Efe

Un importante logro científico obtuvo China al traer de regreso a la Tierra su sonda lunar Chang'e 5, trayendo consigo dos kilos de rocas del satélite. Un hito importante para la potencia asiática, ya que es la primera vez en más de 44 años que una misión espacial trae este tipo de muestras, convirtiendo al país en el tercero en lograrlo después de Estados Unidos y la ex Unión Soviética.

El módulo aterrizó con éxito este jueves en Siziwang, zona ubicada en la provincia de Mongolia Interior, en el norte del país. Tras ello, el cargamento de rocas lunares fue enviado vía aérea a Beijing para iniciar los análisis, de acuerdo a lo informado por la Administración Nacional del Espacio de China (ANEC).

Fue una misión breve, ya que tras despegar el 24 de noviembre pasado, la sonda logró posarse sobre la Luna el 1 de diciembre. Dos días después inició el proceso de retorno, que incluyó maniobras de acople al módulo que lo esperaba en la órbita del satélite, para iniciar el retorno a la Tierra el 13 de diciembre.

Precisamente "conseguir despegar de vuelta desde la Luna" fue uno de los principales desafíos de la misión, según comentó el subdirector de la ANEC, Wu Yanhua. "Algo sin precedentes para nosotros porque la órbita lunar es muy diferente a lo que conocemos", dijo el representante.

El portavoz de la agencia espacial aseguró que China pondrá algunas muestras lunares "a disposición de científicos en otros países", y que otras se mostrarán en una exposición en el Museo Nacional, en Beijing.

Además, el científico se mostró partidario de "cooperar con otros países para construir una base internacional de investigación científica lunar", uno de los objetivos del programa espacial chino y que por el momento no tiene fecha.

Las muestras

La importancia de las rocas traídas por la sonda Chang'e 5 radica no sólo en los años transcurridos desde la anterior misión en lograrlo, sino que también en que fueron extraídas en una zona hasta ahora inexplorada del satélite.

La exploración tuvo lugar en el área al norte del Mons Rümker, en el Oceanus Procellarum, ubicado en la cara visible de la Luna, un sector al que no habían llegado antes ni astronautas ni misiones espaciales no tripuladas.

Las muestras se recopilaron de dos formas diferentes: en la superficie de la Luna, gracias a un brazo robótico, y bajo tierra, a través de un taladro que perforó dos metros el satélite para obtener muestras variadas que podrían datar de periodos muy anteriores.

Los dos kilos recolectados por China no solo la convierten en el tercer país en obtenerlos, sino que, por peso, será el segundo: las misiones estadounidenses lograron en total 382 kilos, mientras que las de la extinta URSS, unos 300 gramos.

Planes ambiciosos

La sonda Chang'e 5 forma parte de un ambicioso programa con el que China aspira a adquirir una posición de liderazgo en la exploración del espacio. Bautizado así en honor a la diosa que según la mitología china vive en la Luna, Chang'e comenzó con el lanzamiento de una primera sonda orbital en 2007.

El primer alunizaje se logró en 2013 y en 2019 la sonda Chang'e 4 se posó la cara oculta del satélite, algo nunca logrado por ninguna otra agencia espacial. El objetivo final del programa es una misión tripulada y la construcción de una base científica en la Luna.

Pero el horizonte de la agencia china va mucho más allá. El gigante asiático también apuesta por la investigación de Marte. En efecto, el cohete Larga Marcha 5, el mismo que trasladó a la sonda Chang'e 5 en su aventura lunar, ya había lanzado en julio a primera misión del país al planeta rojo, la Tianwen 1. La Administración Nacional del Espacio de China proyecta su llegada a Marte para mayo de 2021.

2 kilos es el peso de las rocas. China se convierte en el segundo país en traer más material lunar.

La investigación científica está ofreciendo prometedores avances en la búsqueda de una terapia para el síndrome de Rett, enfermedad poco común que afecta al sistema nervioso y que produce trastornos importantes en las funciones motoras.

