Conciencia sobre violencia de género
Resultados de encuesta hablan de una mayor visibilización de las agresiones sufridas por mujeres en distintos ámbitos. La cantidad de mujeres que declara haber sido víctima de "violencia general de vida" subió de 38,2% a 41,4%, entre los años 2017 y 2020.
Un alza en las cifras nacionales dieron a conocer la ministra Mónica Zalaquett y la subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, al exponer los resultados de la Cuarta Encuesta Nacional de Violencia Intrafamiliar Contra la Mujer y delitos sexuales. En particular, llamaron la atención sobre el indicador "violencia general de vida" que entre 2017 y 2020 pasó de 38,2% a 41,4%.
Ese dato se refiere a hechos ocurridos en distintas etapas de la historia de una persona y crece de manera estadísticamente significativa, según este análisis, en mujeres entre 15 y 65 años de edad.
El aumento numérico en este ámbito siempre es mala noticia; pero mirándolo con detención podría decirse que cada vez más se trasparenta una realidad oculta. También, que existiría también una mayor "toma de conciencia" al respecto, reflejada en la capacidad de denunciar y de identificar hoy, con más claridad que antes, los hechos que implican agresiones de género en el hogar, el trabajo, la educación, las calles.
Pero esa constatación de trayectoria, lamentablemente, no implica variaciones profundas en lo acontecido actualmente. Hay bajas, pero no suficientes. De acuerdo a los datos de abril a junio de 2020 disponibles por la subsecretaría que encabeza Martorell, este año se han recibido 24 mil 855 denuncias por violencia intrafamiliar en el país y los detenidos han sido 6 mil 695 personas, mayoritariamente hombres.
En Ñuble una de cada cinco mujeres es víctima de violencia intrafamiliar y si bien la encuentra no considera datos comparativos para Ñuble por ser una región nueva, hay que elaborar estrategias para que los guarismos de Ñuble no sean negativos.
Claramente los resultados de la Encuesta señalan que falta un gran camino por recorrer, aunque además hablarían -como indicaron las voceras- de cambios sociales paulatinos, pero visibles, ante la violencia de género. Si así fuera, es imposible no reconocer que muchos de esos logros se deberían a las constantes y significativas campañas efectuadas en todo Chile sobre el tema desde 1990 en adelante (con el "Hagamos un nuevo trato", del naciente Sernam ) por instancias oficiales y de la sociedad civil, especialmente.