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Ciencia y tecnología

Alertan que el ozono amenaza biodiversidad de todo el mundo

ESTUDIO. Este gas oxidante afecta en modo cascada a los ecosistemas terrestres y la biodiversidad de plantas, insectos y microorganismos.
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Agencias

La contaminación por ozono en la atmósfera va en aumento y en el año 2100 ya causará daños en la biodiversidad mundial, según reveló ayer un trabajo que publica la revista Science Advanced. La investigación alerta que el ozono disminuye el valor nutricional de las hojas y altera los mensajes químicos de los seres vivos, por lo que su aumento provoca un efecto en cascada que acaba modificando las poblaciones de insectos y microorganismos de los suelos.

El ozono (O3), que es un gas muy oxidante y en altas concentraciones afecta la salud de los seres vivos, está aumentando en la atmósfera, lo que supone una amenaza porque altera la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas terrestres y la biodiversidad de plantas, insectos y microorganismos.

Conclusiones inéditas

El estudio presenta resultados inéditos que concluyen que en el año 2100 las zonas del mundo con más endemismos, como la cuenca mediterránea, las islas del Atlántico del hemisferio norte, Etiopía, África ecuatorial, la costa de la India, el Himalaya, el sur de Asia y Japón, serán las que más sufrirán los efectos de este contaminante oxidante en su biodiversidad.

En el estudio, liderado por Evgenios Agathokleous, profesor de la Nanjing University of Information Science & Technology (NUIST), participaron una veintena de investigadores de todo el mundo. Los científicos hicieron una revisión de los artículos más relevantes sobre este gas invisible y los han complementado con experimentos reales, sometiendo organismos vivos a diferentes concentraciones de ozono.

Los resultados demostraron que cada planta tiene una tolerancia diferente a este gas y que cuando una zona se expone a altas concentraciones de ozono la composición de las plantas cambia porque algunas se debilitan y son desplazadas, unas mueren y otras resisten y se vuelven predominantes. El estudio también demuestra que las plantas en general sufren cambios en la química de sus hojas, en los compuestos olorosos que segregan, en su crecimiento y vigorosidad y en su valor nutricional, entre otros.

Estos cambios, según los investigadores, provocan consecuencias en cascada para los insectos y la vida bajo tierra, que dependen de estas fragancias para comunicarse y que necesitan vegetación con una buena calidad nutricional para alimentarse o reproducirse. "La química es tan imperceptible como relevante. Este gas oxidante, como el ozono, es capaz de provocar cambios en la abundancia y diversidad, alterar toda una comunidad y hacerlo sólo mediante reacciones químicas, de forma silenciosa e invisible", destaca el investigador Josep Peñuelas.

Los científicos también comprobaron que una concentración de ozono elevada empobrece las comunidades de microrganismos que viven bajo tierra, lo que perjudica el reciclaje de nutrientes, la retroalimentación entre el suelo y las plantas y los ciclos globales del carbono o del nitrógeno. Hay dos tipos de ozono en función de su distancia en la atmósfera: el que forma la capa de ozono en la estratosfera que se genera de forma natural y es beneficioso porque absorbe la radiación ultravioleta y actúa como un filtro y el ozono troposférico, objeto de este estudio, que está en la baja atmósfera y está considerado como un contaminante secundario ya que se produce a partir de gases precursores como los óxidos de nitrógeno, producto de la quema de combustible, entre otros.

Reducción de especies en los trópicos

El cambio climático disminuye la cantidad de especies que habitan en los trópicos, una situación que supone una grave amenaza para la biodiversidad, según un estudio publicado en Nature Climate Change, que ue revisó más de 1,3 millones de registros sobre especies de aves acuáticas tropicales. El equipo recopiló registros desde 1990 de un censo internacional sobre especies y descubrió que el 69% de ellas mostró una respuesta negativa al aumento de las temperaturas.

Un dispositivo convierte la luz solar, el agua y el CO2 en combustible limpio

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Un equipo multidisciplinar de investigadores desarrolló un dispositivo que transforma la luz del sol, el dióxido de carbono (CO2) y el agua en combustible de carbono neutro, y lo hace, además, sin la ayuda de catalizadores o electricidad.

Este dispositivo autónomo e inalámbrico, desarrollado por científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), supone un avance significativo hacia la fotosíntesis artificial, el proceso que imita la capacidad de las plantas para convertir la luz solar en energía.

