Correo
Enfrentar el cambio climático
Si bien el derecho de un ambiente libre de contaminación está contemplado en la actual Constitución en su artículo 19, numeral 8°, y en este sentido obliga al Estado a velar por que este derecho no sea afectado y tutele la preservación de la naturaleza, claramente es una indicación escasa e insuficiente para los tiempos actuales.
A pesar de que el país ha presentado un gran avance dentro de su institucionalidad ambiental durante la última década, la crisis medioambiental, el cambio climático y todo lo que esta realidad ha traído a nivel mundial nos obliga a mirar con ojo crítico la urgencia de estos temas y analizar desde la seriedad de la constitucionalidad el apremio de hacernos cargo de manera seria y obligada con garantía de derecho real. Chile se ve afectado por el calentamiento global y sus terribles consecuencias, por lo que una nueva carta magna debe tener un enfoque hacia el medioambiente redefiniendo el rol del Estado frente a este tema y hacia los recursos naturales.
Ciertamente, desde la creación de la Constitución actual en los años '80, el tema medioambiental, así como la sensibilidad y pensamiento de las personas al respecto, ha cambiado de manera transcendental, por lo que es necesario que este nuevo enfoque sobre el cuidado del entorno y sus recursos sea con la participación y toma de decisiones de los ciudadanos. Hay que considerar que en el año 2010 el sistema legal que regula la ley medioambiental sufrió una importante reforma que buscaba corregir aquellos aspectos revisados y marcados como debilidades en la revisión efectuada por la Ocde y que llevó a la creación de la Superintendencia de Medio Ambiente, cuya finalidad era la de fiscalizar, sancionar y reforzar el cumplimiento de los estatutos en esta materia. Desde luego, y lo dice la historia reciente, se requiere un replanteamiento en la manera de realizar esta tarea examinadora y penalizadora.
Por lo mismo, los chilenos no pueden quedar fuera de esta nueva perspectiva. No, mientras son las mismas autoridades gubernamentales las que a nivel internacional han manifestado su interés en la lucha contra el cambio climático y han dado cátedras de preocupación frente al mundo. Es imprescindible la contribución y complicidad de los ciudadanos en la construcción de un nuevo código fundamental.
Luis Martínez Cerna
Valores republicanos
En más de una ocasión se ha comentado lo necesario que es para nuestra sociedad, y proyecto de país, seguir una senda común basada en nuestra propia historia, el respeto a las instituciones y habitantes. Sin embargo, cosas tan básicas como estas parecen cada vez menos viable dentro del debate democrático.
Diego Portales en sus escritos sugirió: " La República es el sistema que hay que adoptar; ¿pero sabe cómo yo la entiendo para estos países? (americanos). Un Gobierno fuerte, centralizado, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo, y así enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y de las virtudes…"
Es inevitable rescatar de esta visión ciertos principios cívicos, los cuales creo los establecimientos educacionales debiesen sostener, en todas sus etapas, y enseñar, voluntariamente, asignaturas destinadas a promover nuestra historia y valores republicanos. Esto cobra gran importancia sobre todo en una sociedad donde el odio y la frustración pasaron a ser parte de nuestra propia realidad.
Agustín Soto
Medicamentos y constitución
Chile puso una cuota de incertidumbre y esperanza a una maquinaria que llevaba andando durante bastante tiempo. Sin embargo, había dejado abajo los sueños y expectativas de muchos chilenos. En aras de la nueva constitución existen muchas demandas sociales que desean ser atendidas.
Los medicamentos, y otras tecnologías sanitarias, han estado por largo tiempo en la palestra de pendientes. Es, por lo tanto, deber de los constituyentes tomar en cuenta el clamor de una salud para todos, desde sus perspectivas de acceso y financiamiento, y por otro lado de la sostenibilidad del sistema. No debemos olvidar que los medicamentos son bienes que se transan y, por ende, existen costos que debemos tener en cuenta, sea a través de una producción pública nacional, licitaciones, seguros u otras fórmulas.
Sin embargo, teniendo en cuenta lo necesarios que son estas tecnologías sanitarias, sea cual sea la fórmula que evaluemos, tenemos que tener presente lo siguiente: Que los medicamentos pasen a ser parte de la seguridad social. Seguir considerándolos como cualquier otro bien de consumo y transados en un mercado que ha demostrado no autoregularse ni contar con las regulaciones en relación a precios suficientes, sería al menos, poco inteligente.
Jorge Cienfuegos Académico Escuela de Química y Farmacia U. Andrés Bello