El impacto de la pandemia del coronavirus en la salud de las personas y el riesgo de contagio ha llevado a los gobiernos de todo el mundo a adoptar medidas de mitigación, incluyendo en su momento el cierre de los establecimientos educacionales.

Hoy el paulatino regreso a clases se ha transformado en un desafío a nivel mundial, y también para Chile, cuyo exigido sistema educativo en 2020 logró sortear dificultades y sumar experiencia en materia de innovación y flexibilidad en los procesos de aprendizaje.

El retorno a un nuevo año académico, ya sea mediante la modalidad presencial, semipresencial o a distancia determinada por cada establecimiento educacional, busca dar continuidad al proceso educativo en todos sus niveles, reconociendo la importancia de un trabajo mancomunado entre los diferentes actores que intervienen este escenario de transición.

Esto trae consigo lógicamente condiciones y restricciones que aseguren la salud de los integrantes de la comunidad, entendiendo que el autocuidado es un principio fundamental para que cualquier medida sanitaria adoptada tenga el efecto esperado. La responsabilidad personal es absolutamente necesaria para el bienestar colectivo.

Otro punto relevante es la recuperación y construcción de confianzas que debe estar presente en la estrategia de retorno en los planteles educacionales mediante una comunicación fluida con los alumnos, la instauración de diálogos activos y continuos al interior de los establecimientos, como también la generación de estrategias que aborden la salud mental como un eje importante de acción.

En este sentido, como Inacap sede Osorno nos hemos hecho cargo de todos estos ámbitos que requieren una sincronización adecuada, involucrando al área Académica, la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE), entre otras unidades, en una constante preocupación por nuestros alumnos y colaboradores.

El desafío entonces, independiente del plazo, es propiciar un reencuentro que se transforme en una experiencia positiva, con la calidad asegurada de los aprendizajes y formación de los estudiantes, en medio de un ambiente de bienestar para todos. Ese es nuestro compromiso para 2021, el mayor de los éxitos para este nuevo año académico.

Rodrigo Ibáñez, vicerrector Inacap sede Osorno

Como problemas de orden público y seguridad han sido catalogadas dos de las más graves dificultades que enfrenta el país en la actualidad: el denominado "conflicto mapuche" y el de la crisis o llamado "estallido social".

Los asuntos, mirándolos casi exclusivamente desde esa óptica, han terminado amplificando las diferencias, empeorando la seguridad y la paz social y dejando una sensación de desamparo y ausencia del Estado y sus poderes en varios espacios.

Ambos tópicos son críticos y revelan, tanto el fracaso de lo público, a la hora de comprender qué está ocurriendo en el país, como de los organismos de seguridad para prevenir y hacer inteligencia real para enfrentar la violencia que padece la ciudadanía.

Hasta ahora vemos más atentados, más violencia, muertes y un escenario donde las personas comienzan a observarse como enemigos y no como sujetos con pensamientos distintos que pueden convivir. El símil con lo ocurrido a partir del 18 de octubre de 2019 es patente y una muestra de la poca flexibilidad de los organismos de la República para entender fenómenos complejos. Y es necesario recordar que hay muchos otros pendientes, como el relacionamiento con las grandes empresas, la élite, la inmigración, el cambio climático, la educación y las pensiones y cada uno de los estamentos que componen una sociedad.

No hay comprensión, no hay conversación, pero sí un reduccionismo total que apenas tiene por objetivo y conclusión reafirmar sus propias convicciones, lo que impide buscar soluciones, en tanto pocos están dispuestos a desafiar sus propias certezas confundidas con verdades.

Lo relevante de todo esto es que Chile y sus autoridades deben ser capaces de enfrentar, por complejo que ello sea, esta serie de incordios, con el objetivo de alcanzar criterios mínimos y que seguramente puede que no sean los que hemos visto hasta ahora. Es efectivo que se trata de un desafío para toda la sociedad, pero que debe ser liderada por las autoridades. Y la clave no es otra que dialogar y seguir conversando, porque esta es la forma en la que las democracias resuelven sus procesos sociales.