Recoger energía solar para convertir el dióxido de carbono en combustible es una prometedora forma de reducir las emisiones de carbono y acabar con la dependencia de los combustibles fósiles pero, hasta ahora, ningún método de fotosíntesis artificial había logrado crear energía renovable sin emplear catalizadores, que suelen ser caros y tóxicos.

Cómo lo hace

El dispositivo creado por el equipo de Cambridge es capaz de transformar la luz solar, el dióxido de carbono y el agua en oxígeno y ácido fórmico, un combustible almacenable que se puede usar directamente o transformarse en hidrógeno. Los resultados, publicados en la revista Nature Energy, podrían emplearse a gran escala en granjas de energía similares a las plantas solares y producir combustible limpio a partir de la luz solar y el agua.

"No fue nada fácil lograr la fotosíntesis artificial para convertir la mayor cantidad posible de luz solar en combustible, en lugar de quedarse con muchos residuos", explica Qian Wang, investigadora del Departamento de Química de Cambridge y primera autora del trabajo. "Almacenar combustibles gaseosos y separar los subproductos puede ser complicado. Queremos llegar a ser capaces de producir limpiamente un combustible líquido que además pueda ser fácilmente almacenado y transportado", dice Erwin Reisner, autor del artículo.

En 2019, el grupo de Reisner desarrolló un reactor solar basado en un diseño de una 'hoja artificial', que también utiliza la luz solar, el dióxido de carbono y el agua para producir un combustible, conocido como gas de síntesis. El dispositivo tiene un aspecto y comportamiento bastante similar al de la hoja artificial, pero funciona de forma diferente y produce ácido fórmico, que puede acumularse en solución y convertirse en distintos tipos de combustible.

Además, esta nueva tecnología es más robusta y produce un combustible limpio que es más fácil de almacenar y que tiene potencial para producir productos de combustible a escala. La unidad de prueba mide 20 centímetros cuadrados, pero los investigadores creen que sería relativamente sencillo fabricarla de varios metros cuadrados.

Crean robot que ayuda a combatir el covid-19

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El ingeniero egipcio Mahmoud al Komy creó el robot "Cira V 02" con sus propias manos. Optó por darle rasgos humanos a la mitad superior de su invento a petición de las personas en un hospital al que fue hace un tiempo a testear sus funciones: medir la fiebre, detectar si llevan mascarillas, obtener muestras para el PCR y hasta sacar sangre. Cira nació en abril en un laboratorio de una academia en la que Al Komy enseña programación y robótica a niños y adolescentes de entre seis y 18 años en El Cairo. "Desde el principio de la pandemia, quise hacer una solución integrada desde mi experiencia en robótica. Quise ayudar a la gente, este robot fue hecho para toda la humanidad", explicó a Efe el joven ingeniero, de 26 años.

Estudio: el confinamiento disminuyó calidad de sueño

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El confinamiento para limitar la propagación de la pandemia de covid-19 ha provocado una alteración de las rutinas del sueño y un descenso de la calidad del mismo, según concluyen los primeros resultados de una investigación impulsada por cuatro neurosicólogos de la Universidad de Lieja (Bélgica).

El estudio, todavía en curso y que cuenta con 700 encuestas en línea hasta la fecha arrojó que la proporción de malos durmientes aumentó en 5%. Así, el 70% de los participantes concluye que su actividad se ha reducido durante el encierro, mientras que el 54% afirma que ha sufrido fatiga física y 59% dice haber padecido fatiga mental durante este período, según detalla el diario belga Le Soir.

Según una de las impulsoras del estudio, la neurosicóloga Fabienne Colette, las personas encuestadas pasan de media más tiempo en la cama, algo que sin embargo no se traduce en un mejor descanso, además de mezclar las tareas domésticas con las profesionales, entre las que destaca el cuidado de los hijos.

La investigadora también apunta al incremento de las horas de uso de los dispositivos tecnológicos. "Los estudios han demostrado que las videoconferencias fatigan mucho. Es agotador verse en la pantalla, porque el cerebro no está acostumbrado, hay un desfase porque las personas no se miran a los ojos, etcétera", explica.

El estudio subraya que el aumento de la carga mental fue más pronunciado entre las mujeres, habiendo mostrado peor calidad del sueño y más estrés. La mayor carga de trabajo doméstico que suelen soportar las mujeres, dice Colette, "las sitúa en una posición más compleja de tratar".