Una excelente iniciativa es la creación de un fondo especial para ayudar a las industrias turísticas y creativas del país, el cual dispone de 55 mil millones de pesos, en una primera etapa de postulación. La idea es ayudar directamente a los emprendedores de estos rubros, quienes se han visto muy golpeados durante la pandemia, debido a las restricciones de movilidad y los estrictos aforos de reuniones presenciales en las diferentes fases del Plan Paso a Paso.

Este respaldo económico es una iniciativa largamente esperada y pedida públicamente por ambos sectores desde mucho antes de la temporada alta y constituye un importante instrumento de reactivación, pues funcionará como un subsidio no reembolsable, que se podrá usar en planes de inversión y capital de trabajo y se asignará a quienes postulen a él demostrando labores formalizadas y más de un año de antigüedad, entre otras condiciones.

Para las entidades turísticas el monto asignado puede llegar a 5 millones de pesos y en el caso de las artísticas, a 3. Además -según informaciones entregadas desde los ministerios de Economía y Cultura- ambas tendrán facilidades crediticias a través del programa Fogape Reactiva; flexibilidades en materia de Ley de Protección al Empleo y programas especiales con Banco Estado.

Las postulaciones se extenderán hasta marzo a través una ventanilla única de Corfo (www.corfo.cl).

Esta ayuda llega en un momento especialmente difícil del verano 2021, pues la situación sanitaria y la económica están en un equilibrio precario. El combate a la pandemia se hace complejo, luego que la provincia debiera afrontar varias semanas en cuarentena, por lo mismo la llegada de turistas implica ingresos frescos, pero también significa enormes riesgos de una nueva ola de contagios en la zonas más alejadas de la capital regional.

Por ello es necesario apelar a la comunidad y pedir un comportamiento preventivo. Ningún subsidio será suficiente para afirmar la alicaída industria local, hasta que no se reviertan los índices y se pueda avanzar hacia etapas con menos prohibiciones.

Nuestro país ha estado inmerso en dos grandes crisis que se han conjugado: la social y la sanitaria. La primera se ha intentado canalizar a través del proceso constituyente, que ya está en marcha. Respecto de la segunda, existe una fundada esperanza que, a mediados de este año, parte importante de nuestra población se encuentre inoculada. En suma, podemos visualizar el futuro (mediano plazo) con cierta perspectiva. Lo anterior, sin lugar a dudas, no nos exime de un grado importante de incertidumbre.

Las demandas sociales y el gasto fiscal destinado a hacer frente a la pandemia, tarde o temprano, traerán como consecuencia un aumento importante en la carga tributaria.

Desde luego, cualquier esfuerzo fiscal que se realice en materia social solo es posible si se sustenta en seis pilares: fortalecer nuestras instituciones democráticas, respeto de los derechos humanos, revalorar el orden público, modernizar el Estado, aumento razonable y distribución equitativa de la carga tributaria y el indispensable desarrollo económico. Sin la conjugación de estos seis elementos, todo lo que el país se proponga será inviable.

Por lo pronto, en materia tributaria ya se ha avanzado en un consenso técnico. En efecto, se propone aumentar la recaudación fiscal por medio de la eliminación o reducción de franquicias y exenciones tributarias. Sobre el particular, es muy útil revisar el Informe sobre Excepciones y Regímenes Especiales, de la Comisión Tributaria para el Crecimiento y la Equidad (publicado en www.hacienda.cl). Lo anterior no implicaría, necesariamente, el aumento de tasas de los impuestos, sino que la eliminación de una serie de normas excepcionales establecidas para determinados contribuyentes, que -por diversas razones- se han visto beneficiados con un trato especial o preferente.

No cabe duda que el debate está abierto y que el futuro requerirá del esfuerzo de todos.

Víctor Pérez, Colegio de Abogados Osorno