Correo
Carta al Presidente Piñera
Soy un ciudadano común y corriente, corrijo tal vez ya no tan común y corriente, porque soy de los que aman a su patria y desearía tener el país que alguna vez soñamos, en donde con esfuerzo podíamos pensar en progresar, formar familia y con trabajo prosperar, con la idea de dejar un país mejor a mis hijos y en el futuro a mis nietos.
Hoy, con mucha frustración y desilusión observo el país y la sociedad que hemos degenerado, donde ya los valores del sacrificio de cada uno se han destruido y cargamos con una lacra de delincuentes que profitan de la gente de bien, que gracias a Dios aún existe en nuestro país, pues durante años los gobiernos de turno se han encargado de deformar sus conceptos regalándoles bonos a costas de todos y, peor aún, la mayoría sin merecerlos siquiera.
Esa es la masa que hemos mal acostumbrado y veo con preocupación que cada vez más la clase política populista busca sus réditos regalándoles lo que el Estado (es decir todos los chilenos) hemos puesto bajo su administración para beneficio de la sociedad y no de unos pocos.
Resulta incompresible observar que el esforzado trabajador que cumple con sus deberes ciudadanos, paga sus obligaciones rigurosamente, cumple con la ley y sólo quiere progresar con dedicación, se encuentra más desvalido y sin posibilidad alguna de recibir apoyo en los momentos difíciles. En cambio aquel que no hace nada más que llorar su desgracia culpando al sistema de su situación, es quién recibe todos los beneficios a costa del resto. ¿No le parece poco justo?
El Estado siempre regala "pescados", ¿pero cuándo llegará el día que les entregue una "caña" para que cada uno trabaje por sí mismo y los suyos?.
Es tiempo de decir basta señor Presidente, ponga orden, justicia y mano dura para enrielar este tren que corre raudo al precipicio. Al pobre, dele oportunidades de ganarse el pan con el sudor de la frente; al ciudadano de bien, dele un entorno seguro y justo para que pueda continuar en pos de sus anhelos; a los delincuentes póngalos a resguardo, pero a trabajar para que reivindiquen; a los políticos exíjales probidad; a los jueces justicia, a los jóvenes a estudiar y proteja a los niños y viejos como tanto anunció y prometió en su campaña que parece ha olvidado por completo.
No tema a las encuestas manejadas por intereses mezquinos y actúe sin temor con la confianza que existe una gran mayoría silente de chilenos que sólo queremos a nuestra patria y estaremos siempre dispuestos a respaldarlo en la gran tarea de recuperar nuestro país.
Basta de la tiranía de las minorías vociferantes que hasta ahora lo han amilanado. Gobernar significa ejercer el mando con todas sus responsabilidades y no tema ser impopular para unos pocos bulliciosos y confíe en esa gran mayoría que lo respaldará siempre cuando actúe por el bien de Chile.Karel Blaha Rodríguez
Preludio de un Estado fallido
Vemos cada día cómo delincuentes que previamente han sido detenidos innumerables veces y se mantienen en total libertad, reinciden con total impunidad; o que asesinos que son liberados de manera irresponsable por jueces ideologizados repiten sus atroces crímenes; o cómo terroristas asolan La Araucanía sin ninguna consecuencia para ellos. Pareciera, entonces, que esto sólo podría finalizar cuando los legisladores (de los mejor pagados del planeta) que elaboran leyes garantistas, jueces y fiscales que dan velocidad a la puerta giratoria y autoridades políticas cobardes que evaden sus responsabilidades, sufran en carne propia o en sus familias el miedo y las secuelas de un asalto violento, la destrucción de sus bienes o un ataque terrorista
Reinaldo Reinike Espinoza
Previsión y vivienda propia
La integración de dos políticas públicas, la previsión y la vivienda, no sólo es posible, sino también necesario para lograr una vejez tranquila para las personas.
Un estudio de la Cámara Chilena de la Construcción, basado en la encuesta Casen 2015 y 2017, sostiene que el déficit habitacional del país es para 2.2 millones de personas, cifra alarmante que va al alza.
Una de las barreras de entrada para la vivienda propia, es el ahorro inicial que deben tener las personas para postular al subsidio habitacional. Para el subsidio DS1, el ahorro inicial parte de las 30 UF, el cual aumenta según el tramo del subsidio. Hoy esa barrera se puede eliminar si se considera el ahorro previsional como ahorro inicial, sólo pudiendo traspasarlo en caso de adjudicar el subsidio y comprando la vivienda propiamente tal.
La segunda barrera es la capacidad de crédito, la cual se rompe con un trabajo formal, que genere ingresos para pagar los dividendos.
Ver a la previsión y a la vivienda como un círculo virtuoso será el primer paso a resolver dos políticas públicas prioritarias y pendientes.
Eduardo Jerez Sanhueza