Una favela llamada Chile
Los portentos del progreso y del sistema político-económico imperante brillan sobre el "nuevo Chile": La sociedad en la cual predominaban los valores de individuos guiados por la hidalguía, la sobriedad y el sentido de trascendencia fue transformada en una masa sin Dios ni ley; una turba vulgar y degenerada, corrupta e hipócrita donde rigen los delincuentes, los traficantes y drogadictos; abundan los mercachifles, los estafadores, los "opinólogos", los vende-patrias, los adictos a las "redes sociales", los "nuevos chilenos" y sus ghettos verticales -y cuanta bazofia se pueda concebir en nombre de los derechos- y de los transformistas políticos que repiten a pies juntillas los dictámenes del marxismo cultural: "Todas y todas", "todes" (!), "igualdad", "justicia", "democracia", la "gente" y la manoseada "dignidad"… Pero absolutamente ninguno es parte de la genuina tradición y cultura chilena- ¡Imposible que lo fueran!, pues la antigua y venerada tierra de los araucanos y sus descendientes, la raza chilena, ha sido transformada en una favela del nuevo orden mundial.
Rafael Videla Eissmann
El dilema de los esenciales...
Es cierto que era necesario endurecer las medidas e imponer restricciones más fuertes de cara al manejo de la pandemia. Chile, a pesar del exitoso proceso de vacunación, atraviesa quizás el punto más crítico desde que el covid-19 llego al país y la forma en que los chilenos veíamos pasar como cada semana se registraba un nuevo récord de contagios y escaseaban las camas de hospitales para atender a pacientes críticos, era insostenible.
Una de las medidas que ha causado más controversia, anunciada el jueves pasado por el Ministerio de Salud, fue la prohibición de vender cualquier producto que no fuera catalogado como "indispensable" (alimentos, artículos de aseo y medicamentos). Sin embargo, ¿Qué es lo indispensable?, ¿Se le puede imponer a todo un país qué artículo es indispensable y cual no?. El propósito de la medida, bien; pero ¿la ejecución?, bastante mal a mi parecer, pues no responde a emergencias que cualquiera de nosotros puede vivir en el hogar (se me quemó la ampolleta, se echó a perder el hervidor, necesito ropa para mi niño de un año…).
Yo necesitaba calzoncillos porque mi perro me los robó ¡y no pude comprarme nuevos!.
Luis Felipe Gutiérrez Pérez
Día Mundial de la Salud
En el Día Mundial de la Salud, que se celebra el 7 de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) invita a unirse a una nueva campaña para construir un mundo más justo y saludable.
Sin duda la pandemia por covid-19 ha acrecentado las brechas sociales, económicas, sanitarias y otras en los países de todo el mundo, afectando a las poblaciones más vulnerables que han visto disminuidos sus ingresos diarios, con menos oportunidades de trabajo; sus viviendas tal vez no están en condiciones de enfrentar esta crisis, tienen acceso limitado a internet, lo que ha debilitado los procesos educativos y, además, como señala la OMS, experimentan una mayor desigualdad de género, con poco o ningún acceso a entornos seguros, agua y aire limpios, seguridad alimentaria y servicios de salud.
El acceso a los servicios de salud se ha visto mermado no sólo por las condiciones de confinamiento, sino también por el escenario de sobrecarga asistencial a la que se han visto expuestos todos los equipos de salud, con servicios al límite de su capacidad física y mentalmente agotados, lo que de acuerdo a SOCHIMI puede repercutir en la calidad de la atención a los pacientes; la dinámica grupal del equipo de salud y, finalmente, se arriesga el cumplimiento del objetivo general de enfrentar la pandemia a nivel global.
Por ello, construir un mundo más justo y saludable no es sólo un compromiso individual, sino sobre todo de los líderes locales, regionales y globales, que con sus decisiones sistémicas garanticen equidad, salud y bienestar. Asimismo, el trabajo colaborativo, basado en la coordinación relacional, es clave en este nuevo mundo que vivimos y aportar al mandato de la OMS.
Katiuska Reynaldos Grandón, Académica Facultad Enfermería de la U. Andrés Bello
¿Qué es esencial?
Si bien la situación es complicada en cuanto a la cifra de contagios de covid-19, a mi juicio la solución no pasa por dictar qué productos puedo comprar o no. ¿Por qué las autoridades en Santiago deciden sobre mis necesidades, sobre lo que es o no esencial para mi familia en regiones?. Mejor sería que restrinjan la cantidad de permisos a la semana por persona, que pase de dos a uno, pero con libre disposición para comprar lo que yo necesite o desee en supermercados y el comercio local.
Miguel Bernales