Hasta el momento esta patología no tiene cura, sin embargo el académico de la Facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián, Bredford Kerr, descubrió cómo atenuar el desarrollo de los síntomas, lo que abre expectativas sobre el tratamiento.

El investigador explica que la enfermedad se produce por mutaciones en el cromosoma x que afectan la función de la proteína MECP2, fundamental para el desarrollo del cerebro. Una falla en esta proteína puede traducirse en una pérdida de control de las extremidades, dificultad para hacer movimientos con la cara, salivación excesiva, problemas graves en el desarrollo del lenguaje y discapacidad intelectual, entre otros síntomas.

Tas estudiar el comportamiento del síndrome en ratones, Kerr comprobó que un ambiente enriquecido con estímulos sensoriales, motores y sociales previene el deterioro del cerebro y atenúa la progresión de esta patología.

"A la luz de estos resultados, y para develar el mecanismo a través del cual se produce esta respuesta a estímulos ambientales, hipotetizamos que el deterioro en la administración de energía que se observa en esta patología podría estar siendo parcialmente revertida, permitiendo recuperar la deteriorada función de las neuronas y el funcionamiento del cerebro que se observa en el Síndrome de Rett", afirma el investigador.

Para muchos la rápida aprobación de vacunas contra el coronavirus puede ser sinónimo de sospechas, sobre todo tratándose de una enfermedad que sólo conocemos, cuando mucho, hace 12 meses, pero lo cierto es que detrás de estas fórmulas farmacológicas hay años de trabajo.

Es el caso de la vacuna desarrollada por la empresa alemana BioNTech en cooperación con la estadounidense Pfizer, que acaba de ser aprobada por el Instituto de Salud Pública de Chile y que ya se distribuye en Estados Unidos. Para llegar a ella, fue necesario el estudio de complejas técnicas pensadas para otras patologías y que hoy se pueden aplicar a la lucha contra el covid-19.

"Estamos trabajando desde hace 13 años con la idea que con la tecnología ARNm (ácidos ribonucleicos mensajeros) podíamos lograr triunfos en la lucha contra distintas enfermedades", explicó Uygur Sahin, uno de los fundadores de BioNTech durante una teleconferencia con la canciller alemana, Angela Merkel.

Originalmente, la idea de Sahin y su socia Özlem Türeci, era utilizar esos avances en terapias novedosas contra el cáncer. Ambos realizaban estas investigaciones desde la universidad y, según Sahin, el apoyo estatal fue clave para poder transformarse en una empresa y ampliar el objetivo de este trabajo hacia las enfermedades infecciosas.

Durante la conferencia Merkel le preguntó a los científicos en qué momento habían pensado por primera vez que el trabajo que estaban haciendo podía servir para hacer frente al coronavirus.

"A partir de una publicación sobre lo que estaba ocurriendo en Wuhan pensamos que era probable que se desatara una pandemia y optamos por pasar de las terapias contra el cáncer a dedicar nuestros recursos al desarrollo de una vacuna. Desde entonces no se ha dejado de trabajar un solo día en ese programa", dijo Türeci, quien también es esposa de Sahin.

Alianza con Pfizer

A juicio del fundador de BioNTech, la cooperación internacional ha jugado un papel trascendental en el desarrollo de la vacuna. "Sabíamos que nuestra pequeña empresa no estaría en condiciones de distribuir miles de miles de vacunas. Por eso emprendimos una asociación con otra que está desde hace años en el sector. Pero no solo hubo cooperación con Pfizer sino con muchas otras empresas para, por ejemplo, el suministro de material", expuso Uygur Sahin.

Merkel felicitó a los investigadores: "Si pensamos en la gente que muere actualmente por coronavirus sabemos cuántas vidas pueden salvarse con la vacuna".

El matrimonio de científicos fundó BioNTech en 2008, con apoyo de varios socios. Presiden su junta directiva, de la que forman parte los estadounidenses Sean Marett y Sierk Poetting.