si la mitad de quienes critican por internet hiciera algo, esta historia sería distinta", dijo Coñuecar.
"Nosotros vamos y limpiamos sus artefactos y cañones para que puedan utilizarlos de forma segura".
Maribel Martínez encargada del programa "Calefacción Segura para Adultos Mayores"
"Todas las cosas hoy están habilitadas a través de internet, lo que dejó a decenas de adultos mayores al margen del sistema. Los hemos apoyado en eso a diario, les imprimimos muchas cosas y son los más agradecidos".
Sandra Guarda secretaria de la parroquia San Leopoldo Mandic de Rahue Alto