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Niñez memorable
Los recuerdos del agricultor iban a convertirse, sin saberlo, en el combustible que lo impulsaría a desarrollar el Auto Museum. Eggers nació el 31 de marzo de 1942 en Osorno y, desde pequeño, se familiarizó rápidamente con los automóviles de la época, principalmente por la influencia de su papá.
En sus dibujos, a los 5 y 8 años, los vehículos eran los predilectos por encima de cualquier otra cosa, al igual que los folletos con diferentes modelos de Studebaker, fabricante estadounidense fundado en 1852. Así nació su amor y se selló en 1949 -el mismo año que ingresó al Instituto Alemán de Osorno- cuando su papá Helmuth Eggers compró su segunda camioneta de esta marca, la cual vendería en 1953.
A bordo de aquella máquina pasó gratas épocas moviendo el volante en el regazo de don Helmuth, quien también estuvo a su lado la primera vez que manejó solo el Volvo PV44. Fue en este último donde viajaban sus padres al momento del accidente en el que fallecieron, en marzo de 1955, mientras hacían los preparativos para el cumpleaños número 13 de Bernardo.
Las circunstancias lo obligaron a terminar su etapa de colegio en Santiago, donde permaneció por tres años. De ese tiempo recuerda que en 1958 le tocó rememorar un episodio doloroso, debido a que vio el siniestrado Volvo PV44, que ya había sido restaurado, en una de las calles de la capital. No obstante, posteriormente le perdió el rastro y dio el tema por cerrado.
Tras ese lapso, retornó a Osorno y estudió en el Instituto Profesional Agrario Adolfo Matthei para titularse de perito agrícola.
"Soy agricultor, pero siempre tuve mucho tiempo para otras cosas. No me dediqué al 100% porque amaba el campo más que explotarlo. Soy agricultor más por herencia que por vocación", reconoció.
En paralelo, se dedicó intensamente a la fotografía, consiguió hacer variadas presentaciones en zonas de la provincia, obtener el reconocimiento de Artista Chileno e Internacional de Fotografía (Afchf y Afiap) por su trabajo e incluso se convirtió en profesor durante 8 años en la Universidad de Los Lagos. Al incursionar en ella como hobby, pensó en elaborar un diaporama con automóviles de los años '50, lo que empezó a construir en 1992 y empujó a adquirir su primer vehículo clásico, un Buick Century 1955 de cuatro puertas.
Camino hacia el museo
No tardaría mucho para que la idea del museo comenzara a rondar por su cabeza. Después de un viaje por Austria y Alemania, donde junto con su esposa Ruth Fröhlich participaron en un encuentro de autos, un rally de modelos antiguos y una visita a un museo, entre otras actividades similares, compró su primer Studebaker en 1993 y al año siguiente sumó una camioneta 2R5, esa que tantos momentos gratos le dio en su infancia.
En octubre le ofrecieron una colección de 6 Studebaker y los tuvo en sus manos en noviembre. Entre ellos figuraban dos convertibles, uno de 1950, el más recordado de esta icónica empresa.
"Este mundo volvió cuando me puse a fotografiar, porque nunca dejaron de gustarme, pero fue algo que quedó muy mío, no lo compartía mucho. Si no hubiera sido por esos 6 studebaker, no compro un lote de autos, me quedo con lo que tengo. Me pareció atractiva, una marca perdida, que a uno le puede hacer revivir los recuerdos con sus padres", relató Eggers.
En conversaciones con su esposa Ruth Fröhlich acordaron, inicialmente, dejarlos en el jardín de su hogar en Moncopulli. De pronto surgió la idea de edificar un pequeño museo a pocos metros, lo cual informaron a sus hijas, quienes plantearon otra visión y los motivaron.
"Obviamente, el resto nos tildó de locos, que no era viable, pero estaba acompañado de mi señora, apoyando una locura que en el fondo era revivir una época, porque un museo es eso: transportarse", enfatizó el fotógrafo.
Para materializar su idea pidieron un crédito destinado a la construcción y a contar con nuevos vehículos. Debido a que los costos se excedieron, apostó a aumentar la producción de leche y buscó una persona encargada de administrar los gastos para solventar las deudas generadas.
Así, el 17 de noviembre de 1995, cuando Bernardo tenía 53 años, abrió sus puertas el Auto Museum Moncopulli con 25 automóviles, algunos prestados y otros con restauraciones pendientes. En el proceso de creación, el matrimonio prometió que jamás vendería ninguna de las exhibiciones.
"Con esta promesa comenzaron las donaciones. Nos entregaron un auto Studebaker, un Mercury y esto creció a lo largo 25 años. No significa que estén todos terminados, son de diversas marcas, más o menos la mitad son Studebaker", recalcó.
"El resto nos tildó de locos, que no era viable, pero estaba acompañado de mi señora, apoyando una locura que en el fondo era revivir una época, porque un museo es eso: transportarse".
Bernardo Eggers Fundador del Auto Museum Moncopulli