Correo
Datos personales
La pandemia ha evidenciado con creces la aceleración tecnológica en nuestro quehacer, fundamental para enfrentar con distancia física los retos laborales, educacionales, médicos, culturales o recreacionales. Frente a esa vorágine de información, es necesario insistir en la urgente necesidad de reformar nuestra ley de protección de datos personales.
Creada en 1999, dista mucho de abordar el actual uso masivo de internet o las redes sociales, demás está decir que ni se pensaba en las aplicaciones de Internet de las Cosas o en la Inteligencia Artificial. La Ley No. 19.628 nació con déficits importantes. Carece de un fuerte régimen de infracciones y sanciones y de una autoridad de control independiente, que tenga las competencias para fiscalizar y sancionar su incumplimiento.
No es posible pensar en nuestras vidas sin esas complejas operaciones de tratamientos de datos que hacen viable desde el teletrabajo hasta la entretención digital. Por eso, aunque la pandemia dicta necesidades urgentes que atender, es prioritario también recordar una reforma que lleva más de 10 años en el Congreso Nacional. Sin ella, el derecho constitucional a la protección de datos personales quedará en letra muerta.
Dr. Pablo Contreras, Universidad Autónoma
Retiro de fondos de AFP
La cruda realidad del Sistema de Pensiones chileno demuestra la necesidad urgente de implementar un sistema de seguridad social, así la privatización del sistema de pensiones que hoy tiene repercusiones en los mercados financieros o de capitales, generando un panorama mucho más complejo para una opción legítima, como el uso de parte de los recursos ahí invertidos.
Es esperable que el proyecto contemple el hecho de que el retiro no se considere renta, dado que se podría ver afectado por la tasa impositiva. Ante esta realidad una medida inicial que puede servir para evitar el retiro de una parte de estos fondos, es permitir el retiro del APV, evitando el pago de impuestos. Existe más de un millón cien mil cuentas de APV que se pueden tener bajo el régimen tributario A o bajo el régimen tributario B; bajo régimen tributario A, el Estado bonifica cerca de un 15% del ahorro anual y bajo el régimen B no se paga el impuesto por esa renta. Para el primer tipo, el Estado puede autorizar el retiro tanto del ahorro propio como de la bonificación, mientras que para el régimen B se puede evitar el pago de impuestos. Esto, al mismo tiempo, puede ayudar a reactivar la economía, cuando entremos en la fase de apertura.
En el discurso hemos escuchado la desafortunada frase de que el retiro de fondos es pan para hoy y hambre para mañana, pero de qué futuro podemos hablar cuando las personas no tienen que comer hoy, de qué futuro podemos hablar cuando pueden perder su casa hoy, de qué futuro podemos hablar cuando ya no se tiene capital para sostener el negocio que le ha costado toda una vida construir o cuando se pueden perder activos que le permiten obtener un sustento. El futuro en sus decisiones es lo menos relevante, de hecho no hay futuro sin un presente, ese futuro es irrelevante y eso es una opción racional.
Hoy se está hablando de una posible segunda ola que retrase la recuperación y profundice las caídas de la producción y la actividad económica, cuyos mayores impactos se verán reflejados en aumentos importantes del desempleo y seguramente tendremos caídas en los fondos de inversión, por tanto, sacar una parte de esa inversión hoy podría evitar la pérdida que deberán asumir las personas ante esas posibles caídas.
Otros comentarios que escuchado es que los fondos son heredables, eso no es totalmente cierto, es heredable bajo el régimen de retiro programado, no así bajo el régimen de renta vitalicia y , por otra parte, el sistema ha crecido en torno a ofrecer más opciones que compiten con el retiro programado, por ejemplo, retiro programado por una cantidad de años y a partir de ahí renta vitalicia o una parte en retiro programado y una parte en renta vitalicia, sin una competencia real entre ambos sistemas.
Otra falacia, es que un mayor ahorro presente se transforma en un mayor consumo futuro, eso por variadas razones podría no cumplirse, así que privarse de un mejor presente no representa necesariamente un mejor futuro, sin descartar que el futuro se construye a partir de las decisiones que tomamos en el presente.
El tema de fondo hoy es probablemente ideológico, entre mantener el actual sistema o definitivamente transitar hacia un modelo público que se oriente de manera diferente, el sistema de gestión de cartera tiene varias virtudes, pero al momento de jubilar los fondos deberían volver al Estado y evitar la participación tanto de las AFP cómo de la Compañías de Seguros, dado que presión social sobre el problema de las bajas pensiones es hacia el Estado y no hacia estas empresas.
Roberto Contreras, economista