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Auto Museum Moncopulli: el viaje a la nostalgia que comenzó hace 25 años

El agricultor Bernardo Eggers y su esposa Ruth Fröhlich dieron vida a este proyecto que se ha convertido en un referente en el país. El recinto cuenta con cuatro salas de exhibición y guarda en sus espacios los recuerdos más memorables de la niñez de su creador, así como el amor por los automóviles que le inculcó su fallecido padre.
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Hace 25 años el Auto Museum Moncopulli empezó a construir una historia en el kilómetro 25 de la ruta internacional 215, fruto de la nostalgia, el esfuerzo y el amor de un padre e hijo por la célebre marca Studebaker (desaparecida en 1966).

En sus salas, cerradas temporalmente desde el 15 de marzo por la pandemia, el ambiente emula un viaje en el tiempo. No solo por los juguetes antiguos ni la música de los años 50' o 60' -con un especial énfasis en Elvis Presley- sino porque en ellas están plasmadas las memorias de su creador Bernardo Eggers Reccius, quien contó con el apoyo permanente de su esposa Ruth Fröhlich Albrecht para materializar este sueño aquel 17 de noviembre de 1995.

Ese día Eggers, de 78 años, decidió por fin atreverse a abrir su corazón y mostrar al mundo la pasión por los automóviles, la cual había guardado en su intimidad a raíz de una tragedia familiar. Poco a poco la gente respondió a su entrega, lo que se refleja en la colección: de los 157 vehículos, más de 70 corresponden a donaciones de variadas personas.

El primer museo de autos clásicos y antiguos de Chile es hoy una visita obligada en la provincia de Osorno. Sin embargo, el camino que significó llegar a la meta guarda un espíritu tan fascinante como inspirador, que lo ha transformado en una referencia más allá de las fronteras.