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"Siento que mi cuerpo ya no funciona como antes, era una mujer muy activa, hacía harta actividad física y ya no me siento capaz"

Sandra Lavoz, funcionaria de Salud

más prolongada", concluyó.

Dos casos de salud

Pablo Pavez trabaja en el policlínico de funcionarios del Servicio de Salud y tiene actualmente 46 años. Relató su experiencia de doble contagio, donde el primero de ellos se dio el 26 de abril.

"Empecé con una sensación de cuerpo cortado, como cuando uno sabe que se va a agripar. Recuerdo que trabajé y en la noche me empecé a sentir mal. Lo que hice fue pedir permiso, decir que no me sentía bien y mejor me iba a atender", relató.

Fue así como en su mismo lugar de trabajo se hizo el examen para confirmar su sospecha, la cual fue confirmada.

"La verdad es que yo desde esa fecha sigo con síntomas. Después de esa época descubrí que existen síntomas residuales, claro que no son graves, uno no se está muriendo, pero personalmente yo no me siento sano desde abril, tengo una sensación física de que subo una cuesta y quedo muy mal", explicó.

Agregó que quedó con un problema nasal, es decir se le tapa la nariz y no puede respirar, algo que él describió como que "le taparan la nariz", principalmente cuando se acuesta por lo que debe dormir sentado desde hace meses, a lo que suma su gran sensación de cansancio.

Luego que se le diagnosticara por primera vez la enfermedad y se le diera el alta, volvió a trabajar, lo que significó un gran esfuerzo dado los síntomas que continuaron.

La pareja de Pablo, Sandra Lavoz tiene 44 años y es funcionaria administrativa del Hospital Base. Se contagió con el virus prácticamente al mismo tiempo, con síntomas previos como mareos y mucha tos seca.

"Fueron dos semanas que estuve complicada. Si bien es cierto no necesité ventilación, pero estando en mi casa fue un cuadro complicado. De primera quedé como en shock, como que no reaccionaba bien; después me vino la angustia, lloré y tuve mucho miedo", expresó.

Una de las cosas más difíciles fue el aislamiento -dijo-, ya que viven en un departamento pequeño junto a la hija de ella de 15 años, pero que no se contagió, por lo que trataron de extremar las precauciones, procurando que la adolescente fuera la que más usara mascarilla en el hogar.

"Si bien es cierto yo estoy dada de alta, ya no soy contagiante y se supone que mi cuerpo está bien, pero para mí no lo está; siento mucha debilidad, decaimiento, mi cuerpo anda a media máquina, vivo con dolor de oídos y cabeza, siento angustia y no me dan ganas de salir de aquí", reconoció desde su hogar.

Segunda vez

Sandra detalló que su segunda notificación como caso positivo fue el 27 de agosto, es decir exactamente cuatro meses después. En esa oportunidad lo tomó como que seguían siendo secuelas del cuadro anterior y también lo atribuyó a un estrés laboral, por lo que acudió a una atención profesional.

"La doctora que me atendió me dijo vamos a tomar un PCR. Me fui con dos días de licencia para esperar el resultado y así fue como al día siguiente me notificaron. Yo no estaba esperando un covid positivo, para nada", expresó.

Luego de la confirmación, los síntomas de Sandra se fueron agudizando, lo que se extendió por una semana, pero al menos con la ayuda de su pareja, quien también estaba contagiado por segunda vez pero que no se sentía tan mal.

Tras este segundo cuadro fue dada de alta el 9 de septiembre, pero el debilitamiento físico fue más grave que en el contagio anterior.

"Yo no me siento bien, ni emocional ni físicamente. Siento que mi cuerpo ya no funciona como antes, era una mujer muy activa, hacía harta actividad física y ya no me siento capaz", manifestó.