Correo
Impuestos a pymes
Si bien la aprobación del beneficio tributario para las pymes, que incorpora una rebaja desde 25% al 10% por las rentas obtenidas del Impuesto de Primera Categoría, en los años 2020, 2021 y 2022, cumple con el objetivo de inyectar liquidez a las pymes y empresas, también genera un problema con la tributación de los propietarios de las pymes, en el otorgamiento de créditos. En Chile opera un sistema tributario de imputación, cuyos impuestos pagados por las empresas pueden ser utilizados como créditos por sus propietarios. Según la última reforma del gobierno de la ex presidenta Bachelet, se considera la tasa del impuesto del año en que se realizan estos retiros. Sin importar que en años anteriores las empresas hayan pagado una tasa del 27% o 25%, y aun cuando se retire con cargo a esas utilidades acumuladas en años anteriores, la tasa del Impuesto de Primera Categoría este año será de un 10%, por lo que los propietarios de las empresas sólo tendrán derecho a un 10% como crédito.
Esta disminución genera un complejo escenario para las pymes, por lo que se debe corregir esta situación, estableciéndose una norma especial y transitoria, en función a los impuestos pagados en años anteriores. De no hacerse, el beneficio se convertirá en un castigo para sus propietarios.
Javier Jaque López, Facultad de Economía y Negocios, U. de Chile
El profesor y la pandemia
Enseñar es una actividad desafiante y más aún en medio de esta crisis sanitaria, donde docentes de todos los niveles educativos han tenido que reinventarse para llevar el aula presencial a la modalidad online. Esta tarea tiene especial mérito, pues existen barreras tecnológicas, culturales y económicas que han puesto al límite las capacidades de quienes tienen como misión la generación de aprendizajes, reales y significativos, en los educandos. Chile posee sistemas de conectividad avanzados que permiten la modalidad remota para diversas actividades, lo que nos ha llevado a quebrar varios paradigmas. La educación también cambió, las metodologías de enseñanza centradas en el docente, donde transmite conocimientos de manera vertical sobre un tema específico, quedaron relegadas, y comenzó una migración progresiva a modalidades mixtas de sincronía y asincronía, elementos que colegios y universidades deben asumir responsablemente.
Pero más allá de estos cambios, situados en el relato del progreso tecnológico, están los profesores que han tenido que encantar a sus estudiantes en medio de las limitaciones de un sistema que, a nivel global, no estaba preparado para una pandemia. La labor docente ha sido exigida al máximo, lo que ha repercutido en su bienestar síquico y físico. Así lo demuestran algunos estudios realizados en el marco de esta pandemia.
Al inicio de la pandemia se cuestionó la forma de hacer docencia, más aún viendo frente a nuestros ojos el desafío de enseñar desde lejos, a través de una pantalla, sin la posibilidad de una interacción cara a cara. Como ergónomo, experto en salud ocupacional, y finalmente, académico, mi llamado es a poner atención a ciertos síntomas y alertas que nos da el cuerpo, como, por ejemplo: trastornos de ansiedad, aparición de molestias musculares, irritabilidad o incluso cansancio.
Vivir esta pandemia no ha sido sencillo a nivel laboral. Desde los años 80 que se hablaba del trabajo en función de metas, pero muchas jefaturas a nivel global se negaban a implementarlo, básicamente, por temas socioculturales de cada territorio. El teletrabajo llegó a revolucionar este punto, sobre todo al rubro de la educación en donde se trabaja en base a metas, construyendo futuro en las nuevas generaciones.
Gabriel Araya Fuenzalida
Modelo venozolano
La Venezuela actual no es fruto de un "modelo venezolano", porque ni los mismos venezolanos desearon un país condenado a la miseria por una economía socialista y al terror de Estado por una casta político-militar corrompida por el narcotráfico; el terrorismo y el dominio extranjero. Esta Venezuela sólo se podía augurar, más no planificar por medio de un modelo. Es el luctuoso producto de pésimas acciones realizadas con buenos deseos.
De esta forma, resulta entendible que pocas personas de izquierda deseen ser Venezuela y que muchos reclamen en la discusión pública la posibilidad de realizar matices para desmarcarse de regímenes tan ominosos como el venezolano o el norcoreano. Matices que, sin embargo, estos niegan enseguida cuando culpan de todos nuestros males al "modelo chileno" y a quienes identifican -siempre con muy mala fe- como sus defensores. Por el bien de un país que debemos reconstruir: ¿no sería conveniente empezar a discutir las ideas por su mérito sin la necesidad de sortear tantas etiquetas, reduccionismos y ataques personales?
Juan L. Lagos