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Cuestionan la falta de protocolos y planes de acción en los campamentos para enfrentar la pandemia

EN OSORNO. Los dirigentes aseguran que si bien se entregaron kits sanitarios, ha faltado capacitar a dirigentes, habilitar zonas covid u otras acciones. Encargado nacional de Campamentos asegura que están todas las coordinaciones necesarias.
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Verónica Salgado

Distintas acciones y medidas se han ido implementado desde marzo a la fecha para resguardar a la comunidad e intentar frenar los contagios de covid-19 en todo el país, entre ellas la segunda cuarentena que comenzó a regir en Osorno desde la madrugada de ayer, debido al alto número de contagios.

No obstante, resulta fundamental el autocuidado, así como el trabajo conjunto que puedan realizar las autoridades de Salud con los organismos públicos para desarrollar lineamientos que permitan disminuir los riesgos de contagios y paliar los efectos sanitarios, sociales y económicos causados por el coronavirus.

Bajo esa misma línea de prevención y cuidado están las familias que viven en los campamentos, quienes han desarrollado cadenas de apoyo para enfrentar la crisis sanitaria, aunque sus dirigentes cuestionan la falta de protocolos y planes de acción de parte de las autoridades para concretar un trabajo coordinado que permita actuar de forma rápida frente a eventuales contagios y evitar así la propagación del virus entre las decenas de personas que viven en precarias condiciones de vulnerabilidad en los asentamientos irregulares.

Los primeros días de septiembre se detectó un brote de covid-19 en el macrocampamento ubicado en Rahue Alto, al final de calle Real, donde inicialmente el número de afectados supera las seis personas, según manifestaron sus dirigentes, quienes durante más de tres días solicitaron sin éxito el apoyo de los distintos organismos públicos como la Gobernación, Seremi de Salud y la Municipalidad, para controlar el tema sanitario, tranquilizar y organizar a las más de 400 familias que viven en el asentamiento formado hace más de 20 años.

Tras conocerse la situación públicamente, se realizaron tomas masivas de PRC, además de la intervención de las familias afectadas, pero no se concretó un trabajo coordinado con dirigentes y vecinos para manejar eventuales futuras crisis por contagios, lo que da cuenta de la poca cercanía de las autoridades del nivel central y regional que adoptan medidas estandarizadas, muchas de ellas sin pertinencia territorial ni social.

En la comuna hay seis campamentos, con 594 familias (1.235 personas) registradas en el catastro del Ministerio de Vivienda (Minvu) actualizado el primer semestre del año pasado, a lo cual se suman 487 familias que viven en alguna de las siete tomas ilegales de terrenos realizadas durante el llamado "estallido social" de octubre del 2019. A nivel regional, son 43 los campamentos con 2.090 familias (4.308 personas) mientras que a nivel nacional hay 802 campamentos, con más de 47 mil familias, según datos aportados por el Minvu, municipios y otras instituciones sociales.

Falta coordinación

Ana María Manríquez, dirigenta del Campamento Alberto Hurtado, explicó que todo lo relacionado con salud pública siempre es un problema para las familias de campamentos, lo que se agudiza en la pandemia, ya que es muy complejo detectar casos de covid positivo al interior de un campamento.

"Somos un grupo de dirigentes que trabaja de forma ordenaba y, por lo mismo, nos sorprende todo lo que costó poder encontrar respuestas cuando se presentaron personas contagiadas. Tuvimos que hacer público el caso para que reaccionaran las autoridades y vinieran a realizar tomas de PCR e intervenir a las familias afectadas por la pandemia. Pero no existen protocolos o planes de acción conjunta con nosotros, lo que sería seguro para todos", argumentó.

Agregó que la idea sería lograr capacitaciones a dirigentes y otras personas para responder frente a un eventual nuevo foco de contagio, realizar nuevos operativos de kits de limpieza, entregar mascarillas, reformar en terreno las medidas sanitarias como el uso de mascarillas o distanciamiento social, entre otras.

Rubén Licán, presidente del campamento El Esfuerzo, explicó que efectivamente luego de varios días de golpear puertas se logró que realizaran acciones en el campamento para controlar el brote, pero sigue siendo una deficiencia la falta de acciones en terreno, principalmente preventivas.

"Por ejemplo, se debería implementar un lugar covid para aislar a quienes tengan sospecha, tal como ocurre en los hogares de ancianos, de menores o lugares de trabajo donde hay harta concentración de personas; venir a dar algunas charlas informativas u otras acciones. Tener un protocolo o plan de acción, porque no se puede dejar fuera a los dirigentes, ya que estamos todos los días en terreno, vivimos acá y conocemos las necesidades de nuestra gente", enfatizó Licán.

Protocolo nacional

Carlos Garcés, encargado nacional de Campamentos del Minvu, durante su visita a la comuna hace unos días justamente para ver el tema con los encargados provinciales, precisó que desde marzo monitorean los asentamientos irregulares para evitar que sean afectados por la pandemia.

"Implementamos de manera muy rápida un plan que tiene cuatro ejes, partiendo por la entrega de información constante hacia las familias a través de mensajería de texto o WhatsApp, donde a nivel nacional tenemos contacto frecuente con más de 800 dirigentes; también mantenemos un eje respecto al acceso al agua potable, donde reforzamos la disponibilidad del vital elemento, que es fundamental en estos momentos", sostuvo el directivo nacional en su viaje a la ciudad.

Agregó que también forma parte del plan la entrega de kits de limpieza que se realizó dos veces gracias a una alianza con el sector privado, para proporcionar a las familias elementos de limpieza para el hogar y personal, entre otras acciones.

"En general, se instruyó una coordinación cercana entre la Seremi de Salud y Minvu para intensificar el trabajo en los campamentos. Y cuando identificamos un caso, actuamos de forma inmediata con Salud y en lo posible las personas contagiadas son trasladadas a residencias sanitarias. Los campamentos son un foco de insalubridad con altos niveles de hacinamiento y falta de información, por eso nos preocupamos de forma constante", señaló Garcés.

"Tuvimos que hacer público el caso para que reaccionaran las autoridades y vinieran a realizar tomas de PCR".

Ana María Manríquez Dirigenta del campamento Alberto Hurtado de Osorno