Menor recibe bomba de insulina para tratar su diabetes gracias a la Ley Ricarte Soto
APOYO. El osornino Germán Vidal, de 9 años, fue el primero en la ciudad en optar a este costoso equipamiento.
Previo a la celebración de las Fiestas Patrias, la familia Vidal Ruiz recibió una noticia bastante esperanzadora, ya que les confirmaron que fueron beneficiados, gracias a la Ley Ricarte Soto, con una costosa bomba de insulina que tiene un valor de 8 millones de pesos, para ayudar en su tratamiento a su pequeño hijo Germán de 8 años, quien tiene diabetes tipo 1.
Al menor, que cursa segundo básico en el colegio Blas Pascal de Osorno, le detectaron la enfermedad en febrero del año pasado en el Hospital Base San José de Osorno, siendo el primer niño de la ciudad en recibir este costoso equipamiento.
Jessica Ruiz, madre del menor, indicó que su hijo siempre estaba con sed y orinaba bastante, pero no le dieron importancia. Se preocuparon cuando tuvo una baja importante de peso, por lo que fue ahí cuando le realizaron exámenes y detectaron la enfermedad. Incluso estuvo en la UCI por varios días.
"Nosotros como familia no teníamos idea de la diabetes hasta que a nuestro hijo se la diagnosticaron. En Osorno sólo hay una especialista en la enfermedad y justo cuando nuestro hijo estuvo internado estaba de vacaciones. Ha sido un proceso complicado", comentó la mamá de Germán.
Equipamiento
Los padres del pequeño llevaron a su hijo a Santiago para pedir una segunda opinión sobre el diagnóstico y fue en ese momento cuando supieron que la diabetes es una enfermedad GES y que a través de la Ley Ricarte Soto podían obtener más ayuda para tratar la patología y hacer más fácil el día a día del pequeño.
"Ahí supimos que estaba la posibilidad de contar con esta bomba de insulina que es bastante costosa. En abril de este año nos dijeron que habíamos sido seleccionados con este equipo, pero se postergó hasta el mes de septiembre pasado por la pandemia. Tuvimos que realizar una capacitación para manejar la bomba", dijo el padre del menor que lleva el mismo nombre.
La bomba es un pequeño dispositivo del tamaño de un teléfono móvil que administra insulina de forma continuada. Consta de dos partes: el infusor y el catéter de conexión. Envía insulina al cuerpo a través de un tubo delgado y flexible; el equipo se usa todo el día, pero se puede desconectar de manera temporal, por ejemplo, si el paciente se va a duchar o nadar.
"Nuestro hijo está contento porque está más independiente y se siente también más seguro; además, ya no tiene que estar pinchándose a cada rato. La mantención mensual de este equipamiento es de un millón y medio de pesos, pero nos cubren todo, entonces, también es un alivio como familia", afirmó Germán Vidal padre.
A raíz de lo que están viviendo, la idea que tienen los padres de Germán es crear una corporación o fundación para niños y pacientes que tengan este tipo de enfermedad, para así traspasar su experiencia y crear una red de ayuda.
"Mi señora está en un grupo donde hay personas de la Región y nosotros queremos crear una corporación o fundación en Osorno para ayudar y apoyar a otras familias. Es necesario crear este tipo de instancias para ayudar", sostuvo el padre del pequeño beneficiado.
Un millón y medio de pesos cuesta mensualmente mantener esta máquina y sus insumos.
8 millones de pesos es el valor de una bomba de insulina.