La noche del sábado se vio alterada luego que una familia trataba de salvar la vida de un hombre de 72 años, quien finalmente falleció ahogado en un foso lleno de agua en el que cayó a metros de su casa. La tragedia ocurrió cerca de las 22.30 horas, cuando la víctima salió de su casa y se sumergió en un foso de una construcción lleno de agua.
"Ellos estaban en su pieza y no pudieron salir por la puerta debido al fuego".
Besly Sansouci — Residente casona siniestrada,
"Tuvimos que reinventarnos, así como muchos, para seguir".
Katherine Nehring — Dueña del bar Excess
Pocas dudas hay respecto de las principales prioridades hoy de las autoridades y la ciudadanía. Además de mantener la salud de la población en la lucha denodada que se está dando en contra de la propagación del coronavirus (la más importante de todas), la crisis económica ha dejado de manifiesto la urgencia de resguardar lo mejor posible las condiciones para garantizar los empleos, por un lado, y de asegurar que las familias tengan los elementos suficientes para su alimento diario, por el otro. Son dos variables que progresivamente se han ido instalando en las prioridades luego de la debacle que se está experimentando en tantos y tantos sectores golpeados doblemente por el estallido social y ahora por la pandemia.
Así como los primeros planes de ayuda anunciados por el Gobierno giraron en torno a programas de financiamiento para las pymes, a fin de velar por su permanencia en virtud del alto empleo que generan, las circunstancias han obligado a las autoridades a asumir que ya hay muchísimas familias que están haciendo esfuerzos descomunales en el día a día para llevar alimento a sus hogares. Como si fuese el regreso a las peores pesadillas del país en su historia reciente, el fantasma del hambre se ha instalado en las poblaciones, así como el desfile de personas necesitadas recorriendo barrios enteros en búsqueda de "algo para comer".
El anuncio de la entrega de canastas familiares para el 70% de los hogares más vulnerables, realizado por el Presidente Sebastián Piñera hace pocos días, se inscribe en esta triste emergencia que comienza a vivirse en el país, frente a la cual el Gobierno y todos los sectores políticos deben actuar con la máxima responsabilidad y sentido de urgencia. Aquí no caben los cálculos mezquinos para llevar agua a los propios molinos. Lo que demanda la población es que esa ayuda llegue de la forma más rápida posible, bajo la premisa de un programa focalizado que garantice que cada peso invertido por el Estado, llegará adonde efectivamente se pretende. Esa debiera ser la preocupación de todo el mundo político.
Esta crisis histórica que se vive en el mundo y en el país exige responsabilidad y solidaridad.
Comenzaron los trabajos en el patio 4 del centro penitenciario local, de acuerdo a un convenio pactado entre el alcalde Ramón King y las autoridades carcelarias. De hecho, el municipio envió los materiales para cubrir la zona donde las "carretas" en las que viven los internos están prácticamente a la intemperie.
Brindar mayor seguridad a los habitantes de la provincia se ha hecho una preocupación constante para las autoridades. Es por ello que en Purranque, Puerto Octay, Río Negro y Puyehue se implementará el Plan Cuadrícula, un símil del Plan Cuadrante que actualmente funciona en las calles de Osorno.
Estamos viviendo momentos muy duros como humanidad, y en Chile los estragos del covid-19 se están sintiendo en todos los sectores. La falta de empleo, la incertidumbre y medidas cada vez más restrictivas de movilidad y distanciamiento social, nos afectan a todos, pero sin duda, los más perjudicados como siempre, son aquellas personas y familias en situación de vulnerabilidad.
Es en esta tierra, de catástrofes y desastres naturales recurrentes, la solidaridad siempre aflorará, siendo parte de nuestro ADN como chilenos. Así, ya se conocen ejemplos de vecinos en todo el país, organizados para hacer compras juntos o apoyarse económicamente, junto a numerosas entidades e iniciativas de acción social. La solidaridad por lo tanto debe ser la regla y la vocación, para todos aquellos que estén en la posibilidad de ser un aporte.
Los gremios nacieron en Chile y el mundo para reunir a personas de un mismo rubro, bajo la necesidad de organizarse para plantear sus necesidades a los distintos actores de la sociedad. Pero desde un inicio, estas entidades también han sido la herramienta para canalizar la solidaridad desde la sociedad civil, surgida en momentos de crisis, pero que a veces necesita de estructuras intermediarias para llegar a buen destino.
Desde Aproleche, estamos aportando con nuestro grano de arena en esta pandemia: en conjunto a Prolesur, realizamos una donación de 120 kilos de productos lácteos a los vecinos del campamento Un Futuro Mejor 3, en Rahue Alto; también generamos un aporte al grupo de amigos "Los Magníficos", de 280 kilos de leche en polvo, destinados a ayudar a las familias más vulnerables de la ciudad de Osorno; dimos un apoyo a la campaña de la Universidad de Los Lagos, para generar pantallas de protección destinadas a los trabajadores del sistema de salud regional; y llevamos adelante una campaña de recolección de fardos, en ayuda para la Fundación Misiones de la Costa, contribución que irá directamente a su colegio Técnico Agropecuario.
Pero sabemos que nunca es suficiente: seguiremos buscando como aportar, e invitamos a todos nuestros compatriotas y agricultores que puedan, a colaborar a través del gremio, otras entidades, o simplemente a modo personal, ya que la solidaridad es fundamental para levantar Chile, porque entre todos nos cuidamos, y juntos saldremos adelante.
Marcos Winkler, presidente Aproleche Osorno