Importancia del lavado de manos
Chile es uno de los países que menos respeta las normas higiénicas básicas para evitar contagios de coronavirus. La limpieza debe hacerse con agua y jabón; por un tiempo no inferior a 20 segundos y lavando con cuidado palmas, dorsos, en medio de los dedos y las uñas.
Aumentan los casos de coronavirus en la región y el país. Causas hay muchas, pero entre ellas merece especial atención la poca valoración que se hace del lavado de manos.
Usar mascarillas, respetar aforos, distanciarse, parecen ser medidas más frecuentemente acatadas y constatables públicamente; sin embargo, la higiene personal no se hace fácil de apreciar y pocas veces es respetada como se debe.
Este sencillo y eficaz ejercicio requiere de hábito y, lamentablemente, tiene una historia de resistencia. El primero en proponerlo fue el médico húngaro Ignaz Semmelweis (1846), cuestionado por una sociedad que aún no comprendía la existencia de microorganismos. En Chile, una publicación de la Revista Familia (la primera femenina que circuló en el país) incluía en enero de 1910 un artículo sobre "la nueva tendencia de la higiene", recomendando el lavado de las manos para evitar la proliferación de "pequeños seres invisibles" relacionados con las enfermedades. Eran tiempos de cólera, viruela, tuberculosis y, después, gripe española.
En 2020 los niveles de información comunitarios son diferentes; pese a ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) debió recalcar el lavado de manos como el método más eficiente de bajar riesgos. Pero debe hacerse con agua y jabón; por 20 segundos o más y limpiando palmas, dorsos, entre medio de los dedos y en las uñas.
Pese a la insistencia, una encuesta realizada en 58 naciones por la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER) ubican al país entre los que menos siguen esta indicación: sólo el 75% de los chilenos dice lavarse las manos frecuentemente; el resultado más bajo del sondeo después de Sudáfrica.
Un argumento extendido frente a esto es que no toda la población tiene acceso al agua potable. Y es cierto. Pero en las áreas urbanas, que son las que concentran los mayores contagios, Chile tiene una de las mayores coberturas de redes de Latinoamérica.
Por supuesto se debe avanzar más en entregar servicios. Pero también falta generar más conciencia, porque el autocuidado es irreemplazable.